La prueba más dura de Bachelet versus la Nueva Mayoría en el cónclave: ¿Realismo con o sin renuncia?
El gobierno ya se encontraba entregando minutas para adelantar su postura a los partidos. De esta forma buscaban evitar cualquier tipo de "chascarro" en la discusión que sostendrán desde las 15 horas hoy en San Miguel. Sin embargo el escenario es complejo porque los partidos de la Nueva Mayoría ya han anunciado que el conglomerado está en juego respecto de cuánto se cumpla o no del programa. El escenario de aquí al final de esta administración debiera dictarse en este cónclave.
El gobierno dejó ya de funcionar con la autoridad de un jinete sobre su carrocería. El 13 de julio fue el principio de lo que se ve como el fin de la Nueva Mayoría, cuando el PPD, con su timonel Jaime Quintana, presentaban una carta al Ejecutivo donde ponían en duda la continuidad de su partido en la coalición gobernante debido a la eventual falta de cumplimiento del programa.
El resto de los partidos del conglomerado oficialista se sumaba en la medida que sus temores se concretaban. El Índice Mensual de Actividad Económica presentado en julio, de 0,8%, fue el puntapié para que surgiera el “realismo”, y ya se avizorara que la gratuidad en la educación no se cumpliría en esta administración, o por lo menos no en su totalidad, ya que se precisó que sería sólo un 70%, luego un 60 de beneficiados en la Educación Superior.
La “línea de crédito” de la mandataria se ha ido reduciendo consistentemente, según muestran las encuestas. Su principal capital, la confianza, ya no es percibido como un factor determinante para las personas, que han castigado tanto a Bachelet como a su administración en las diversas encuestas de opinión, completando hoy 42 semanas con más desaprobación que aprobación, de acuerdo al sondeo Plaza Pública-Cadem.
Hoy, tras el comité político, y después de las actividades de la mañana, a las 15 horas, la Presidenta refrendará su “realismo sin renuncia” con prácticamente la Nueva Mayoría entera, en el estadio El Llano, en San Miguel. El panorama se ha visto complicado a causa del comportamiento de los partidos, que como el PPD han condicionado su permanencia en la coalición, respecto de diversos aspectos del programa. Hoy se verá si es que la Nueva Mayoría tiene posibilidades de sobrevivir en el tiempo, para que una nueva administración continúe con las reformas planteadas -o con lo que se logre concretar en el gobierno de Bachelet- o si tiene fecha de vencimiento, cuando lleguen las nuevas presidenciales.
El miedo de los partidos tiene un horizonte claro: electoralmente pueden perder mucho y las elecciones municipales son el próximo año, por lo que se debe dar una imagen de éxito y cumplimiento serio de lo planteado en el programa.
A 24 días después del “Todos x Chile” y el “realismo sin renuncia”, la Presidenta tendrá que presentar la “jerarquización” o “priorización” de su programa, flanqueada por sus 23 ministros, ante cerca de 115 dirigentes de la Nueva Mayoría. Esto empezará a las 15 horas, y está programado que dure hasta las 8 de la noche, pero por la cantidad de intervenciones esto podría extenderse más allá de las 22 horas.
Los temas más duros que se tratarán son la reforma educacional y la agenda laboral, según El Mercurio. En tanto, con el impulso dado desde hace unas semanas con la reapertura del caso Quemados, plantea La Tercera que se intentará sumar en la discusión una agenda en materia de Derechos Humanos. La nueva constitución se revisará en otro encuentro. El punto es que aquí se intentará coordinar a la coalición para que no se sufran nuevos episodios bochornosos como el sufrido en la Comisión de Educación, cuando por la abstención de parlamentarios oficialistas fracasó, en un primer momento, el proyecto de carrera docente -el cual pudo reflotarse al día siguiente y fue aprobado tras un acuerdo con la oposición.
A fin de cuentas, hoy será una dura prueba para comprobar cuánto de realismo podrá soportar el programa con sus diversos ajustes, obligados por la economía. Lejos quedó la época, particularmente en los primeros días de junio del 2006, cuando la mandataria llamó el “decálogo del nuevo estilo” a sus ministros. Se le llamó el “cartillazo”. Hoy debiera primar más el pragmatismo, para poder avanzar en “todo lo que se pueda”, o ver cómo se desmorona de a poco el acuerdo programático que llevó a un segundo gobierno a Michelle Bachelet.