El escándalo por sangre contaminada en Reino Unido: miles de muertos y cómo se intentó encubrir el contagio con VIH y hepatitis
El Gobierno británico anunció que compensará a todos los afectados por transfusiones de sangre contaminada con hepatitis y VIH.
Reino Unido se encuentra por estos días enfrentando las consecuencias de uno de los mayores escándalos en materia de salud pública: la infección de 30.000 personas con VIH y hepatitis debido a transfusiones de sangre contaminada. En este contexto, el Gobierno británico anunció que este mismo año comenzarán con las indemnizaciones a las personas que fueron afectadas.
Un informe reveló que este desastre -que se gestó entre 1970 y 1991- pudo haberse evitado, puesto que acusa que diversas autoridades cometieron una serie de fallos graves.
Con respecto a las personas que fueron infectadas, cerca de tres mil de ellas han muerto tras recibir sangre contaminada con hepatitis, incluyendo un tipo aún desconocido de esta infección hepática que más tarde se denominó hepatitis C, y VIH a través del Servicio Nacional de Salud (NHS).
Dicho documento expone que los médicos, el NHS y las autoridades gubernamentales tuvieron reiterados fallos que resultaron en una catástrofe sanitaria.
Los fallos en las transfusiones de sangre en Reino Unido
Algunos de los fallos que se cometieron según el informe encabezado por Sir Brian Langstaff, son:
- Falta de medidas para detener la importación de productos sanguíneos del extranjero, que incluían sangre de donantes de alto riesgo, como presos y drogadictos, procedentes de Estados Unidos.
- Las transfusiones de sangre por parte de grupos de alto riesgo no se suspendieron hasta el 1986 en el Reino Unido.
- Pese a que los riesgos eran conocidos desde 1982, no fue hasta 1985 que se comenzó a tratar la sangre para eliminar el VIH.
- Pruebas insuficientes para reducir el riesgo de hepatitis desde 1970.
Sumado a ello, el informe recalca que hubo falta de transparencia y encubrimiento, donde se incluye la destrucción de documentos. En esa línea, se acusa a diferentes organismos de ocultar el escándalo que estaba sucediendo, de no informar a las personas de los riesgos que tenían los tratamientos que recibían y tampoco del hecho de que estaban infectadas.
De este modo, el informe concluye que la catástrofe sanitaria “no fue un accidente”. Lo anterior, debido a que las autoridades, tales como médicos, servicios de donación de sangre y gobiernos sucesivos agravaron “el sufrimiento de las personas”, al no priorizar la salud de los pacientes, lo cual dio paso a las múltiples infecciones.
El Estado británico anunció compensaciones para las víctimas
Luego de que se revelara esta catastrófica situación, el gobierno del Reino Unido inició pagos de hasta 100.000 libras (unos $114.382.031 chilenos) a cerca de cuatro mil sobrevivientes. En este sentido, se estima que las compensaciones finales superen los miles de millones de euros.
Se espera que el gobierno anuncie pagos diferentes para diferentes infecciones. Además, se abordará cómo y cuándo las familias podrán solicitar pagos como herederos de las personas fallecidas.