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30 de Noviembre de 2021

Huérfanos con esperanza

La Concertación, o lo que quedaba de ella, murió definitivamente el 21 de noviembre después de padecer una larga y dolorosa agonía. Y para todos aquellos cuyo estado actual es de orfandad, no nos queda otra opción que votar el 19 de diciembre blanco o bien anular el voto con la esperanza de que pronto nuestros anhelos se trasformen en realidad.

Por Columnista
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Señor director:

El domingo 21 de noviembre voté por Yasna Provoste por dos razones; en primer lugar, ante dos opciones extremas, me parecía que la única alternativa razonable para alguien de centroizquierda (entiéndase, viudo de la Concertación) era votar por ella; en segundo lugar, por esa ilusión cándida que muchos todavía teníamos de que algo podía existir de los buenos tiempos de la Concertación, en la candidatura de Provoste. Pues bien, me equivoqué en ambas apreciaciones.

No habían transcurrido ni horas desde que se dieron los cómputos que daban por ganadores a Boric y Kast, y el partido Socialista, el PPD y varios conspicuos DC daban su apoyo incondicional a Boric, incluso el ex presidente Lagos, anunció sin ambages, su voto al candidato Boric. El “apoyo” entregado fue sin negociar cambios sustanciales al programa de gobierno, solicitar una declaración clara en contra de la violencia o bien, un reconocimiento de que los “30 años” no fueron la peste negra para Chile. Lo que vimos es una renuncia vergonzosa y humillante a los principios y valores que dichos partidos y personajes dicen defender, o simplemente la pulsión básica de intentar salvarse cuando el barco se está hundiendo.

Si hubiera salido elegida Provoste habría sido tan mala opción como las candidaturas de Boric y Kast para el balotaje. El Nuevo Pacto Social es una coalición que nació sin alma, y que lo único que los mueve es la desesperación y el miedo de no aparecer en la foto con los que paradójicamente los odian y desprecian (Frente Amplio y Partido Comunista). La Concertación, o lo que quedaba de ella, murió definitivamente el 21 de noviembre después de padecer una larga y dolorosa agonía. Lo anterior, es una buena noticia para no seguir aferrándonos a una ilusión movidos por la nostalgia de algo que ya no existe.

Quien salga elegido presidente, va a tener que lidiar con muchas expectativas, que irremediablemente se van a ver golpeadas de manera dolorosa con la realidad. Vienen años complejos para Chile, qué duda cabe. En este contexto, existe una gran oportunidad para que surjan nuevos y potentes liderazgos de centroizquierda que aglutinen a todas las huestes de huérfanos que seguimos caminando sin rumbo, pero con esperanza y ganas de construir un proyecto colectivo que sea capaz de darle conducción, crecimiento, gobernabilidad y mejorar de verdad, la vida de los chilenos. El camino, es seguir vagando por el desierto por un buen rato, para que las ideas se aclaren y se templen las voluntades.

En consecuencia, para todos aquellos cuyo estado actual es de orfandad, no nos queda otra opción que votar el 19 de diciembre blanco o bien anular el voto con la esperanza de que pronto nuestros anhelos se trasformen en realidad.

 

Mauricio Dorfman,

Abogado

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