Bullying, insultos y empujones: Así fue el “día de terror” de las alumnas del Colegio San Ignacio de El Bosque
Profesores y funcionarios del colegio jesuita narraron a EL DÍNAMO cómo fue la manifestación de 50 alumnas descontentas que terminó con acoso, golpes, insultos, Carabineros indagando delitos sexuales y alumnos agredidos en la calle por desconocidos que reconocen su uniforme "ignaciano"
“Fue una manifestación pacífica en el Jean’s Day del Colegio San Ignacio. A las 10.25 horas, en el primer recreo, unas 50 niñas, cálculo, de los séptimos y octavos básico, se sentaron en el suelo y formaron un círculo en el centro del patio del segundo ciclo. Ahí, la mayoría, se sacó la polera que vestía, quedaron con jeans y un peto negro elasticado, y expresaron que se sentían discriminadas. Entonces, un grupo de alumnos, quizás 200 de los cerca de 600 que hay en ese patio, comenzó a lanzarles insultos, gritos, silbidos, piropos impropios”.
Así relata uno de los docentes, a EL DINAMO, cómo comenzó el incidente del presunto abuso sexual masivo contra una varias de niñas del Colegio San Ignacio de El Bosque que investiga la Fiscalía Oriente, en un caso lleno de complejidades, aristas y versiones.
Cuatro de testigos presenciales del episodio coinciden en que era tal la cantidad de alumnos y alumnas que encontraba en recreo, que era difícil identificar con claridad los detalles de la trama que se desarrolló y donde muchos estudiantes continúan conmocionados.
Un profesional coincide con el anterior sobre el inicio de los hechos. No obstante, las principales diferencias están en lo ocurrido después y que habría sido más violento.
“Si, hubo una manifestación de niñas de 7° y 8° básico, de los cuatro cursos de cada nivel, que se sacaron la polera y quedaron en peto o top para denunciar un hostigamiento que les ha pasado desde hace mucho tiempo, sobre cómo las miran, insultos sexuales o palabras como “feminazi” que les dicen estudiantes mayores, pero también de su generación. El problema es que las niñas lo habían hecho presente el año pasado a la dirección y no se hizo nada”, afirma otro miembro de la institución jesuita.
“Dos directoras se miraban sin saber cómo abordar el descontrol”
Luego de eso hay dos versiones. Tres testigos del San Ignacio, todos adultos, señalan que, mientras las niñas estaban en el suelo, fueron cercadas por compañeros ignacianos más grandes de forma intimidante.
Según esta versión, ya avanzada la manifestación pacífica, cuando los gritos y la presencia de alumnos se tornan amenazantes, unas 20 niñas subieron al segundo piso del establecimiento, a la oficina del director del III Ciclo, el profesor Felipe, para reclamar por el calibre de los improperios.
Detrás de las menores, subió también una masa de varones, posiblemente 50, algunos para mirar y otros para reclamar por la protesta o los insultos que recibieron de vuelta. Mientras, todo esto ocurría, en el patio dos directoras se miraban sin saber cómo abordar el asunto que se descontrolaba. “No hay nada que informar”, respondió una de ellas a EL DINAMO y quien está citada a declarar al Ministerio Público.
Conforme a los relatos, en el segundo piso, había fácilmente más de 80 estudiantes, entre hombres y mujeres. En inmediaciones de la oficina del encargado de ciclo, observadores dicen haber distinguido gritos e intercambios de golpes y empujones. Ese es un hecho, aunque no es el más grave, en el cual se investiga si hubo actos abusivos de connotación sexual en ese lugar.
En medio de ese caos, dos testigos afirman que los docentes llevaron a las niñas más afectadas al teatro del colegio para entregarles contención emocional y evaluar lo ocurrido. “Se les llevó porque había unas entre 15 y 20 de alumnas afectadas, más o menos, llorando o asustadas por la agresividad de algunos de sus compañeros más grandes, pero también alumnos de séptimo ”, afirma una profesora.
“Un problema es el recreo, reúne a 600 hombres y 120 alumnas”
Una versión distinta narra otro testigo, aunque precisa que desde donde se hallaba era imposible ver el panorama completo. “Lo que yo pude ver bien es que cuando terminó el recreo, las alumnas, imagino que la mayoría, volvieron a sus salas con sus compañeros, aunque fue imposible hacer la clase, estaban todos muy alterados y nerviosos. Pero sí se hizo contención de las niñas más afectadas en un lugar”, señala otro docente.
“Uno de los problemas que yo he visto en el recreo, es que el patio está destinado para los cuatro cursos de séptimo y octavo, que son mixtos, pero también para los cursos de educación media, que son cuatro por nivel, en los que solo hay hombres. En el patio del recreo coinciden aproximadamente unos 600 varones y unas 120 alumnas mujeres, ahí se producen situaciones”, señala una fuente cercana a la investigación interna del establecimiento.
Y agrega: “Una de las quejas permanentes y que no se ha abordado con la seriedad que amerita es que las jóvenes denuncian actos de acoso o agresividad de estudiantes mayores, como que una muchedumbre de varones se para a la bajada de la escalera, que es una parte angosta, para gritarles cosas o hacer comentarios improcedentes, de los que no queda registró. Otro ejemplo es que algunos alumnos, son una minoría por supuesto, se amontonan y les gritan cosas vinculadas a una especie de rango de belleza, se sienten hostigadas. Mi impresión es que hay una costumbre hostil con las niñas de un sector de los alumnos, desde su incorporación al colegio mixto. Hay un bullying con ellas porque son pocas”.
“Lo más grave en el abuso sexual vino en el segundo recreo”
Según fuentes ligadas a la investigación, en el segundo recreo, a eso de las 12 horas, mientras la mayoría de los escolares salía de sus salas, el grupo de niñas seguía en el teatro junto a profesores que las contenían y escuchaban.
Al percatarse de la reunión entre maestros y niñas, una cáfila de estudiantes desde el exterior comenzó a gritarles calificativos ofensivos, tales como “locas” o “feminazis”. En ese marco, sostienen dos personas presentes, varias niñas deciden volver a la sala de clase.
“Mientras un pequeño grupo de alumnas caminaba hacia sus salas, en el segundo piso, una de las niñas fue violentamente tocada en sus zonas privadas por un estudiante de enseñanza media. Estamos tratando de determinar qué alumno fue, no sabemos si ella logró verlo, había varios profesores conteniendo a las alumnas, y en esto no hay claridad. Luego de que ella fuera agredida, la situación se salió totalmente de control y se armó una pelea”, señala una fuente que conoce el caso con detalles.
“Yo advertí que una cosa así podría pasar…”
Y luego agrega: “Algunas niñas fueron a contenerla, algunos estudiantes le gritaban insultos a las niñas en medio de empujones, otros jóvenes defendían a su compañera a golpes, y también niñas buscaban al agresor, que se escondió, para hacer justicia. Ahí se armó un caos y una riña grupal muy difícil de controlar. Algunos y algunas saben quiénes los agredieron y otros no. Yo advertí que una cosa así podría pasar porque había indicios que no se abordaron entre el colegio de hombres y el mixto”.
Luego de eso, nuevamente surgen dos versiones. Una sostiene que, tras el incidente, la víctima llamó a sus padres y llegó Carabineros a empadronar testigos. Sin embargo, también hay testimonios de que los hechos continuaron en el casino a la hora de almuerzo y que posteriormente arribó la policía uniformada.
Según explican en la comunidad escolar, unos pocos compañeros varones apoyaron la manifestación de las niñas de 13 y 14 años. A otros no les importó y otros tantos, habrían preferido distanciarse del violento y confuso escenario vivido en el patio esa mañana por miedo a ser involucrado en alguna denuncia.
“La caza de brujas tras el Jean’s Day “
Luego de que los hechos se hicieran públicos, señalan fuentes ligadas al San Ignacio de El Bosque, se inició además lo que denominan una “caza de brujas”.
El martes pasado, un alumno de 17 años, que llevaba la polera del instituto jesuita, fue abordado por transeúntes en la calle cerca de un mall. Al ser reconocido como “ignaciano”, lo acusaron de ser un delincuente, y lo golpearon sin motivo.
Ese mismo día, un niño del colegio fue escupido por alumnos de otro centro de estudios por lucir una insignia del San Ignacio de El Bosque. Y el propietario de un automóvil decidió sacar el adhesivo ignaciano del parabrisas, para evitar ser ajusticiado por algún enajenado.
Un clima hostil por doquier hizo, desde el miércoles, que escolares de varios cursos comenzaron a llevar una muda de ropa, por temor a verse envueltos en un ajusticiamiento popular en la vía pública.
“También dos estudiantes afectadas, o no, no sabemos, por los chats grupales han sindicado como responsables de abuso a dos niños, de forma pública, que no estaban en lo que pasó, según hemos visto. En un caso, creemos que es un ajuste de cuentas asociado a algo distinto. Tenemos temor de que haya acusaciones injustas o dolosas. El clima acá explotó”, señala otro testigo de los hechos a EL DÍNAMO.
Durante toda la semana, las víctimas colocaron globos morados en algunos lugares del establecimiento, también pañuelos y lienzos de color con la leyenda 31-M, y a lo menos 10 docentes han ido a declarar y la Superintendencia de Educación prepara millonarias sanciones.