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11 de Septiembre de 2015

Cinco razones que hacen de Mucho Gusto el programa más psicotrópico de la tele chilena

Porque es más un after que un desayuno: los lectores de noticias se tatúan en el set y los animadores hacen desenfrenadas confesiones sexuales, el show de Lucho Jara va derecho a convertirse en un matinal de culto.

Por Luc Gajardo
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Mucho Gusto comienza como una fiesta que nunca paró. Como un after que se alargó hasta las ocho de la mañana, con el panel completo bailando desenfrenado un megamix de Karen Paola y un desatado Karol Dance con el suficiente sentido del espectáculo -y estómago- como para hacerle un “perreo chacalonero” a Patricia Maldonado. El acompañante ideal de un Lucho Jara en su versión más desenfrenada, un tipo que es capaz de ponerse a hablar a las 9:00 AM sobre por qué le gusta usar talco en la ropa interior -para que no le piquen los genitales durante el día-, las pastillas que toma, cuántas cremas y en qué lugar de su cuerpo se las aplica, o contar -en detalle- cómo su hijo se metió de improviso a la cama cuando él estaba completamente encremado, resbaloso y listo para hacer el amor.

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“Lucho la gente está tomando desayuno”, le dirá Katherine Salozny muerta de la risa. Está todo bien. Después le tocará a ella, por ejemplo, recibir un chorro de agua en la boca mientras le canta apasionadamente a un grifo-micrófono y suena “Loca” de Chico Trujillo, la canción que le ponen después de cada “Saloznycosas” (como cuando contó que un jeque arabe le ofreció 70 camellos para casarse con él).

Todo esto sucede a la hora en que probablemente ya te preparas para irte al trabajo y que los miembros del CNTV deben estar durmiendo. Quizás eso explica que no te hayas enterado que este sicodélico circo es en estos momentos, el mejor y más delirante programa de la televisión chilena.

Es que cuando Lucho Jara y Katherine Salozny reciben la posta de las noticias, de la mano de un Jose Antonio Neme desesperado por desordenarse y una Cata Edwards chinita de sueño, pero con la suficiente pila para entregarse al caótico matinal, la mayoría parte a la pega. Casi como si fuese televisión cult de trasnoche, estamos en un horario en el que probablemente los críticos de televisión duermen y los tuiteros están todavía pegados con lo-que-sea que haya salido en la tele la noche anterior.

Mucho Gusto es puro delirio creativo. Show impredecible. Entretenimiento al ritmo y la velocidad con que tu corazón late por culpa de las cargadas tazas de café hirviendo que a esta hora se tragan como agua fresca.  Y el mundo real, la gente que a esa hora ve tele – no twitter ni los sobre intelectualizados críticos de tele- lo apoyan: de enero a agosto del 2015, el matinal de Mega promedió 7,1 puntos de rating, quedando como puntero invicto en la carrera de los matinales del primer semestre. Solamente en agosto, el programa llegó a un promedio de 8,1.

Y las razones son varias.

AFTER

1.- ES MÁS UN AFTER QUE UN DESAYUNO

Cada capítulo resulta impredecible. Muy seguido pasa algo chacotero que a uno lo descoloca, un momento de antología. Como el capítulo en que después de celebrar su cumpleaños la noche anterior, Lucho Jara llegó al programa con cara de dibujo animado. El equipo aprovechó de subirlo al columpio con que estaba viejito y tomaba pastillas y batidos. Lucho se reía. Sus ojos rojo furioso evidenciaban que había pasado de largo, como lo reconoció finalmente en pantalla.

Los momentos de ese estilo se repiten. Mis preferidos: cuando después de la cobertura del Festival de Viña el equipo llegó al estudio directamente desde el carrete en Tunquén (Salozny tiene casa allá y el equipo chacotea con que ahí es donde hacen “retiros espirituales”). La cosa es que llegaron todos tarde al estudio en una van a lo Scooby Doo, con los ojitos medios chinos, escuchando California Dreamin de Mamas & The Papas.

O los desclasificados sin filtro que se mandaron después de la formal cena que Don Francisco ofreció en su casa a los animadores de matinales. Luchito y Katy se robaron las tarjetas con los nombres de los invitados para sus puestos en la mesa. Lucho le dijo a Katy que la encontraba fome, porque al igual que el resto de los presentadores se quiso ir temprano mientras él quería seguir la fiesta. También repasó a Tonka, impactado porque la animadora del 13 no comía nada.

jaraojosblancos

2.- LUCHO JARA VIENE DE VUELTA

“Hoy voy a comenzar el programa con una reflexión que es una completa estupidez”. Así de a gusto, en confianza, se siente Lucho Jara. A punto de cumplir 50 años de vida y un poco más de 30 de carrera (exactos 30 de cantante y 33 en la tele) Luis Alberto Jara Cantillana está en su mejor momento. En un horario y un formato que le permite transformarse en el showman número 1 de Chile.

Lucho Jara viene de vuelta: ya vivió tal vez el momento más vergonzoso en la historia de la televisión chilena, cuando hizo su épica entrevista a Robbie Williams. O cuando sin querer subió a su Twitter la foto de dos penes haciendo un choque de espadas. Entonces ¿qué le puede importar tener filtro después de todo eso?

Jara, que escribió un libro de  autoayuda titulado “El viaje de nuestras vidas” -más conocido como “Luchología“- soporta sin aproblemarse las jodas de sus compañeros. Con un liberado sentido del humor, un fino manejo del autosarcasmo y un -no tan fino, pero efectivo- manejo del doble sentido, el hombre ha sabido usar a su favor los trolleos en su contra. Su nivel de desparpajo llega al punto de tomarse sin asco y a sorbitos, una (supuesta) muestra de orina que Karol Dance llevó al set. A Lucho Jara parece importarle nada la imagen que proyecta y eso lo libera, convirtiéndolo en un gran show.

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3.- LOQUILLOS EN EL SET

Karol Lucero Dance es el partner perfecto para Lucho Jara. El lolo en llamas que nos cuenta que ver a Cata Edwards en calzas es una experiencia de alto impacto -le creemos- luego de haberse sometido a la estricta rutina de entrenamiento de la periodista. O que es capaz de mirar a los ojos y sin parpadear a Ivette Vergara mientras le dice que es la MILF de Chile. Ivette, lo mira sin entender mucho a qué se refiere. Karol diciéndole que desde que animaba Hugo le gusta, con una sutil referencia a, suponemos, tardes de adolescencia onanista. Ivette sonríe coqueta.

A la mamá de Cata Edwards le dijo GRANMILF (abuela Milf) después de conocerla en la gala del concierto en el que Lucho Jara celebró tres décadas de carrera. También le chaqueteó el evento al aire, contando que no había tomado once creyendo que habría comida, y que grande fue su sorpresa cuando llegó y había solamente copete en el cóctel.

Karol sacando a Patricia Maldonado del estudio en silla de ruedas, después de que a la Pinochetlover le faltara el aire (y tal vez las anfetaminas) después de hacer una rutina de burlesque. Todo esto al ritmo de la música de Jackasss. Y para qué hablar de la escena digna de un retorcido Cronenberg versión soft porn: Karol bailando perreo chacalonero con Patricia Maldonado.

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La cantante aporta un grado de locura al matinal, digno del color de su pelo, como cuando relató que conversó con un alienígena sobre la supuesta abducción de su esposo.

Todo este coro de dementes se complementa con extras que están a la altura, pasando por  Gianfranco Marcone, un carismático meteorólogo muy parecido a un topo, cuyos estados de ánimo son tan cambiantes como el mismísimo clima post calentamiento global. “El niño Godzilla nos tiene a todos los meteorólogos dados vuelta” ha dicho, cuando se le pregunta cómo es posible que no le atine a una. Y el  cocinero Miguel Valenzuela alias “Serrucho“, cuya verdadera pasión no es la cocina si no que bailar en la calle como un gigoló.

Con esto lo decimos todo: en Mucho Gusto el más serio del panel es Daniel Stingo, abogado PUC, que se hizo famoso por tener a Rosa Espinoza en su programa tipo La Jueza, Tribunal Oral. En MG se ha desatado como un eximio imitador de Emmanuel.

Es tan asumida la locura del programa, un show que abraza tan fuerte la idea de ser un generador de contenido surrealista meme y gif, que hasta tiene una sección de chascarros llamada “Manicomio Gusto“.

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 4.- SU COMPETENCIA ES UN COMERCIAL

Otra razón del éxito en sintonía de Mucho Gusto, creemos, es que el más cercano competidor, Bienvenidos, tiene un problema grave: la dupla de animadores, Martín Cárcamo y Tonka Tomicic, está todo el santo día apareciendo en comerciales en los medios y en la calle. No tiene mucho sentido elegir verlos, porque igual, lo quieras o no, los publicistas ya los eligieron por ti. Los vas a tener mirándote y diciéndote qué comprar todo el día. En el Mucho Gusto, pasa lo contrario, de forma consciente o inconsciente, tanto los animadores como los panelistas se cuidan de no sobre-exponerse y esto provoca algo raro y tierno: los fines de semana, uno los echa de menos.

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5. MOMENTOS IMBORRABLES (COMO TATUARSE AL AIRE)

En Youtube hay algunos momentos buenos del MG, sobre todo compilados de chascarros. Pero el verdadero tesoro de grandes momentos del programa está en la página de Mega (y no se pueden embedear directamente, atinen informáticos del Mega). Acá te dejamos algunos links si quieres ser testigo del programazo que te pierdes por estar trabajando:

1. Karol Dance y su “danza de la fertilidad” con Patricia Maldonado.

2. Lucho Jara partiéndose la nariz intentando levantar un carro de supermercado.

3. Lucho Jara, disfrazado de Minion, junto a los hombres del panel, le roba el auto a Katherine Salozny en vivo y en directo y juntos se van a la playa.

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4. José Antonio Neme tatúandose a su perrito “Duque” y Cata Edwards una tierna estrellita <3

5. El mejor notero de Chile, Alvaro Sanhueza, que incluso compuso una crónica de periodismo en código salsa, huyendo por su vida de una vecina conflictiva furiosa.

6. BONUS TRACK: CATALINA EDWARDS

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¿Después de esa foto hay algo más que decir?

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