Francia: al borde del abismo
Las divisiones en el corazón de la mayoría parlamentaria del Partido Socialista respecto a qué política económica seguir, -austeridad o agenda pro crecimiento- le quitan legitimidad al futuro gobierno dificultando la gobernabilidad.
Pierre Lebret es Cientista Politico UDP – La Sorbonne Nouvelle París III. Especialista en Cooperación Internacional
Desde que rigen las instituciones de la Quinta República francesa (1958) hasta hoy, el país galo nunca se había encontrado en una posición tan delicada. Con el cambio de gobierno, el Primer Ministro Manuel Valls espera lograr una nueva cohesión para seguir con las reformas. Los diarios franceses titulan el episodio como una “crisis de régimen”. Ese abrupto e inesperado cambio solo deja entrever la ausencia de un rumbo claro de parte del ejecutivo. Vientos de alerta soplan sobre Francia: el crecimiento es el más bajo del conjunto de países de la Unión Europea y alcanzaría apenas 0,2% para el tercer trimestre, una tasa de cesantía que aumenta de manera continua llegando al 9,7% (25% para los menores de 25 años), y un aceleramiento de cierres de PYMES en la segunda economía de la UE.
Una mayoría fragmentada
Las fuertes divisiones en el gobierno del Primer Ministro Manuel Valls hicieron que este último le llevara su renuncia al presidente François Hollande, solo cinco meses después de su nombramiento solicitando la conformación de un nuevo gobierno. Las divisiones en el corazón de la mayoría parlamentaria del Partido Socialista respecto a qué política económica seguir, -austeridad o agenda pro crecimiento- le quitan legitimidad al futuro gobierno dificultando la gobernabilidad. Los analistas y medios de comunicación ven en este nuevo cambio la última oportunidad del presidente Hollande, a más de la mitad de su mandato y con 17% de popularidad. Hace ya un mes, Hollande había confirmado su voluntad de acelerar el ritmo de las reformas. Sin embargo las divisiones lograron imponerse. El ya ex ministro de economía puso en duda la política económica deseada por Valls, el ministro del empleo Benoit Hamon indico que no quiere volver al gobierno, al igual que la titular de cultura. La ex ministra de vivienda, Cécile Duflot, confirmó haberse equivocado en votar por el actual mandatario.
Aislamiento internacional
Después de pedir a Angela Merkel hacer más esfuerzos para el crecimiento europeo, el mandatario galo recibió una lluvia de críticas por no tener un rumbo claro en materia económica. En la gestión de las crisis internacionales, Hollande no logro imponer su liderazgo en el conflicto ruso-ucraniano como sí lo había hecho su antecesor en la crisis entre Rusia y Georgia del 2008. Francia está perdiendo de a poco su liderazgo natural en la escena europea e internacional.
Una última oportunidad
Después de dos años y medio de presidencia, a pesar de tener la mayoría en ambas cámaras con el PS, así como las presidencias de la mayoría de las regiones del país, el Presidente Hollande no logra convencer. Si no se logra una cierta cohesión al interior de la actual mayoría, dado su poca legitimidad, Francois Hollande se verá obligado a optar por una de las dos siguientes opciones. La primera, seria disolver el parlamento y llamar a nuevas elecciones legislativas arriesgando su propia mayoría a un fracaso electoral, como lo fue con Jacques Chirac quien tuvo que cohabitar con Lionnel Jospin entre 1997 y 2002. El mayor riesgo de esta decisión sería el aumento de la votación por el partido de extrema derecha liderado por Marine Le Pen.
Por otra parte, dependiendo del clima político y social en el corto y mediano plazo, el Presidente podría verse obligado a renunciar o convocar un referéndum para consultar a la población si debiese seguir o no en sus funciones, al igual como lo hizo Charles de Gaulle en 1968 después de la revolución de Mayo 68′. La diferencia, es que en 1968 los franceses veían las mañanas con esperanzas y posibilidades, hoy los jóvenes piensan más en emigrar de un país con pocas oportunidades.