Los rebeldes islamistas sirios se hicieron con el control de la capital Damasco para declarar el derrocamiento del presidente Bashar al-Assad, quien huyó del país junto a su familia y poniendo así fin a 13 años de guerra civil.
A su llegada a la capital de Siria, los rebeldes atacaron la embajada de Irán, nación a la que consideran uno de los principales soportes de Al-Assad, cuyo paradero se desconoce tras abordar un avión con sus más cercanos, al igual que Rusia.
Si bien el término del régimen del líder sirio fue anunciado, el Ejército precisó que continúan las operaciones contra grupos afines en ciudades como Hama, Homs y Deraa, consignó Press TV.
“Celebramos con el pueblo sirio la noticia de la liberación de nuestros prisioneros y la liberación de sus cadenas y el anuncio del fin de la era de la injusticia en la prisión de Sednaya”, dijeron los rebeldes, quienes apuntaron que ahora buscarán llevar a cabo un gobierno de transición.
“La gran revolución siria ha pasado de la etapa de lucha para derrocar al régimen de Assad a la lucha para construir juntos una Siria a la altura de los sacrificios de su pueblo”, indicaron en una declaración pública.
La caída de Bashar al-Assad se produjo tras la pérdida de poder de Hezbolá, cuyos máximos dirigentes fallecieron a manos de Israel, mientras Rusia centró sus esfuerzos en la guerra con Ucrania, mientras los insurgentes islamistas cuentan con el apoyo de Turquía.
