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18 de Febrero de 2011

Las cinco peleas más memorables entre UDI y RN

Esta vez la UDI ganó. La mesa directiva gremialista que encabeza Juan Antonio Coloma no escatimó en esfuerzos por mantener a Jackeline Van Rysselberghe en la intendencia de la Región del Bío Bío, pese a que el escándalo por las asignaciones de subsidios para la población Aurora de Chile escaló a niveles peligrosos para La Moneda.

Por Redacción
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Esta vez la UDI ganó. La mesa directiva gremialista que encabeza Juan Antonio Coloma no escatimó en esfuerzos por mantener a Jackeline Van Rysselberghe en la intendencia de la Región del Bío Bío, pese a que el escándalo por las asignaciones de subsidios para la población Aurora de Chile escaló a niveles peligrosos para La Moneda. Fue una nueva medición de fuerzas con sus socios de RN, que sumándose a las críticas de la Concertación, abogaron públicamente por marginar a “La Coca” del Ejecutivo, en una pasada de cuenta evidente ante conflictos que la ex edil penquista ha tenido con personeros de la sede de Antonio Varas.

 

Pero el episodio es sólo uno más de una larga lista de desencuentros entre los socios de la Coalición por el Cambio, que han pasado tanto tiempo asociados como pelándose. Incluso ha habido periodos – como durante el caso Spiniak- en que las directivas de ambos partidos cortaron comunicaciones y ni los gremialistas pisaban el edificio de Antonio Varas, ni los RN entraban a la casona de Suecia. Acá un repaso por los gallitos más memorables entre ambos.

1.- Lavín versus Chahuán (2009)

Al ex almirante Jorge Arancibia no le gustó nada que la directiva de la UDI le quitara su cupo senatorial por la V Costa para dárselo al ex presidenciable Joaquín Lavín, a quien trató como “matón de barrio”. Pero el asunto derivó luego en una pelea a muerte entre Lavín y el RN Francisco Chahuán, que haciendo valer su posición de local defendió hasta el final su opción al hemiciclo del Senado. La UDI, en tanto, puso toda su maquinaria al servicio de su ex carta presidencial, pero no hubo forma en que sus socios de RN dieran la mano a torcer hasta que el ex diputado salió electo.

 


2. Piñera presidenciable (2005)

Era otoño. Mayo. Iba a ser una asamblea de partido como tantas otras, como cada año. Hasta que habló Sebastián Piñera proclamando su propia candidatura presidencial.

 

Piñera se sumaba entonces a la carrera entre la socialista Michelle Bachelet y su compañero aliancista -cuando la Alianza era por Chile, no por el Cambio- Joaquín Lavín. Jugada maestra, sorpresiva e irreversible: la UDI vio a su eterno candidato marginarse en primera vuelta, desgastado ante la imagen “nueva” de Piñera y, como todo el mundo esperaba, apoyándolo y “poniéndose a su servicio”

 

Porque al menos él -no sabemos si la UDI entera- cree en el discurso de un Chile mejor -gobernado desde su bando, claro. Pero el partido se resintió y, por lo mismo, apoyó con los dientes apretados el segundo intento de Piñera, que lo llevó a La Moneda el año pasado. 

3. Caso Spiniak como boicot (2003)

No podía terminar bien para la UDI: la historia incluía un pedófilo, una red de prostitución, un gimnasio ABC1 y, según la entonces diputada RN Pía Guzmán, la intervención del senador gremialista en las fiestas del empresario Claudio Spiniak. La frase no sólo provocó la ira de la UDI contra la ex parlamentaria, sino que hizo temblar los cimientos de la coalición, cuando nadie sabía explicar muy bien por qué antes de sus dichos Guzmán pasó por la oficina de Sebastián Piñera y conversó también el tema con el senador Andrés Allamand. Las desconfianzas llegaron a tal punto que se cortaron relaciones entre ambos partidos, lo que  obligó a una intervención de su presidenciable, Joaquín Lavín, que pidió a Pablo Longueira y a Piñera marginarse de la presidencia de sus coaliciones.

 

4. Recambio senatorial -porque Lavín dice (2001)

Piñera sabe sobre apuntar dedos. Incluso más que Ricardo Lagos. Sabe encontrar culpables, y en 2001, cuando intentó candidatearse como senador por la V Región Costa, apuntó fuerte y claro a la UDI. Según él, nunca entendió por qué el gremialismo “tuvo tanto encono y oposición, en circunstancias que estaba ejerciendo mi legítimo derecho a postular”.

 

Piñera fue la moneda de cambio que RN cedió para que Lavín, el entonces niño bonito de la derecha chilena, apoyara las campañas senatoriales de su partido. Porque todos saben cuánto vale una paloma de un aspirante a senador con el político favorito de la UDI. Y si, a petición suya, hay que bajar la candidatura de Piñera y darle ese cupo al ex comandante en jefe de la Armada, Jorge Arancibia -y sumar otros dos nombres-, se hace. Punto para la UDI.

 

5. El autoexilio en el desierto (1997)

 
Un clásico del despecho -y de quien tiene los medios para hacerlo- es escribir un libro contando la pelea que lo provocó. Eso hizo el actual ministro de Defensa, Andrés Allamand, tras perder ante el UDI Carlos Bombal la senaturía por Santiago Oriente en 1997. Con casi un 10% menos de votos que su contendor -y una diferencia algo menor con el DC Alejandro Foxley-, Allamand entendió que su periodo de gloria llegaba hasta ahí.

Habiendo dejado la presidencia del partido en 1996, despertó del sueño de cumplir con las antiguas meta de la Patrulla Juvenil, la que aspiraba a comandar un recambio generacional dentro del partido. La oposición de la UDI -en una campaña a título personal contra él, como se hace contra cualquier presidenciable que no sea propio-, lo forzó a escapar de la escena nacional.

 

Se fue a recorrer Estados Unidos y, en 1999, publicó una biografía sobre su experiencia en la política local, con un viaje internacional como excusa. “La travesía por el desierto”, como tituló el libro, terminó cuando Allamand volvió a Chile para sumarse a la campaña del presidenciable UDI, Joaquín Lavín, como uno de sus “samuráis”. ¿De quién sería este punto?

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