Las 10 sex symbol del cine chileno
Verdaderos valores patrios, nunca se les ha rendido homenaje en serio. Aquí te presentamos la lista de las 10 actrices chilenas que se han ganado el título de sex symbol, por su participación en distintas películas nacionales.
Uno de los escasos factores comunes del cine chileno desde mediados de los 70 y hasta nuestros días, transversal a toda corriente y época, es la utilización del erotismo anclado en personajes femeninos. Desde la comedia más anodina, hasta los ‘thillers sicológicos’ (que los hubo), pasando por las películas ‘de dictadura’ y los actuales ‘intimistas’ que ganan muchos festivales, muy pocos se libran de no incorporar el sexo como sea. Una veta que, obviamente no siempre ha sido bien lograda en términos artísticos y en ocasiones, ni si quiera en términos propiamente eróticos.
Pero en algunas otras ocasiones, aunque sea por momentos y a pesar del ‘mal audio’ con que se caracterizaron muchas producciones, el erotismo y las mujeres que lo encarnan en pantalla han logrado, además de grandes escenas y alguno que otro escándalo, alojarse en el imaginario colectivo de los chilenos y erigirse como sex symbol, un estado de la fama que nació junto con el cine y aun continua alimentándolo en términos económicos, pero también estéticos.
Las siguientes actrices, muchas de ellas absolutamente en otra cosa por estos días y más allá, incluso, de su propia voluntad, forman parte de nuestro patrimonio fílmico y probablemente nunca se les haya reconocido seriamente por este aporte. No se trata sólo de desnudos, ni de fetiches puestos en escena. Se trata también de emociones compartidas y clandestinas, generadas en momentos determinados de las biografías personales y colectivas. Pero antes que todo, se trata de cine.
10.- Patricia López
Con una extensa trayectoria en el cine, Paty se da el lujo de tener épocas más sexys que otras y de que nadie cuestione su talento y versatilidad por subirle la temperatura a varias de las buenas películas nacionales. En ‘Sagrada Familia’ (2006) interpreta a Sofía, la inquietante y honrny novia que viene a perturbar el feriado de Semana Santa de una católica familia de arquitectos. El personaje adquiere un realismo inigualable y su carga sexual es uno motores de la película.
En otras dos de las 7 películas en las que ha participado, Paty ha encarnado a prostitutas muy distintas. Una es Isabel, parte del burdel itinerante que aparece en la fiebre ‘La Fiebre del Loco’ (2001), una trabajo hiperrealista en una trama casi de realismo mágico. La otra es una escort que en ‘Grado 3’ le toca atender con ternura y humor a un anciano al que todavía le quedan ganas e imaginación.
9.- Javiera Díaz de Valdés
Podría haber estado entre las 5 primeras, pero se fue para otra parte. Tampoco hubiese sido posible, quizá, superar un debut en el cine como le tocó, interpretando en ‘Sexo con amor’ (2003) a Susan, la sobrina política gringa que trastorna a un pobre chileno medio, (interpretado por Boris Quercia), al que su esposa (María Izquierdo) le tiene el ‘agua cortada’ hace más de un año. Una tarde de verano sin la ‘bruja’ basta para que se transgredan los límites y sobre la lavadora en pleno centrifugado, tío y sobrina política, hombre maduro y muchacha tienen uno de los más memorables y repasados encuentros sexuales del cine nacional.
8.- Antonella Ríos
Otro bombástico debut en el cine. Una veinteañera egresada de actuación de pronto aparece en una película que hoy resulta imposible no asociar con su pequeña pero contundente anatomía cubierta con un bikini de crema, una imagen tan potente que a muchos les borra todo el resto de la trama. Coincidentemente, la cinta se llama ‘Los Debutantes (2003)’ y en ella Antonella es la estrella de una cabaret cuyo mafioso dueño (Alejandro Trejo) es su marido. Dos hermanos de provincia que llegan a trabajar al local se la disputan entre ellos, además de intentar quitársela al ‘jefe’. Todo eso termina dando un poco lo mismo cuando, al son de ‘Purple Rain‘ de Prince (uno de los temas más ‘topleteros’ de la historia), Antonella se va quitando el bikini de espuma.
7.- Luz Croxatto
Finalizando la década de los 80 y comenzando la de los 90, Luz era por entonces conocida como una guapa antiheroína de teleseries. El ‘tránsito a la transición’ también la hizo asumir públicamente su oposición a la dictadura, e incluso, participar de la campaña de Aylwin. Con eso, sumado a su aura media artesa, su piel morena y cabello largo ondulado la situaron en el terreno de lo cercano y lo real que a muchos les seduce más que el terreno de lo artificial y lo lejano. Por esa misma época, el cine chileno también transitaba hacia otros géneros y exploraba coproducciones con otros países. A Luz le tocó participar en dos películas muy poco vistas, pero que terminaron de forjar su impronta sexy. En ‘Hay Algo Allá Afuera’ de Pepe Maldonado, es una misteriosa especie de femme fatale que se enreda con un atormentado Lucho Gnieco en uno de los primeros ‘thrilers sicológicos’ criollos. Si bien la atmósfera onírica y ‘dark’ no es precisamente un derroche de sensualidad, la participación de Luz le da ese perfume aunque no haga ni medio desnudo. Quienes vieron esta película en salas, o en VHS, están lo suficientemente maduros como para saber sin trauma que en la escena de la depilación se usó una doble de cuerpo.
La otra película se llama ‘Los Agentes de la KGB también se enamoran’ (1992), una extraña ‘comedia picaresca’ hecha en coproducción con la Unión Soviética, país donde se exilió el director Sebastián Alarcón. Croxatto interpreta a Paola, una mujer que ante las adversidades económicas (y la aparente vagancia de su pareja, interpretada por Cristián García Huidobro) trabaja como prostituta y termina enamorándose de un agente de la KGB castigado en una misión en este confín del mundo. Aquí, sin dejar de encarnar a una sufriente mujer chilena, y a pesar de los ripios e incongruencias de la narración, Luz logra entusiasmar dignamente con humor, carácter y honesta sensualidad.
6.- Lorene Prieto
Tan o más potente que la imagen de Antonella Ríos y su bikini de espuma es la que generó Lorene en ‘El Chacotero Sentimental’ (1999) en una secuencia, grabada a fuego en el imaginario ‘horny’ nacional. Lorene interpreta al arquetipo de la vecina infiel y temeraria que muchos han conocido, o quisieran conocer, que seduce a un estudiante interpretado por Daniel Muñoz con una sola caminata, alejándose de espaldas, arreglándose descaradamente el calzón bajo su mini y volteándose a mirarlo para confirmarle que la cosa va en serio. “Si se da vuelta, polvo seguro..” piensa el ‘John Lenon’ sin si quiera imaginar el infierno que le espera.
Con esa performance Lorene podría haber dado por cumplido su gran aporte a la sensualidad fílmica nacional, pero había más. En ‘Last Call’ (1998), de Cristine Lucas, otro thriller que cuenta en el reparto a nada más ni nada menos que Peter Coyote y Elizabeth Berkeley (la misma que pasó de la serie adolescente ‘Salvado por la Campama’ a una película erótica y francamente mala, como ‘Show Girls’ ). Aquí la participación de Lorene es puntual pero más que contundente. Su personaje es claramente una ‘loquilla’, que luego de una regada salida con amigas decide unilaterlamente irrumpir en el departamento de su novio para tener un intenso encuentro sexual. Tras abrir con su llave se abalanza sobre quien en ese momento duerme plácidamente y, sin verle la cara, procede hasta tener un orgasmo. Pero la escena toma un giro un tanto más perverso cuando al prender la Luz, la ‘loquilla’ se percata de que quien estaba en la cama y disfrutó de la perfomance no era su novio gringo, sino su cuñado, de visita por Chile y alojado en la casa de su hermano. Pocas actrices chilenas se atrevían en esa época a una escena como esa.
5.- Patricia Rivadeneira
Contemporánea de Luz Croxatto, esta actriz también vivió la ‘transición a la transición’ como figura de teleseries y una reconocida personera del under ochentero. Su aparición en la pantalla grande la hizo con un pequeño papel en Sussi (1988) como una de las chicas del topless en que la protagonista ‘encarnada’ por Marcela Osorio, llega a trabajar llena de ilusiones provincianas. Pese a los pocos minutos de pantalla Paty brilla, tanto con su delicada figura, pero más que nada con son su ‘onda’. En una escena las chicas posan frente a un fotógrafo (probablemente el debut de Pancho Reyes en el cine) y Paty se empeña con gracia en dar ‘más espalda’. También hay un streeptease que será la génesis de la performance que Paty después realizaría en otros contextos, desnuda y envuelta en la bandera.
Pero la consolidación de esta sex symbol viene con la próxima película de Gonzalo Justiniano: ‘Caluga o Menta’ (1990) en donde interpreta a la ‘Loca Manuela’, una enigmática chica del barrio alto que termina emparejándose con El Niki, un joven narco al que acompaña hasta la muerte. Aquí también el tono y argumento general de la película van por un lado y la estela sensual de la sex symbol, van por otro, con escenas de sexo en la piscina, en el desierto y la extraña secuencia que le da el nombre a la película en donde aparece vestida de odalisca, leyendo la suerte por Bellavista.
4.- Sigrid Alegría
No por nada ‘Sexo con Amor’ (2003) fue por mucho tiempo la película más vista del cine chileno y en términos de imagen, la de Sigrid pelirroja, con las mejillas coloradas, desnuda y en el centro del afiche es una de las más potentes en estas lides, incluso sin ver la película. Capitalizando todo su arrastre como heroína de las teleseries de TVN en la época Sabatini, el acierto de Boris Quercia al ponerla como figura central es haberla encontrado en su mejor momento. Aquí el talento de la actriz se engrana perfectamente en un personaje un tanto más complejo que el promedio de las otras sex symbol nacionales, escapando a los lugares comunes para retratar a una profesora básica, adulta joven, con un buen hombre como novio, que sin ser una víbora experimenta, como la mayoría de las mujeres, una etapa de infidelidad lúdica sin ser una ‘mala persona’, como le enrostra su amante caracterizado por Patricio Contreras.
En los anales quedará, por su puesto, la escena del carrousel en el extinto Hotel Valdivia de la que ya se ha hablado y escrito suficiente.
3.- Alicia Rodríguez
Dicen que el casting de ‘Joven y Alocada’ (2012) es uno de sus grandes valores y en el caso de Alicia es evidente. Y el desafío no era menor considerando un argumento sostenido en los conflictos hormonales y existenciales de una adolescente, hija de padres evangélicos, que comparte sus intimidades en un blogg. Alicia no solo da con la edad y la talla, sino que se apropia de Daniela, su personaje, remeciendo de paso todos los estereotipos usados en el cine chileno hasta el momento para ser sexy, abordando en pantalla y sin miedo la bisexualidad y el efecto de las redes sociales en el sexo de hoy. Y nada se esto es azar, hay detrás toda una confabulación de mujeres talentosas detrás de cámara, partiendo por la directora, Marialy Rivas.
2.- Shlomit Baytelman
También es de las que le bastó sólo una cinta, también su debut en el cine, para instalarse indeleblemente en el imaginario colectivo. Si se consideran además los méritos cinematográficos de ‘Julio comienza en Julio’ (1976) de Silvio Caiozzi, lo más vintage de este listado, resulta imposible no otorgarle a Shlomit uno de los mejores lugares. La película, hecha en una época en que en Chile no se hacía cine (de hecho fue el único estreno por muchos años) aborda el trance de niño a adulto de un muchacho (Juan Cristóbal Meza) heredero de una aristocrática familia de campo de principios del siglo XX. El trance de este muchacho se detonará con su cumpleaños número 15 y el regalo que sus tíos y padre le hacen: una noche con la ‘china’ más joven y inda del prostíbulo del pueblo para perder su virginidad. Esa ‘china’ es María, a la que Shlomit personifica incorporándole la ternura y rudeza justas para conmover y hacerse querible. Pero los nervios de la primera vez de ‘Julito’ le impiden ‘consumar’. Armado de valor y con plata en el bolsillo decide ir por la revancha donde atiende María, quien lo recibe a regañadientes y con ironía en una inmejorable escena: El señorito se ve perturbado por una imagen de la virgen que hay en la habitación de la regenta del burdel: “Yo me bajo los pantalones delante de Ud. no más mijita”, dice el pequeño patrón, “Ah, ¿si?, dice María con voz nada cordial “¿y su papito le dio suficiente plata pa’ que se los baje?, ¡¡porque yo cobro!!”. Julito le pasa un fajo de billetes y algunas monedas y María se quita desafiante el camisón, quedando solo en portaligas y con el sombrero de Julito. Se tiende en la cama y al quitarse el sombrero en reverencia le dice con ironía: “A sus órdenes caballero”. Julito se ofende, le quita el sombrero y se manda a cambiar. La historia de esta pareja continua, pero mejor ver la película completa.
1.- Marcela Osorio
No podía haber sido de otro modo. Una carrera actoral desarrollada casi por completo en el cine y con personajes cargados de sensualidad y ese toque cándido que se transformaron en una verdadera marca registrada. Con el fenotipo voluptuoso y cara angelical de las italianas que durante la década del 70 abundaban en la comedia picaresca, Marcela comenzó su carrera desde ese país, en el que vivió como derivación del exilio de sus padres.
En 1983, la primera versión fílmica de ‘Ardiente Paciencia’, filmada en Portugal y dirigida por su propio autor, Antonio Skármeta, le dio su primer personaje en el celuloide con una de las escenas más eróticas del cine chileno. Beatriz es la joven que el cartero de Isla Negra quiere enamorar con la ayuda de Neruda y cuando lo logra, la entrega viene de la mano de un curioso juego erótico con un huevo. El actor radicado en Francia, Oscar Castro, moreno, pelo chuzo y tosco, va haciendo rodar un huevo por el cuerpo de una exultante Marcela de apenas 19 años, un cortejo que con el tiempo resulta bello y realista.
Ese sería el pie para, en 1988, encarnar a Sussi, en la película de Gonzalo Justiniano que la haría realmente conocida y apetecida. Una joven que llega del campo a trabajar en un topless dese donde la descubren para ser el rostro de una gran campaña publicitaria impulsada por la dictadura. La candidez de Sussi, que busca el amor en el hostil mundo de la capital llenando un diario de vida, termina corrompiéndose ante el poder. El personaje sería revivido en una serie de TVN con la actual senadora UDI Andrea Molina, pero a esa altura de la década de los 90, ya na da era lo mismo.
La inocencia de Sussi, adquirió ribetes más perversos en 1991, cuando en ‘La Niña en la Palomera’ interpretó a Anita, una caprichosa quinceañera seducida por un hombre mayor, cuya esposa se la pasa en el hospital por un complicado embarazo. Cual ‘Lolita’, Anita comienza a manipular al hombre, interpretado por Carlos Valenzuela, quien la mantiene raptada en la palomera de su casa, mientras los vecinos la buscan por todos lados.