Renta vitalicia o retiro programado: ventajas y desventajas de ambas modalidades de pensión

En el complejo escenario de las jubilaciones en Chile, la elección entre renta vitalicia y retiro programado se erige como una decisión crucial para los trabajadores que se acercan a su retiro. 

De acuerdo con lo establecido en el Decreto Ley N°3.500 sobre el sistema previsional, en Chile existen distintas modalidades de pensiones a las cuales la gente debe optar una vez quiera iniciar su jubilación. Estas pueden considerar un retiro programado, rentas vitalicias o una combinación de ambas.

Cada una de estas modalidades de pensión poseen una serie de características, pros y contras que pueden ser más convenientes dependiendo de las necesidades de cada afiliado y su grupo familiar. 

Con el objetivo de aclarar las particularidades de las modalidades de pensión existentes y ayudar a los futuros jubilados a tomar una decisión informada, es importante comparar y hacer un versus entre el retiro programado y la renta vitalicia, para así analizar las ventajas y desventajas de cada una.

Retiro programado

Bajo esta modalidad, el dinero que se ahorró en la cuenta de capitalización individual, la cual está a cargo de una Administradora de Fondos de Pensiones (AFP), una vez iniciado el período de jubilación, es utilizado para pagar una pensión mensual al afiliado.

Esta mensualidad se determina según una serie de factores, tales como la esperanza de vida del individuo, la cantidad de dinero ahorrado durante los años de cotización, la rentabilidad real del fondo de pensión y la tasa de interés vigente.

El monto de la pensión se recalcula anualmente dependiendo del saldo restante en la cuenta del afiliado y de la tasa de interés determinada por la Superintendencia de Pensiones. Esto significa que, generalmente, el pago mensual va disminuyendo debido a que el saldo se va agotando.

Renta vitalicia

A diferencia de la modalidad anterior, la renta vitalicia está a cargo de una compañía de seguros, la cual administra los fondos de sus asegurados para entregarles una pensión fija y estable por el resto de sus vidas.

De esta forma, los afiliados que optan por la renta vitalicia deben traspasar los fondos desde su AFP a la aseguradora, la cual pacta un contrato con su cliente estableciendo la mensualidad que éste recibirá hasta el día en que fallezca.

Al igual que en el retiro programado, la cantidad pagada mes a mes considera la esperanza de vida del pensionado, su grupo familiar, el dinero ahorrado y la tasa de venta vigente. Sin embargo, el monto establecido no se vuelve a recalcular (si bien la ley establece algunas excepciones) y se mantiene fijo de forma vitalicia, por lo que el afiliado no se arriesga a quedarse sin pensión. 

A su vez, si el individuo llega a sobrepasar su esperanza de vida, seguirá recibiendo su renta vitalicia, ya que la aseguradora asumió el compromiso de seguir pagando la pensión pactada hasta que su cliente fallezca. 

Además, la pensión se expresa en UF, por lo que el pensionado podrá mantener el poder adquisitivo y así estar protegido frente a la inflación. 

Por otro lado, una de las desventajas de la renta vitalicia es que no ofrece el derecho a herencia, lo cual puede resultar perjudicial. Sin embargo, esta modalidad puede ser contratada con una cláusula adicional denominada “período garantizado de pago”, que consiste en que si el afiliado fallece antes del término del periodo garantizado, la compañía de seguros debe pagar el 100% de la pensión contratada, a los beneficiarios con derecho a pensión de sobrevivencia, de no existir éstos, a los beneficiarios designados y de no existir ninguno de los anteriores a los herederos legales del asegurado. 

Dentro de esta modalidad existen tres alternativas diferentes:

• Renta vitalicia Inmediata: Es el tipo tradicional de renta vitalicia, ya que ofrece las mismas características anteriormente nombradas y descritas, sin variaciones.
• Renta vitalicia diferida: Es una modalidad hibrida entre retiro programado y renta vitalicia, que se caracteriza por ofrecer una jubilación compuesta por dos etapas y a cargo de dos entidades distintas.
  Esto quiere decir que, una vez iniciado el período de jubilación el individuo obtendrá una pensión de retiro programado a cargo de su AFP, denominada renta temporal, lo cual dura una cantidad de tiempo establecida previamente. En el momento en que este plazo se cumple, comienza la segunda etapa de la renta vitalicia, a cargo de una aseguradora.
  En esta modalidad los fondos del afiliado son divididos y repartidos entre las dos instituciones, donde al momento de pensionarse se determina la mensualidad que se le pagará a la persona en su etapa respectiva.
  Es decir, la persona jubilada recibe una pensión de retiro programado por un tiempo determinado. Luego, una vez transcurrido los meses de diferimiento y que se agote el saldo de su cuenta, comienza su renta vitalicia, la cual se extiende durante todo el resto de su vida.