Durante la noche del pasado lunes, y tras un año y cuatro meses de búsqueda, personal del OS-9 de Carabineros y el Departamento de Encargo y Búsqueda de Personas y Vehículos (DEBV) encontró el cuerpo de Fernanda Maciel en una bodega en Conchalí, propiedad de Felipe Rojas, principal sospechoso del asesinato.
De acuerdo a lo informado por la fiscal Macarena Cañas, el cuerpo de la joven estaba enterrado a 70 centímetros de profundidad, cubierta de cal y con una espesa capa de cemento, en una bodega ubicada a 40 metros de su vivienda en la calle Llaima de la comuna de Conchalí.
“Las condiciones en las cuales fue sepultada impedían e imposibilitaban que el cuerpo pudiese ser descubierto.El cuerpo estaba cubierto de cal, que evita los olores, y por lo tanto distrae la posibilidad de que los perros que están preparados para estos efectos pudieran encontrarlo. Además, (los restos) estaban bajo una loza de cemento”, detalló Cañas.
Respecto al embarazo de ocho meses que tenía la joven al momento de su desaparición, la fiscal indicó que “el bebé se encontraba aún en el cuerpo de Fernanda y es parte de las diligencias relacionadas con la autopsia, que nos podrá decir además si hay antecedentes suficientes para imputar el delito de aborto”.
Tras el hallazgo, se detuvo al vecino de la víctima, Felipe Rojas, quien también era dueño de la bodega donde se encontró a “Fer”. Rojas pasará a control de detención durante esta jornada por los delitos de homicidio e inhumación ilegal.
