Halcones y Palomas: la trama detrás del cuarto cambio de gabinete de Piñera
Un año alcanzó a estar en el gabinete Sebastián Sichel, quien junto a Felipe Ward, armaron una dupla de duros negociadores con el Congreso. Esta relación con el poder legislativo, generó reparos en el propio equipo ministerial, en especial, en los sectores de Evópoli, que apuestan por el diálogo con la oposición.
El gesto lo dijo todo. Gonzalo Blumel, ministro del Interior, se cruza con el recién renunciado Sebastián Sichel en la escalera que conduce al patio de Los Naranjos en La Moneda. Un tímido palmoteo y un saludo casi obligado cerraron los últimos minutos del ex Ciudadanos en Desarrollo Social tras un cambio de gabinete que sacudió la agenda política el jueves pasado en medio de una pandemia que acapara todos los titulares.
Para Sichel era la salida de La Moneda tras una larga y tensa relación con la facción de Evópoli en el Gabinete de Sebastián Piñera. Una especie de batalla soterrada que se incrementó aún más con la pandemia del coronavirus y que se libró mayormente en el Congreso.
El 18 de junio de 2019, Sichel arribaba al Ministerio de Desarrollo Social en el tercer cambio de gabinete de la administración Piñera. Un aterrizaje que pocos entendieron en Chile Vamos y que se salía de la lógica partidista: entregarle un ministerio clave en la conexión de los gobiernos con los más desposeídos al ex militante de un partido (Ciudadanos) que sufrió una grave fractura en agosto de 2018.
La llegada del vicepresidente de Corfo a Desarrollo Social incomodaba al oficialismo, que no olvidaba la militancia en la Democracia Cristiana de Sichel. “El valor de Chile es su diversidad”, justificaba el abogado que se enteró de su nombramiento mientras se encontraba en Corea del Sur y que ahora debía prepararse para ocupar una oficina a metros del despacho de Sebastián Piñera.
La relación con el Congreso
A cuatro meses de su llegada a La Moneda, el estallido social de octubre le entregó un protagonismo inesperado a Sichel, al ser promovido por el piñerismo como el rostro del diálogo con la ciudadanía. Pero la misión de entablar los Diálogos Ciudadanos al estilo Emmanuel Macron fracasaron. En la reserva quedaron latentes proyectos relevantes como el Ingreso Mínimo Garantizado, con el cual seguiría construyendo su relación con el Congreso, junto a su nuevo aliado, el ministro secretario general de la Presidencia (Segpres), Felipe Ward, el guardián de los intereses legislativos del Gobierno en Valparaíso.
Esta dupla comenzó a trabajar desde el día uno en sacar adelante la agenda legislativa del Gobierno, a veces, sin la delicadeza que Gonzalo Blumel, ex Segpres, había cimentado con parte del Parlamento y que había permitido negociar acuerdos en un Congreso donde el gobierno no cuenta con mayoría y que lo obliga a hacer concesiones.
Palomas y halcones
La aprobación del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) en el Congreso fue uno de los momentos donde la dupla Sichel-Ward se ganó el mote de “Halcones” debido a la férrea negociación para sacar en adelante el proyecto destinado a entregar un ayuda económica las familias de menos recursos que quedaron sin ingresos económicos con la pandemia.
Incluso, el 6 de mayo, la presidenta de la UDI, Jacqueline Van Rysselberghe, definió a Sichel como “un kamikaze” tras la negociación que junto a Ward sostuvieron con la oposición y de la que ella fue testigo en el Congreso.
Fue este hecho que transformó al ministro de Desarrollo Social en el uno de los favoritos de la UDI y, en la interna, la dupla comenzó a ser mirada como los “halcones”, muy distinta a las “palomas” en las que, según el gremialismo, se había transformado el tándem Briones-Blumel, los buques insignia de Evópoli en el Gabinete.
Para parte importante del oficialismo en el Congreso, la dura negociación llevada acabo por los “halcones” era una muestra de lo que se debía hacer con los proyectos emanados desde La Moneda y no ceder constantemente a las presiones de la oposición.
Pero para Evópoli esta actitud de los “halcones” era retroceder en todo lo avanzado por Blumel cuando se encontraba en la secretaría general de la Presidencia. Desde ahí tendió redes con sectores duros de la actual legislatura, como el Frente Amplio y el Partido Comunista.
La extinción de los “halcones”: la salida de Sichel
La mañana del jueves 4 de junio, el movimiento inusual de mesas y alfombras confirmaba los rumores: Piñera concretaba su cuarto cambio de gabinete. Pero no era una salida masiva de ministros ni menos la renuncia de Jaime Mañalich en Salud.
El único que abandonaba el palacio era Sichel, el ministro mejor evaluado según las encuestas. Su dupla en el Congreso, Felipe Ward, también salía, pero Piñera lo enviaba a Vivienda, una cartera sin los conflictos como la Segpres.
Nadie entendía la decisión presidencial. Los reclamos vinieron incluso desde Evópoli, el partido que internamente había mostrado reparos al desempeño de Sichel y Ward.
“Una vez más el hilo se corta por lo más delgado y los ministros independientes terminan sufriendo los costos de los enroques que muchas veces piden los partidos políticos”, afirmó Kast en un video publicado en Twitter.
En la interna el gobierno terminaba un ajuste de sus piezas con el objetivo de recomponer las relaciones con el Congreso y por ello colocaba en el puesto clave a Claudio Alvarado, ex subsecretario de Desarrollo Regional, con amplias redes en el Poder Legislativo. Su nombramiento incluso generó aplausos desde la propia oposición.
Sin querer, Renovación Nacional volvía al Comité Político con el nombramiento de Cristián Monckeberg en Desarrollo Social. Asiento que había perdido con la partida a Deportes de Cecilia Pérez, quien fue reemplazada en la vocería por la ex RN Karla Rubilar.
Sichel tampoco se iba con las manos vacías. Piñera lo designaba como presidente del BancoEstado, sacando a Arturo Tagle, un ingeniero comercial con una dilatada trayectoria en la banca nacional.
En la institución financiera estatal, Sebastián Sichel se encontrará con Pablo Correa, vicepresidente del BancoEstado, el hombre con el que Evópoli quería reemplazar a Tagle.