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17 de Agosto de 2022

Antonio Gil, escritor y columnista: “Le diría a Boric que es de merluzo enojarse por huevadas; se lo dice uno que se llama Gil”

El otrora poderoso director creativo de la agencia de publicidad J. Walter Thompson, comenta el resultado de la franja rumbo al plebiscito de salida, las conductas de los jóvenes que nos gobiernan, la situación con los pueblos originarios. Él, que es admirador de Diego de Almagro y ahora de Héctor Llaitul, ofrece aquí respuestas de izquierda y de derecha.  

Por
"El Rechazo me resulta agotador por su majadería. Yo voto Apruebo, a secas. Chile no puede seguir bajo el veto inmemorial de una élite ignorante, anti patriótica y logrera".
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El encuentro partió así: Rodrigo Guendelman, que lo había tenido en su programa radial “Santiago Adicto”, me recomendó que llamara a la hija del escritor de novelas históricas, columnista y publicista Antonio Gil (68) para ver si quería darme una entrevista. Que ese era el modus operandi.

Elisa Gil, la hija, vía WhatsApp me respondió que sí, que por supuesto, que lo llamara no más y me envió su contacto.

El contacto era del político ¡Luis Maira!

Plop. Perpleja, cual Condorito, escribo:

“Pensé que tu papá era Antonio Gil”.

“Jajajá. Es que los dos son mis papás. Mi madre estuvo casada con ambos. Antonio es biológico y Lucho es de vida”.  

Al día siguiente –Antonio, frente a un plato chipirones en su salsa, y yo, a uno de rabo de toro, en el restorán El Txoko Alavés, que es como la cocina de su departamento–, le pregunto si no lo apena la respuesta de Elisa, la mayor de sus dos hijos, al que él llama “la princesa”.

–Quizás debería enojarme –reflexiona, pero desecha la ocurrencia. El amor por su princesa es más fuerte.

Hija de su temprana relación con la conocida escritora Marcela Serrano, con quien estuvo casado unos ocho años y de quien se enamoró “politiqueando”, la princesa vivió parte de su infancia y juventud en México, donde Luis Maira fue embajador durante los gobiernos de Eduardo Frei Ruiz-Tagle y Ricardo Lagos, entre 1997 y 2003. “Ella estudió arquitectura allá, en México. Y ahora está embarazada por segunda vez, la princesa. No se está sintiendo muy bien; tiene 40”, comenta, súper enterado, porque obviamente son uña y mugre. Elisa le ayuda a resolver cuestiones prácticas como a quién le da entrevistas y a manejarse con la tecnología.

Pedro, su hijo músico, que hasta ahora vive con él, pero justo hoy está dejando el departamento de calle Mosqueto, es harto menor. Tiene 31 y es fruto de su matrimonio con Loreto Vuskovic, de quien está separado hace añares.

Soltero, urbano y conversador, el columnista de Las Últimas Noticias, cuyo alter ego es el recordado Vinicio Cordeiro, cronista gastronómico “propietario de un estómago lisa y llanamente sobrenatural”, que pasó injustamente a la historia cuando LUN terminó con el suplemento donde cobraba carnívora y etílica vida, vive a sus anchas en la corta e intensa calle Mosqueto. 

“Este no es barrio de piezas por hora, sino de maricones maduros de derecha, gente valiosísima. Son los  únicos gallos de derecha inteligentes que hay en Chile, gente con la que se puede discutir. Yo, para embromar a mi hijo Pedro, cuando recién llegué al barrio me ponía un pañuelo rosado de seda al cuello, cuando me juntaba con ellos. Y el Pedro le comentaba con preocupación a la Loreto, su mamá, que yo me estaba poniendo medio raro”.

Personaje del barrio, esta misma mañana anduvo en una asamblea de vecinos buscando cómo lograr que el sector vuelva a florecer, porque el famoso estallido social lo dejó bien deteriorado. “Mira, unos idiotas le pintaron un diente negro al pobre Matta”, comenta, posando frente a un mural que tributa a Roberto, el pintor.

Lo acompaña Tipi, su terrier chileno, que es igual a Washington, el perro de Condorito, personaje aún más popular que su dueño en el barrio del Museo de Bellas Artes. “Acá hay un verdadero culto por los perros. La gente conoce a la Perla, a la Susi, al Tipi, y no tiene idea cómo se llaman sus dueños. Yo soy el Tipi”, dice Antonio, chocho, besando a su mascota, su única actual fuente de contacto físico, según propia confesión.  

A Boric le faltan “cuadros”

Sentados en su restaurante-casa, remojando marraquetas en aceite de oliva, le pregunto si masculla, porque me tinca que lo hace.

–Sí, Ximena –responde, sincero. Y agrega: –Desde hace un tiempo que soy viejo y mascullo sin parar. Pienso en voz alta, y me hablo a mí mismo, mascando las palabras. Poemas, nombres olvidados, frases de la Biblia, pensamientos oscuros. Ahora, no me altera en absoluto el ser viejo porque he aprendido que la máxima sabiduría consiste en convertir en deseable lo inevitable.  

–¿No te parece que el mundo político se ha convertido en una lucha generacional?

–El tema de la confrontación generacional, sin duda, existe aquí, hoy, como ha existido en todas partes, siempre. Es tan así, que existe una teoría que plantea que ya durante la edad de piedra, en  las cavernas, los viejos inventaron la religión como un poder invisible que por medio de  conjuros y dibujos en los muros de las grutas facilitaban la caza. Esto les evitó ser desplazados de sus posiciones de poder por los cazadores jóvenes, los  que venían con carne de antílopes o de jabalí, agradecidos del influjo que en un espacio misterioso ejercían los viejos sacerdotes.    En nuestro país, la juventud de los gobernantes tiene un ilustrativo antecedente ya en tiempos de la conquista. Uno de los primeros gobernadores españoles de estos parajes difusos fue García Hurtado de Mendoza, cuando tenía 21 años.

–No tenía idea, cuéntame más.

–En las crónicas de la conquista, quienes lo describen, coinciden en retratarlo como un mozo de carácter arrogante, voluntarioso y altanero. Un genuino hijo de puta. Investigando para una novela que tiene a Ercilla como personaje central, “Mezquina Memoria”, me encontré con este ser insólito que exploró hasta Chiloé y capturó a Caupolicán a quien mandó ejecutar del modo más cruel imaginable. Llegó don García Hurtado de Mendoza con 450 hombres, entre los que venía Alonso de Ercilla, huyendo de la suerte mortal corrida por todos los que fueron pajes de Felipe II. Todos habían sido degollados o envenenados ya que nadie podía tener sobre su majestad el ascendiente que da el haberse criado y crecido juntos. Mucho más tarde, durante la patria vieja, aparecerá un José Miguel Carrera, fusilado a los 35 años, en Mendoza, tras una vida de incontables correrías, arrebatos y niñerías. Carrera, ese prócer, al cual el poeta que ama el amor de los marineros describe “hermoso como un clavel y embriagador como el vino”. En fin, los jóvenes han estado desde muy lejos en el tiempo disputándonos el poder a los viejos mascullantes.

–La hija menor de tu ex, la magíster en literatura, Margarita Maira Serrano, fue polola de Gabriel Boric, cuando era diputado. Él lo contaba con orgullo, pero pedía que no se divulgara, Ella pudo ser Irina. Y tú pudiste hacer sido una suerte de suegro político de rebote. ¿Conoces al joven presidente?

–Sí, me lo topé en ocasiones. Es un buen muchacho. Lo mejor que tiene es su curiosidad intelectual, es que cuando pregunta lo hace con genuino interés por saber, por aprender. No como la mayoría, que lo hace de manera impostada, condescendiente. Eso me gusta de él.

–Y la comentada soberbia moral de Giorgio Jackson, ¿qué te parece?

–Me parece que Giorgio es un muy buen tipo, sano y decente, que  derrocha juventud. Pero que se equivoca en su apreciación respecto de la condición menos corruptible de los integrantes de los segmentos de menor edad. La adicción al dinero, quizá la más nefasta de todas, no le pide el carnet a nadie. Mira lo que sucede en Argentina: como todos sabemos, dentro del kirchnerismo existe “La Cámpora”, una suerte de tanque de ideas kirchno-peronistas, dirigida por Máximo Kirchner, involucrada en los más obscenos escándalos de corruptela. Y los jóvenes allí son los peores ladrones  de todos. Es cierto que hoy en Chile, muchos ex concertacionistas están forrados; eso no es un invento de Giorgio.

–Entre las jóvenes Izkia y Camila, ¿con cuál te quedas?

–Con Camila, sin dudarlo. Su formación como cuadro comunista y su estrategia de proyección personal, desde el look hasta la forma de construir las frases, es infinitamente más fina que la de nuestra aguerrida pero improvisada y poco estratégica ministra del Interior. Izkia fue clave en el triunfo de Boric, pero me parece que debería estar fuera hace rato.

Nos entretenemos comentando la expresión “cuadros”, que tiene tantas connotaciones. Antonio afirma que el gobierno de Boric “no tiene cuadros. O sea, gente formada para gobernar. Por eso, ahora están dejando entrar a muchos conchesumadres de la Concertación, y por favor, ponlo así: conchesumadres”.

–¿Te parece justo que le digan El Merluzo al presidente? ¿Y que él se queje del apodo y le duela?

–Ser un “merluzo” es ser un “bobo”, un “huevas”. Y el presidente Boric se compró el apelativo por hablar de más. Un periodista español lo bautizó como “merluzo”, a raíz de sus críticas injustificadas  al rey durante el cambio de mando. Yo le recomendaría al presidente Boric no ofuscarse y hacer propio el apelativo. Invitar a comer merluzo. Crear el día de los merluzos. La marcha de los merluzos. Adueñarse del apelativo. Te lo dice alguien que se llama Gil y que ha debido lidiar con infinitos originales que, desde la más tierna infancia, han tratado de huevearlo por su apellido. Se llama “arrancar pa´ delante”. Es un poco merluzo enojarse por huevadas. 

Con las patas y el buche

De qué vive Antonio Gil. Se lo pregunto y me encanta porque responde sin objeciones. Es como a prueba de contralores. Y menciona sus tres fuentes de ingresos: “Una buena renta vitalicia; soy asesor vitalicio de marketing de Rosen, empresa donde tengo el rango más alto: soy amigo de Rosen; y la columna de LUN me paga el arriendo”. 

Lo de Rosen es parte de su etapa como director creativo y de planificación de la agencia J. Walter Thompson (hoy JWT), donde hace 20 años intuyeron lo que pasaría con los medios de comunicación en Chile. “Pero nadie supo cómo anticiparse, cómo monetizar la web y siguen sin saber. Yo detesto a los influencers y todas esas estupideces. Detesto sobre todo a las influencers surfistas de Pichilemu”, dice, arbitrario y tajante, reconociendo luego ese defecto de carácter.  

–Como publicista, ¿qué te ha parecido la franja?

–Creo que el Apruebo ha logrado entender, por fin,  que hay que salir de la arena a la que te arrastra el contrincante. Que quedarse ahí es muy mal negocio. Intentar sólo demostrar que los del Rechazo mienten, es una trampa mortal. En publicidad es central contestar a la pregunta de las personas ¿qué hay de bueno para mí ahí? Contar lo que se gana como país y salir de lazo. El receptor es ciento por ciento  emocional, por lo que debe intentarse siempre una épica que le toque el corazón. Yo hace años que no tengo televisor. He visto las franjas por Internet y creo que funciona bien el  formato Tik Tok. El Rechazo me resulta agotador por su majadería. Yo voto Apruebo, a secas. Chile no puede seguir bajo el veto inmemorial de una élite ignorante, anti patriótica y logrera.

Escritor de notables novelas históricas, como “Hijo de Mí”, publicada hace 30 años y reeditada por la UDP este 2022, Antonio se enamora de figuras históricas con mala prensa, como Diego de Almagro. Dice de él: “Almagro es un personaje mítico. Una aparición en estos valles. Nunca he estado del todo seguro que alguna vez existiera. Mi novela lo busca por entre los pliegues de su historiografía escasa. Me fascinan los valientes”.

–Esto del indigenismo imperante, de la plurinacionalidad tan en boga, vuelve sumamente impopulares a hombres como Almagro. ¿Cómo lo defiendes?

–Hasta el más necio sabe que no se puede juzgar el pasado con criterios del presente. El descubrimiento y conquista de América es un porfiado hecho. Yo jamás juzgo para atrás. Que España tenga que pedir perdón, ¡por ningún motivo! Esa es una leyenda negra contada por los ingleses y es una infamia. Piensa que las universidades más antiguas de habla española están en América, y eso implica deseos de quedarse, no de arrasar. Los mapuches no son blancas palomas tampoco. Pregúntales a los chiquillanes, aunque no vas a poder, porque no quedó ninguno: los mapuches los arrasaron. Eso es lo que hacen los pueblos: dominar a otro, igual que las abejas asesinas. Los pueblos originarios se comían a las guagüitas recién nacidas, que deben ser ricas, sin duda. No eran el buen salvaje que se imaginan algunos.

–¿Cómo ves el conflicto en la llamada macro zona sur?

–La Guerra de Arauco es de las más largas que existe y no se ha acabado. Estamos al borde de una guerra civil de baja intensidad y de una guerra declarada de alta intensidad en esa macro zona sur.

Cuenta que hace años se compró un terreno más al sur de Quellón, en una isla chica. Y se hizo una casa de dos pisos. Hace años que no va y no volverá a ir. “Yo no voy a pelearme con los pueblos originarios, así es que se la tomen los huilliches no más”.    

–¿Llaitul es el enemigo de la nación?

–Creo que Héctor Llaitul es el único líder de verdad carismático que existe hoy en estos paisajes. No digo Chile, porque él no se siente en Chile. Un personaje poderoso y trágico que avanza como los héroes de la Antigüedad hacia la traición y la muerte. Su radicalización, forzada y sin destino; su análisis marxista de segundo enjuague recuerda al de ETA de los años setenta y ochenta. Ya sabemos que pasó con Euskadi Ta Askatasuna. Mucha sangre, mucho fervor, echados al río.

Y remata diciendo que lo encuentra sexy.

-El que no sé si era sexy, pero sí libidinoso y gozador era Vinicio Cordeiro. ¿Lo extrañas?

–Yo soy y seré siempre Vinicio Cordeiro. LUN suprimió el suplemento donde vivía este personaje, se editó un libro, Las Patas y el Buche, y a Vinicio me lo tuve que traer a la casa. Y aquí vive. Es un invitado permanente. Gotoso. Mascullante. El círculo más próximo del personaje fue diezmado por la cirrosis hepática. Las Patas y el Buche sobrevive, ingiriendo cantidades heroicas de alcohol y grasas saturadas.

Aunque Antonio tiene su facha, el hígado sano, y, sin duda, mucho encanto, está solo. Sin mujer estable. Se contenta con ir a los Baños Turcos de Miraflores, donde se congrega la gente más interesante de Chile y se escuchan las conversaciones más apasionantes, sobre todo los lunes. “Ese día van los feriantes, los comerciantes de La Vega, y hablan sobre cuestiones claves, como quién se compró todo el zapallo de guarda”. Además, cuenta con la fidelidad de su perro Tipi, que se iba a llamar Batuco, y con la convicción de que “los hombres tenemos una deuda histórica con las mujeres, así es que la paridad es de plena justicia. Los hombres somos como el pico, ponlo así. Siempre estamos dependiendo de la inteligencia, de la inventiva, de la capacidad de sobrevivir de las mujeres. Y, claro, no es bueno estar sin mujer estable. Uno se convierte en un viejo que masculla”.  
 

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