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28 de Febrero de 2017

Experta sobre Aguas Andinas: “La vulneración requiere una compensación monetaria y moral”

La académica UC cuestiona que la población sea vulnerada en sus derechos y que "es una vergüenza moral ver a los adultos mayores esperando camiones de agua con 30 grados de calor".

Por Redacción
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A más de 48 horas de los cortes de agua en la región Metropolitana, aún la empresa Aguas Andinas no logra restituir el servicio de agua potable al 100% de los afectados, luego de que el fin de semana el suministro se viera interrumpido por la turbiedad del río Maipo.

Recién hoy cerca de las 22 horas podría normalizarse el servicio y ya no son varios lo que anuncian medidas. El presidente de la Corporación Nacional de Consumidores (Conadecus), Hernán Calderón, adelantó que buscarán iniciar acciones legales después de que se cumpla el plazo de un mes de investigación a la sanitaria.

En esa línea, Cecilia Aguayo, profesora de la Escuela de Trabajo Social de la UC, asegura que las compensaciones en este tipo de situaciones no debieran ser solo monetarias, sino que también acciones morales que tiendan a solucionar problemas concretos.

La vulneración de valores y principios requieren un compensación no solo monetaria, sino que también moral. Es decir, se requiere actividades que regulen y fiscalicen los territorios donde se construye en Santiago, desarrollar propuestas de reservas de agua a nivel local, mejorar las comunicaciones y la información sobre los posibles desastres ambientales alrededor de los causes”, explica Aguayo.

La académica asegura que es deber de todos los responsables del cuidado del agua sean “agentes morales que puedan coordinarse y establecer comités éticos que regulen” su uso, buscando soluciones que apunten el beneficio de la ciudadanía. “La ética empresarial tiene una responsabilidad social y, por lo mismo, sus decisiones deben orientarse a la prudencia y a la justicia. Por la primera, una empresa entrega la confianza, probidad, honestidad cuando el servicio que entrega es entregado responsablemente”, dice.

Aguayo -también coordinadora del Diplomado en Ética- explica que ser responsables habría sido “sería haber tomados medidas que puedan predecir estos desastres, por ejemplo contar con almacenamientos de agua cruda, contar con suministro de agua adicional a la población más vulnerables (hospitales, hogares de ancianos, centros de diálisis). Es una vergüenza moral ver a los adultos mayores esperando camiones de agua con 30 grados de calor”.

“Con todo esto la empresa pierde credibilidad, confianza y honestidad”, critica la académica y apunta a la falta de empoderamiento de las personas en estos casos. “El deber moral de la ciudadanía es aprender a informarse. El deber ético de la empresa es informar de los riesgos técnicos y humanos que se pueden vivir al no entregar el servicio del cual son responsable. El ideal de la empresa es someterse a auditorias éticas que trasparenten las consecuencias y daños a la población”, dice.

Finalmente, Aguayo dice que “cuando la empresa niega de su responsabilidad social, las organizaciones se vuelven corruptas, pues no son coherente con el valor o el principio que las creo. Gestionar un bien como es el agua es gestionar el principio de la vida y por tanto es una obligación ética y moral”.

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