C. Piñera: "En Chile, la principal flaqueza es el bajo nivel del capital humano"
"Desde que Chile se planteo el desafío de convertirse en un país desarrollado antes del bicentenario de nuestra independencia (2018), cada vez caben menos dudas de la necesidad de dar un salto en nuestro modelo de desarrollo económico: desde una economía basada en la extracción y exportación de recursos naturales, hacia una que se enriquezca de estos en base a la innovación y la I+D.
“Desde que Chile se planteo el desafío de convertirse en un país desarrollado antes del bicentenario de nuestra independencia (2018), cada vez caben menos dudas de la necesidad de dar un salto en nuestro modelo de desarrollo económico: desde una economía basada en la extracción y exportación de recursos naturales, hacia una que se enriquezca de estos en base a la innovación y la I+D.
Recientemente participé en la gira de innovación organizada por la Fundación País Digital, y que este año tuvo como destino Israel. Allí tuve la oportunidad de relacionarme con casos de innovación y emprendimiento tan sorprendentes como su país, al que algunos ya se refieren como la “Start Up Nation”.
Frente a esta realidad, es imposible no preguntarse ¿por qué ellos pudieron hacerlo? y más importante a mi parecer ¿qué nos falta a nosotros para llegar a ello? Estas no son preguntas sencillas que se puedan abarcar sin tomar en cuenta la complejidad de las realidades de ambos países y los actores involucrados en sus ecosistemas de innovación.
No se trata de poner en una lista las principales diferencias y utilizarlas como una carta de navegación, dado que ambos países obedecen a historias y contextos totalmente diferentes. Intentar replicar la experiencia exitosa de Israel como una respuesta para Chile sería un gran error.
Sin embargo, existen varios puntos que sí son comunes a las realidades de ambos países, los cuales tenemos que considerar si queremos dar ese paso a ser un país innovador.
De mi experiencia en Israel destacan cientos de estos ejemplos, pero quisiera compartir un par de ellos:
1) La importancia del capital humano. Al verse desprovistos prácticamente de cualquier recurso natural y en medio de una situación política extremadamente complicada, Israel tuvo que poner todas sus cartas en desarrollar un capital humano de excelencia que le permitiera desarrollar una industria de hi tech basada en la investigación y el desarrollo, donde todo el valor fue dado por la creatividad y dedicación de sus científicos y emprendedores.
Hoy, Chile se encuentra en una situación casi inversa, tenemos los tratados de libre comercio, tenemos las riquezas naturales, pero pese a esto, no hemos podido posicionarnos como un país de start ups, y todo pareciera indicar que nuestra principal flaqueza está dada por el bajo nivel de nuestro capital humano. Y no es sorpresa para nadie cuando hoy vemos a Chile entre los índices educacionales más bajos de los países de la OCDE.
Es necesario hacer una inversión importante en cambiar nuestro nivel educativo, en mejorar las condiciones, principalmente de los colegios públicos, pero también en la educación superior.
2) La necesidad de atraer tanto talento como inversiones extranjeras. Israel tiene hoy un mercado de capitales de riesgo mayor que el de países como Inglaterra o Francia, a pesar de contar con solo 7 millones de habitantes. Ello se entiende, en gran medida, porque han atraído venture capitals de todas partes del mundo, especialmente desde EEUU, lo cual, por una parte se puede explicar por la diáspora judía, pero por otra, en un punto de vista válido, porque es el país con mayor densidad de start ups por habitantes en el mundo y el segundo con más empresas en el Nasdaq después de EEUU.
3) Por último, pero quizás lo más importante, es la cultura de hacer. Es decir, el atreverse a desarrollar cosas, e incluso a equivocarse y fracasar en el camino de encontrar la respuesta. Si hoy analizamos la historia de éxito de países como Israel o EEUU, vemos una serie de medidas que demostraron ser exitosas para fomentar el I+D, la innovación y el emprendimiento en estos países.
Sin embargo, son sólo la cara visible de una moneda. En el otro lado, encontramos cientos de medidas que no prosperaron, pero que marcaban una clara señal: haremos lo posible para fomentar el desarrollo de la innovación como un eje central de nuestro país.
No hay duda que estos son granos de arena en un desierto y que ningún esfuerzo que se haga aisladamente tendrá el efecto que buscamos si no somos capaces de ver el problema de Chile como un ecosistema complejo que debe ser pensado en el largo plazo.
Pero hoy es la oportunidad para empezar a producir un cambio no sólo en nuestra economía, sino que también en nuestra cultura nacional. Tengo la convicción de que algunos granos de arena pesan más que otros y que algunos esfuerzos ya no pueden esperar más”.
SOBRE EL AUTOR: Cristóbal Piñera es sicólogo y director de Innovación de la Fundación País Digital. Es bloguero de El Dínamo.