Qué explica el conflicto de Israel con Hezbollah que amenaza la estabilidad del Líbano
La nueva fase del conflicto entre Israel y Hezbollah coincide con el ataque de Hamás a territorio israelí el 7 de octubre del año pasado.
Como “la fuerza militar no estatal más poderosa del mundo” definen los expertos a Hezbollah, la milicia libanesa pro iraní que por estos días mantiene un combate frontal con Israel en el Líbano, tras el lanzamiento de misiles y drones con bombas en la zona fronteriza entre ambos países.
Aunque Líbano se mantuvo al margen de los conflictos que enfrentaron a los países árabes con Israel tras su creación en 1948, y no tomó parte en la guerra de 1967, este último conflicto generó las condiciones que darían lugar, décadas después, al nacimiento de Hezbollah.
Es que esa guerra marcó la pérdida de varios territorios palestinos a poder de los israelíes, con el consecuente surgimiento de grandes olas de refugiados que buscaron protección y reiniciar sus vidas en lugares más seguros.
A inicios de la década de 1970 ya eran más de 400 mil los palestinos que vivían en precarias condiciones en campamentos ubicados en la zona sur del Líbano, así como en Beirut, la capital. De hecho, en esos años la Autoridad Nacional Palestina (ANP) tenía su sede en ese país, pero en 1982 debió escapar a Túnez, tras la invasión israelí.
El nacimiento de Hezbollah
Fue precisamente en el marco de la invasión israelí de 1982 que se conoció de la existencia de Hezbollah, cuya traducción literal es Partido de Dios. Por esos años se hablaba de su presencia en el valle de Bekaa y su cercanía con el régimen de los ayatolas de Irán.
A fines de esa década se llegó a un acuerdo que puso fin a la guerra, pero la agrupación pro chiíta se negó a abandonar las armas y, desde el año 2000, implementó la táctica de secuestrar soldados israelíes para intercambiarlos por varios prisioneros palestinos.
De manera paralela, Hezbollah se desarrolló como fuerza política en el Líbano, ganando espacios que le permitieron desarrollar su ala militar sin la intervención del gobierno libanés.
Eso, hasta que en julio de 2006 se produjo la que es conocida como la segunda guerra del Líbano, que incluyó el asesinato y la toma de rehenes por parte de los milicianos de Hezbollah, y los bombardeos y ataques a puntos estatágicos del ejército israelí.
En agosto de ese año, la ONU logró un acuerdo de alto al fuego entre las partes en conflicto, y el 30 de septiembre las tropas de Israel abandonaron el Líbano.
La nueva fase del conflicto entre Israel y Hezbollah
Si bien durante los siguientes años la milicia de Hezbollah y el ejército de Israel han protagonizado diversos conflictos de mayor o menor intensidad, lo cierto es que desde hace casi dos décadas que la posibilidad de una guerra declarada no era tan inminente como en la actualidad.
Esta nueva fase del conflicto coincidió con el ataque del grupo Hamás a Israel el 7 de octubre de 2023, cuando mató a más de mil personas y tomó cientos de prisioneros que trasladó a la Franja de Gaza.
En ese contexto, Hezbollah mostró su apoyo a Hamás y para demostrarlo, al día siguiente lanzó cohetes y misiles a la frontera norte de Israel, que no tardó en responder con ataques contra posiciones de la milicia pro iraní cerca del límite entre entre ambos países.
Si bien Israel priorizó sus esfuerzos en la guerra con Hamás en Gaza, no se descuidó de lo que sucedía en su frontera norte.
En los meses siguientes las noticias de ataques de uno y otro bando fueron casi a diario, hasta que el 25 de agosto más de un centenar de aviones israelíes atacaron simultáneamente lugares donde Hezbollah tenía instalados lanzadores de cohetes.
Y semanas después, el 16 y 17 de septiembre, la explosión de cientos de beepers y walkie-tokies en poder de dirigentes de Hezbollah dejó decenas de muertos y miles de heridos, la gran mayoría militantes de la milicia chiíta.
La agrupación apunta al servicio secreto israelí, el Mosad, como el autor de los atentados, y aunque Israel no lo ha confirmado, tampoco lo ha descartado.
Por el momento, el gobierno de Benjamín Netanyahu no ha dado señales de disminuir sus ataques a zonas dominadas por los milicianos de Hezbollah.