La compasión: una acción colectiva para prevenir el suicidio
El suicidio de un estudiante de Medicina en la Región de Valparaíso vuelve a poner sobre la mesa la importancia que reviste la prevención del suicidio en nuestro país, tras sólo cuatro meses del fallecimiento de una estudiante de Terapia Ocupacional, quien también se quitó la vida tras cursar su internado.
Dos decesos de jóvenes profesionales que activan las alertas frente a un problema de salud pública que no ha sido lo suficientemente visibilizado, y que nos recuerdan cifras tan alarmantes, como que el suicidio es la primera causa de muerte en jóvenes de entre 20 y 24 años. A lo anterior se suma que, Chile ocupa el sexto lugar con mayor tasa de suicidios en América Latina, según datos de la OMS de 2023.
Existe un Plan Nacional de Prevención de Suicidio elaborado el 2013 que se desarrolla a través de los gobiernos regionales, y hoy se releva este tema adhiriendo al “Día Mundial para la Prevención del Suicidio”, que se conmemora cada 10 de septiembre, el cual fue establecido por la Organización Mundial de la Salud en 2003.
Sin embargo, es necesario que a las medidas preventivas se le sume la colaboración de toda una sociedad que debe estar alerta frente a las señales de quien puede estar en riesgo de quitarse la vida. Este compromiso social nos permitirá afrontar este urgente problema de salud pública, siempre desde la compasión y del acompañamiento.
No se trata de juzgar ni de buscar respuestas fáciles, sino de escuchar y estar presentes, de tender puentes hacia aquellos que sienten que no tienen otro camino.
Al advertir las señales, representadas en el cambio de comportamiento, el aislamiento social o comunicar la intención de desaparecer de este mundo, nos permite ofrecerles un espacio seguro que ayude a mitigar el riesgo de suicidio. Lo anterior, porque las personas que tienen ideas suicidas buscan aliviar su sufrimiento, y lo mágico del ser humano es que el dolor se suaviza cuando se está acompañado y en comunidad.