Mario Desbordes y proceso constituyente: “Boric es uno de los responsables del fracaso brutal del 4 de septiembre”
El ex presidente de Renovación Nacional aseguró a EL DÍNAMO que el Gobierno no desea transformar el 17 de diciembre en un plebiscito sobre su gestión y por eso se mantiene al margen, aunque su posición "es evidente".
Si bien hace una autocrítica en cuanto a no haber impulsado con más decisión los acuerdos alcanzados durante el estallido social de 2019, el ex presidente de Renovación Nacional, Mario Desbordes, no tiene duda que la propuesta que votará la ciudadanía el 17 de diciembre es mejor que la actual Constitución.
De la propuesta destaca que ordena más el sistema político y asegura que “es una fake news del porte una catedral decir que se impide la solidaridad en salud“.
Sobre la posibilidad de que se inicie un nuevo proceso constitucional si gana el En Contra, Mario Debordes asegura a EL DÍNAMO que “sería una chacota, haría que termine de enojarse el ciudadano“.
El abogado también duda que la votación que sacaron los republicanos con los consejeros se pueda traspasar a José Antonio Kast, pero cree que sí podría ocurrir con Evelyn Matthei.
Boric y el fracaso de la primera propuesta
—Con el tiempo transcurrido desde que participó en el acuerdo nacional que inició el proceso constitucional, ¿qué conclusiones sacaría sobre lo vivido en el país en este tiempo, tras el estallido social, el fracaso del primer proceso constitucional y con la actual propuesta de los consejeros?
—La frase más certera es que la política está al debe. Primero, no se ha hecho ninguna de las reformas que se comprometieron en ese minuto. La previsional o de salud. Ni siquiera está los planes del gobierno una reforma el sistema de salud. No se ha planteado en ninguno de los discursos presidenciales. Y la de pensiones está trabajada en el Congreso. No hubo finalmente una propuesta de Constitución de consenso amplio, y eso por supuesto es un fracaso de la política.
Creo que Chile perdió una tremenda oportunidad de haber hecho esta reformas estructurales y avanzar hacia una Constitución que fuera el paraguas en donde se cobijara de corazón la mayoría de los chileno. Nada de eso resultó. Estamos al debe.
—¿Cuáles cree que fueron las razones que explican el fracaso de la primera propuesta de Constitución?
—Bueno, no hay duda de que se envaneció a la izquierda más dura, malinterpretaron las demandas ciudadanas y las llevaron al extremo. Creyeron que la ciudadanía estaba por estos cambios radicales, en circunstancias que la gente quería mejor salud, mejores pensiones y terminar con los abusos. Y esto se extremó a una serie de temas muy de nicho, en donde incluso se empezó a golpear aspectos para el chileno medio eran cuestiones básicas, como la chilenidad misma, que no es un concepto de izquierda o derecha.
Creo que se hizo una propuesta llena de causas de nicho, poco generales. Y además con un nivel de agresividad, de descalificación, de intento de pasar la máquina, que la ciudadanía percibió. Y si a eso agregamos a mala imagen que tuvo la Convención por los personajes que participaron, era el cóctel perfecto para que fracasara.
—¿Se puede designar a alguien como responsable del fracaso del primer proceso constitucional?
—Creo que dentro de la Convención, los Stingo. Y fuera de la Convención, el Frente Amplio y su líder, el presidente (Gabriel) Boric, que creyó que esto se podía terminar aprobando y tiró la cuerda al máximo. Se la jugaron a concho como Gobierno y nunca el presidente ejerció un liderazgo en la línea de intentar algo más de consenso, más transversal.
Al revés, yo creo que el presidente tuvo la posición, por llamarla de forma coloquial, de llevarse la pelota para la casa. El presidente fue uno de los que se las jugó concho y es uno de los responsables del fracaso brutal del 4 de septiembre.
—¿Hace alguna autocrítica respecto a su participación en todo el debate constitucional?
—Creo que debimos haber empujado con más fuerza los acuerdos estructurales durante el estallido. El gobierno (de Sebastián Piñera) se opuso por distintas razones, pero hubo posibilidades de llegar a esos acuerdos. Quizás si nos hubiéramos concentrado las primeras dos semanas en sacar adelante estos temas pendientes, lo habíamos podido hacer. En algún minuto había agua en la piscina, al menos desde Renovación Nacional, parte de la UDI y toda la oposición de la época. Y se perdió el momento y fue culpa de todos nosotros.
Llegamos al proceso constitucional porque nos fuimos capaces de aprovechar esa ventana en donde la política sintió el golpe ciudadano de estas manifestaciones pacíficas, no las violentas. La reacción no fue por los incendios, por los saqueos, sino que fundamentalmente fue por las cientos de miles y hasta millones de personas en la calle. Y fuimos culpables de no haber presionados más para lograr buenas reformas que tendrían a Chile en una situación bien distinta.
El segundo proceso constitucional
—¿Qué opina del desarrollo del segundo proceso, qué análisis haría del trabajo del Consejo Constitucional y la Comisión Experta?
—Bueno, es evidente que la ciudadanía tomó la decisión consciente de entregarle el proceso a un sector de la derecha más dura. Eso es el resultado de que la ciudadanía dijo sabe qué, me llevo esto al otro extremo. Más allá del péndulo, creo que los cientos de miles de electores que entran con el voto obligatorio dijeron quiero probar este otro lado.
Republicanos logra una mayoría aplastante, que al inicio hace que también tome una posición bien poco generosa, pero que fue cambiando con los meses. Considero que al final se llega una propuesta bastante menos dura. No tiene comparación en términos de lo que se rechazó el año pasado.
Creo que la intervención de Evelyn Matthei fue clave y me consta, porque cuando dice yo no voy a poner mi capital político para esto que se está empezando a definir, hubo una reacción de parte de los republicanos, así como la capacidad de Chile Vamos de lograr varios cambios en esas semanas, que nos llevan a esta propuesta, la que yo creo que va de la centro izquierda moderada hacia los centro derecha y que yo espero le haga sentido a la gente más apolítica, sobre todo.
Es evidente que no es una propuesta con la que se sienta cómoda la izquierda, eso es algo que salta a la vista, lo dicen ellos mismos y no podemos tapar el sol con un dedo respecto de eso.
—¿Ha tenido tiempo de interiorizarse sobre el nuevo proyecto de Constitución que se votará el 17 de diciembre?
—Sí, por supuesto, lo he leído varias veces e incluso he ido a debates en radio y en televisión con distintas figuras política que están con el En Contra.
—¿Tiene claro cómo votará ese día?
—Voy a votar A Favor.
—¿Cuál prefiere, la propuesta que se votará en el plebiscito o la que presentaron los comisionados expertos?
—Yo prefiero la que salió ahora. La de los expertos tiene cosas buenas pero no se debe olvidar que dejaron sin resolver muchos temas en las que no pudieron ponerse de acuerdo. Y esos son justamente los aspectos que ahora generan mayor polémica. Los expertos no votaron, no aprobaron y no plasmaron en su texto temas ultra sensibles, porque sencillamente no lograron acuerdos. Y hubo varios temas en donde la izquierda pasó máquina, como el tema de las Fuerzas Armadas, en donde por un voto la izquierda se dio un gustito y dejó fuera la posibilidad de un capítulo que detallará su rol y la institucionalidad. O sea, no idealicemos el trabajo de los expertos.
Los puntos más destacados de la propuesta
—¿Cuáles son según su criterio los puntos más críticos de la propuesta?
—A mí me gusta todo lo que tiene que ver con la institucionalidad política. El país no puede seguir avanzando hacia una balcanización de la política. Perú, que ha tenido una crisis tremenda con varios presidentes en pocos años, empezó a retroceder ese camino con un Congreso unicameral. Esta propuesta ordena más el sistema político, establece umbrales y una serie de requisitos que van a ordenar el tema. Otro asunto que a mí me interesa muchísimo, como la seguridad y el orden público, creo que está bien desarrollado, con ideas como el defensor de las víctimas, que me parece súper importante. Hoy día el delincuente más vil tiene un abogado de lujo pagado por todos, que son los defensores públicos, en circunstancias que la víctima no tiene quien lo defienda.
También me parece correcto el tema de la salud. Creo que es una fake news del porte de una catedral decir que esto impide la solidaridad en salud. Lo único que se dice es el derecho a elegir. Por ejemplo, en el modelo holandés, que es con solidaridad, tú eliges quien te brinda el servicio, si el Estado o una aseguradora privada.
Lo que pasa es que la izquierda y el Gobierno confunden ellos mismos la solidaridad con el estatismo. O sea, para ellos no hay solidaridad si no nos vamos todos a Fonasa. Y eso no es así. Lo mismo me parece en pensiones. No veo por dónde no podría haber solidaridad y en ningún caso perpetúa a las AFP. Hoy la ciudadanía está exigiendo tener derecho de propiedad de sus aportes.
—¿Qué opina de quienes dicen que la actual propuesta de texto constitucional es refundacional?
—Una nueva Constitución siempre establece una base nueva en algunos aspectos. Ahora, refundacional en términos de que cambia todo lo que hay y que trata de establecer pilares que son propios de un solo sector político, yo creo que no. Creo que el texto incluye una flexibilidad de reforma y muchos de los temas más delicados los va a tener que ver el Congreso después, así que no veo que sea refundacional.
—¿Cree que se fracasó en el propósito de entregar un texto “que nos una”? ¿Es posible conseguir un texto así de transversal?
—La propuesta no es transversal para el mundo político, lo que no significa que no sea transversal para el chileno, que mayoritariamente no está empapado de la discusión política. Por lo tanto, puede ser transversal para la ciudadanía y no serlo para el 20% o el 30% de los chilenos que votan de manera voluntaria y que están más interesados en la cosa política.
¿Un Milei en Chile?
—Esa transversalidad ciudadana de la que habla, ¿podría hacer que gane la opción A Favor?
—Yo espero que sí, que esa transversalidad ciudadana vote A Favor pensando que el texto es bueno en los temas en los que la gente hoy día pide definiciones y marcos nítidamente establecidos, que permitan que Chile retome la senda de crecimiento. Estamos súper mal en términos económicos, de crecimiento. Estamos últimos en el ranking, al lado de Haití. Y en términos de seguridad, estamos cada vez peor. Y, por lo tanto, la gente está pidiendo estos cambios ahora. Si no lo hacemos ahora, no nos quejemos si nos pasa lo de Argentina.
Que llegue un (Javier) Milei a la Casa Rosada tiene que ver justamente con que la izquierda y e incluso el gobierno de (Mauricio) Macri no son fueron capaces de dar respuestas a la ciudadanía.
—¿Cree que la votación obtenida por el Partido Republicano con los consejeros se puede proyectar de cara a una eventual candidatura de J.A.Kast?
—Mucha gente que votó por los republicanos no es elector de los republicanos, hay varias encuestas que en su minuto lo dejaron súper claro. Ahora, la pega de ellos es intentar captar esa votación, lograr una adhesión de esos electores de manera más estable. En lo personal, creo que no. Pienso que la ciudadanía está pidiendo otras cosas hoy día. Y, en ese contexto, es Evelyn Matthei.
—¿Entonces estima que esa votación sí se podría traspasar a la alcaldesa de Providencia?
—Yo creo que hoy día la ciudadanía está viendo personas creíbles y con buena capacidad de gestión en Evelyn Matthei, Rodolfo Carter y Germán Codina. Son alcaldes exitosos, que han hecho un trabajo extraordinario, muy cercanos a la ciudadanía y muy sensible ante los problemas que afligen al ciudadano común, pero que no le hacen el quite a la política. Creo que ese tipo de figuras son las que la quiere hoy día, y por ahí va esa definición presidencial de la centro derecha.
—¿En qué escenario queda la derecha agrupada en la UDI, RN, su partido, y Evópoli si gana la opción En Contra?
—No veo un daño a la institucionalidad ni al posicionamiento de Chile Vamos, porque muchas de las personas que están En Contra no lo están contra Chile Vamos. Muchas de esas personas votarán así porque siente que las prioridades hoy son otras, la delincuencia, la economía. Las personas a las que se le habla de la nueva Constitución te responden que su problema es que le hicieron una encerrona o entraron a robar a su casa. En estas pocas semanas que restan la idea es explicarle a la ciudadanía que se pueden hacer ambas cosas. Tenemos que mostrar las virtudes de la propuesta, explicarla y que la gente se dé cuenta que de verdad es positivo que se apruebe.
Por otra parte, al elector de derecha o de centro derecha también le sale gratis votar en contra, porque la propuesta es buena, pero la actual tampoco es mala.
¿Constitución de Pinochet o de Lagos?
—A propósito, ¿qué opina que ocurrirá con la izquierda chilena ante la disyuntiva de elegir entre seguir con la Constitución de Pinochet o votar por la que lideró el Partido Republicano?
—Lo primero es que me da risa la vuelta carnero de mi amigo Pancho Vidal, que hablaba de la Constitución de Pinochet y ahora dice que es de Lagos. Allá él y todos los arrepentidos de haber dicho que era la Constitución de Pinochet. Ahora, si se aprueba esta propuesta sí tiene un efecto en lo político bastante duro para el Gobierno y, por lo tanto, ese 20, 25 o 30 por ciento que responde a un ciudadano fidelizado por las coaliciones de gobierno, tiene muy claro que un triunfo del A Favor sí le afecta y está comprometido con el En Contra. Creo que, en definitiva, van a entrar en la estrategia de Pancho Vidal, quien ahora nos va a mostrar que él también firmó la actual Constitución.
—¿Qué opina de las declaraciones de Beatriz Hevia sobre los “verdaderos chilenos”?
—Escuché su explicación posterior, pero yo prefiero no usar ese tipo de calificativos, que no nos unen. El chileno verdadero puede ir desde el que piensa como yo al que piensa como cualquier otra persona en el espectro político. Segmentar a la ciudadanía en grupos no es no es positivo. Pero no creo que Beatriz Hevia haya tenido una mala intención ni de dividir al chileno entre buenos y malos. Quizás en su lógica el que no es verdadero chileno es el que está por la violencia, el que tira la molotov. Yo creo que ese es un chileno que se equivoca o que comete un delito, pero no deja de ser chileno. No es una frase para la presidenta del consejo.
—Sea cual sea el resultado del 17 de diciembre, ¿cree que habría que iniciar o no un nuevo proceso constitucional?
—No, por ningún motivo, sería una chacota, haría que termine de enojarse el ciudadano. Se apruebe o no la propuesta, la gente quiere ver a los políticos el día 18 de diciembre de cabeza solucionando los temas urgentes, la seguridad, el empleo, la economía, las listas de espera en salud. Quiere que los parlamentarios se dejen de tontear, se sienten a la mesa y busquen acuerdos en los grandes temas. La gente siente que el político nunca se ocupa de los temas que le preocupan al ciudadano.
—Si no se cierra la etapa constitucional ¿podríamos vivir un estallido social?
—No veo margen para un estallido social con violencia, como el que vimos en el 2019. Creo que el 90% de los chilenos no estaría dispuesto a aceptar violencia, saqueo y destrucción. Y hay que consignar que en las encuestas de la época, hasta un 40% llegó a decir que sin violencia no habría cambios. Hoy y mirando con perspectiva lo que ha pasado en estos años, creo que muchos de los que pensaban así en ese minuto no lo harían ahora. Sin embargo, sí podría haber movilizaciones pacíficas de la ciudadanía para exigir soluciones para los problemas urgentes que la aquejan.
—¿Cuál cree usted que debería ser la posición del gobierno ante el plebiscito el 17 de diciembre?
—Su posición es evidente, pero no quieren transparentar que están todos En Contra ni quieren ayudar al A Favor. No quiere transformar el plebiscito del texto en uno que evalúe la gestión del gobierno. Si hicieran eso, le harían un tremendo favor, vale la redundancia, a la opción A Favor. Por lo tanto, yo creo que el presidente y el gobierno se van a tratar de mantener el margen.