Descubren lugar donde alemanes quemaron a fusilados de Colonia Dignidad
En 1978, en el marco de la Operación Retiro de Televisores, colonos alemanes desenterraron los cuerpos de fusilados para quemarlos con kerosene y napalm.
“…Y qué es lo que hemos encontrado: acá hay una tierra de un tono amarillo, y de aquí para allá, es negro. Todo esto es la quema”.
Los rostros de las familiares que escuchan al arqueólogo Iván Cáceres se concentran en un punto que señala con su dedo en la pantalla. Es una fotografía del lugar donde fue detectado, por primera vez, el sitio donde fueron quemados, hasta desaparecer, las personas que fueron fusiladas en uno de los cerros precordilleranos de la Colonia Dignidad.
Allí está Mercedes Fernández (85), que busca a su hijo Luis Evangelista Aguayo Fernández; sentada y apoyando su mentón en un bastón, escucha María Lucía Villavicencio, viuda de Álvaro Modesto Vallejos Villagrán, el “Loro Matías”.
También observa la imagen, María Cristina Escanilla, que busca a su hermano Claudio. En la pequeña sede social, de una fría mañana de abril, en el centro de Parral, una veintena de familiares de detenidos desaparecidos de esa ciudad, Linares y Talca, se reunieron para escuchar, por primera vez, a uno de los científicos que trabaja para establecer cuál fue el destino final de un centenar de personas que fueron detenidas los primeros meses de la última dictadura y hechas desaparecer por los ciudadanos alemanes, que dirigían la secta germana, unos 40 kilómetros al este de Parral.
Fueron los propios familiares los que juntaron coraje y tomaron la iniciativa de reunirse para invitar al perito que trabaja, desde noviembre del año pasado, en los sondeos y excavaciones de una decena de puntos en el sector Chenco.
Son científicos que ya habían estado en ese lugar en 2005, 2006 y 2009, realizando sondeos mientras estuvo a cargo de investigar el ministro Jorge Zepeda. Habían encontrado una fosa con motores de vehículos pertenecientes a detenidos e indicios de al menos 10 fosas más. Sin embargo, Zepeda detuvo los trabajos sin explicación.
Casi nueve años después, volvieron al lugar. El ministro Mario Carroza, que tomó una última querella, impulsada por el Programa de Derechos Humanos y las Agrupaciones de Familiares de Detenidos Desaparecidos de Parral y Talca, pidió contratar al equipo de Cáceres y Kenneth Jensen.
Desde 2014, un equipo de la PDI intenta analizar los sitios, sin resultados. Cáceres y Jensen, en pocos meses lograron detectar fosas vacías, usadas para enterrar cuerpos en 1973 y que fueron desenterradas, en diciembre de 1978, en el marco de la Operación Retiro de televisores.
Pero el objetivo principal de su trabajo se concentró en detectar el lugar donde un par de testigos, aseguran, dicen se habían quemado los cuerpos.
Lo que los familiares de detenidos desaparecidos habían oído durante años, como la forma en que habían eliminado todo rastro biológico y cultural de sus seres queridos, esa mañana se transformó en una verdad absoluta.
Uno de esos testimonios, que guió el trabajo de los peritos, fue el del ex colono alemán Willy Malessa. Fue el conductor de la retroexcavadora que se utilizó para desenterrar una decena de fosas.
“(Gerhard) Mücke me indicó el sector donde tenía que cavar, en un lugar donde se notaba que la tierra había sido removida con anterioridad. Luego de haber cavado unos dos a tres metros de profundidad, me percaté que en la pala de la máquina no salió únicamente tierra, observando claramente un cuerpo del cual no se podían ver detalles, ya que las partes blandas estaban en pleno proceso de descomposición y se veía como una masa blanca, con manchones de cabello en su cabeza.”
El crudo relato del alemán fue registrado en agosto de 2017, en el lugar donde ocurrieron los hechos en 1978. Hasta allí fue llevado por el juez Carroza a quien le detalló lo que recordaba.
“No recuerdo con exactitud cuántos cuerpos saqué de esa excavación, pero fueron varios. Esta excavación la tuve que repetir en dos sectores más, en donde al cavar salieron más cuerpos y restos de ellos, todos los cuales fueron puestos en un camión”, contó.
Los introducían en sacos
La Operación Retiro de Televisores fue una orden del dictador Augusto Pinochet y ejecutada de manera coordinada en todo el país, tras el hallazgo de cuerpos en los hornos de Lonquén.
Unidades militares de todo el país exhumaron ilegalmente los restos de personas asesinadas, por razones políticas, tras el golpe de Estado y debían hacerlas desaparecer. Se registraron lanzamientos al mar, ríos, lagos y algunas quemas (Los Ángeles y Linares).
Malessa continuó el relato de horror: “Recuerdo que estaban siempre presentes Mücke y (Karl) Van den Berg, en la tolva del vehículo. Yo acercaba la pala o balde de la máquina y ellos tomaban los cuerpos y los introducían en sacos. No puedo precisar la cantidad de cadáveres que saqué de las fosas, pero me imagino que eran entre 30 y 40 cuerpos. Esta operación duró unas dos semanas o un poco más”.
En este punto es donde el magistrado y los arqueólogos prestaron la mayor atención a los dichos de Malessa. Ya en 2009, otro ex colono, Georg Laube, había señalado al ministro Zepeda la existencia de este lugar. Sin embargo fue desestimado en su momento, sin explicación alguna.
“Luego de sacar los cuerpos, se me ordenó preparar un terreno plano, donde dispusieron una especie de parrilla, lugar donde los sacos fueron descargados. Desde ese momento yo me quedé en la máquina y observé que Van den Berg y Johan Spatz intentaron quemar los sacos y su contenido con madera y combustible espeso hecho de bencina, para prenderles fuego”
Los testimonios de los jefes de los alemanes de la Colonia Dignidad no son precisos en la fórmula utilizada. Pero todos coinciden en que usaron tres elementos altamente combustibles para terminar la tarea: kerosén, fósforo y napalm.
Sobre la capacidad de la Colonia Dignidad de utilizar este tipo de agentes químicos, el doctor Dieter Maier explica desde Alemania, a El Dínamo que “en sus comienzos la Colonia Dignidad no tuvo los medios para quemar los cuerpos desenterrados durante la Operación Retiro de Televisores. Copiaron la receta de hacer napalm para la guerra en Vietnam y lograron el objetivo”.
Maier es investigador sobre el enclave alemán desde la década de 1970 y acompañó las denuncias de ex prisioneros que sobrevivieron al cautiverio en la Colonia Dignidad.
Sobre el hallazgo del lugar donde se quemaron los cuerpos señaló que “sabíamos que varios detenidos desaparecidos pasaron por Colonia Dignidad y que un número alto de ellos estaban presos o fueron asesinados allí. Siempre calculé que eran más de 100 personas. Hoy mi estimación cuidadosa es todavía más alta. A ellos hay que agregar los opositores a la dictadura que cayeron por la alianza de agencias represivas (DINA, Servicio de Inteligencia Militar y Patria y Libertad) a la cual perteneció Colonia Dignidad”.
Información sin investigar
El arqueólogo Iván Cáceres avanza en su relato a los familiares y se detiene en el rol de Willy Malessa: “Declaró varias veces con el ministro y él es una de las personas que estuvo trabajando en el retiro de los cuerpos. Por eso nos interesa, porque el operó una de las máquinas y él nos dijo que había un lugar donde se habían quemado y ese lugar había que trabajarlo”.
La tarea se hace urgente por el paso del tiempo y las inclemencias del invierno. Por ello llama la atención que esta información, que estuvo en conocimiento del antiguo juez Zepeda no fuera investigado en 2009 cuando fue revelado por un testigo.
Georg Laube, describió al programa En La Mira de Chilevisión, en 2014, el mismo sitió que hoy se trabaja.
“Una persona vio excavando una máquina acá. Otra persona me contó que le mandaron con herramientas desmalezadoras y sierras, a limpiar y sacar todas las moras y limpiar todo ese lugar. Este es un lugar que en el invierno está hundido de agua” cuenta el ex colono.
Precisamente Cáceres apunta a que esa es la razón por la que se escogió ese lugar para quemar los cuerpos. “Esto era una vega o lugar húmedo donde tuvimos que hacer un drenaje unos meses antes. Cortamos malezas y sondeamos buscando evidencias de quemas. Toda esta era una área de intensa vegetación, arbustiva, de una hectárea que tuvimos que limpiar y hacer sondeos horizontales. Estas trincheras las hicimos con palas, con pinceles y brochas pequeñas, buscando suavemente, porque acá teníamos que encontrar un punto dónde aparecieran restos de carbón o cenizas”.
Asimismo, el sector cumple con otra característica descrita por los testigos. Las fosas y la quema se hicieron a la orilla de un antiguo camino, pero los jefes alemanes modificaron el trazado para ocultar pistas.
“Los caminos interiores, los fueron modificando y eso lo hemos visto por fotografías aéreas y por el análisis topográfico del sector que nos permitió encontrar indicios de excavaciones compatibles con las que ellos mencionan y huellas de maquinaria, de la época”, señaló Cáceres.
Utilizando una técnica de abrir “trincheras” los peritos lograron dar con un área de cuatro por dos metros en ese terreno. “Esta evidencia es carbón, en una de estas trincheras encontramos esto. Por ello, este trabajo tiene que ser hecho por especialistas”, explica el experto, quien señala otro punto en la diapositiva: “Esto es arcilla, esto es parte del cerro y esto es carbón, es una cosa distinta y como arqueólogos tenemos que interpretarlo”.
“…Y qué es lo que hemos encontrado: acá hay una tierra de un tono amarillo, y de aquí para allá, es negro. Todo esto es la quema”.
Los arqueólogos describen la existencia de al menos tres maderos quemados que fueron utilizados para sostener la parrilla: “Esto es un madero quemado; otro acá que revisa Rodrigo Lorca, arqueólogo; otro más, que revisa Isidora Pérez y otra por acá. Tenemos un área acotada”.
El epílogo de esta cadena de horrorosos sucesos, que intentan reconstruir los especialistas, también coincide con la versión de Malessa. Una vez quemados los cuerpos, los restos carbonizados fueron puestos en el mismo camión y arrojados a las aguas del Río Perquilauquén que atraviesa la Colonia Dignidad.
“Si miramos de perfil y observamos este plano, esto mantiene un mismo nivel y luego comienza a bajar. Eso es compatible con lo que ellos (alemanes) dicen que una vez que quemaron los cuerpos, sacaron con pala los restos, rasparon y vemos que hay una depresión de unos 20 a 30 centímetros”, relata Cáceres.
Informe a ministro Carroza
Las excavaciones concluyeron el 25 de abril. El equipo entregó un informe al ministro Carroza donde plantean la necesidad de continuar los trabajos para buscar, el siguiente eslabón en la búsqueda de la verdad de lo ocurrido en Colonia Dignidad: una fosa que, según el ex colono Willy Malessa, no fue desenterrada y ,por lo tanto, aún contiene restos de detenidos.
El Dínamo consultó el jueves 3 de mayo a la subsecretaria de Derechos Humanos, Lorena Recabarren, sobre la continuidad del financiamiento de los trabajos en Colonia Dignidad. Sin embargo, hasta este domingo, no respondió la consulta ni dio acuso de recibo de ésta.
La cartera depende del ministro de Justicia, Hernán Larraín, quien fue defensor de la Colonia Dignidad. En los años 90 habló de calumnias, persecución y de sesgo a los jueces que investigaban los abusos sexuales contra niños chilenos y las violaciones de los derechos humanos.
Aunque se ha excusado con que no sabía lo que ocurría, Larraín, estuvo en la Colonia Dignidad en el mismo período en que hubo prisioneros políticos e imperaba un régimen de segregación de hombres y mujeres.
Myrna Troncoso, presidenta de los familiares de Talca y coordinadora de las Agrupaciones de Familiares de Detenidos Desaparecidas de la Región del Maule, víctimas de la Colonia Dignidad dijo que “ha sido doloroso para nosotros escuchar todo esto, pero necesario y esclarecedor que nos da la tranquilidad de que están trabajando de la mejor manera posible, conscientes de que todo esto tiene como objetivo traernos tranquilidad a nosotros los familiares. Esperamos que otros alemanes cooperen y digan la verdad de una vez por todas”.