Comunidad Toesca 1845 busca contribuir a la ciudadanía con talleres y ser referentes de vida sustentable
En la casa de dos pisos ubicada en el centro de Santiago conviven siete mujeres que esperan ser una demostración de una nueva forma de vivir más amigable con el Medio Ambiente.
Talleres de canto, biodanza, baños de Gong, constelaciones familiares, entre otros son los que ofrecen en Toesca 1845, una comunidad vegana y ecofeminista que nació en medio de la pandemia con el objetivo de convivir entre mujeres, cuidarse y acompañarse.
“Nos han preguntado por qué vivimos sólo mujeres en esta comunidad y es que este es un espacio para juntar fuerza entre mujeres porque nos vemos representadas en la historia de la otra y nos acompañamos desde ahí”, declaró Úrsula Salas, quien vivía en el primer piso de esta casa y que cuando se desocupó el segundo piso implementó la idea de esta comunidad.
Toesca 1845 es un edificio de tres pisos y la comunidad reside en los dos primeros. Allí conviven siete mujeres donde comparten los gastos de las cuentas, las labores del hogar y la compra de alimentos en grandes cantidades en la vega, lo que significa un ahorro considerable.
En un principio que cuando se mudaron al lugar descubrieron que tenían varias cosas que no usaban, por lo que decidieron hacer una venta de garaje que tuvo gran acogida en el barrio. Continuaron abriendo la tienda con ropa donadas por familiares y amigos, y agregaron artesanías, plantas, productos de emprendedores y alimentos a granel.
Hoy la tienda abre de forma intermitente y la comunidad se ha centrado en entregar talleres abiertos a todo público, algunos con cuota definida o aporte sugerido y algunos gratuitos. “Eso lo hacemos para dar un servicio a la comunidad de desarrollo personal y espiritual. Tenemos tertulias de música, talleres de meditación, de canto, de expresión, constelaciones familiares y terapías alternativas”, detalló Úrsula.
Talleres abiertos a la ciudadanía
A diferencia de la convivencia, los talleres están abiertos a toda la ciudadanía. Uno de los talleres que comparten es Biodanza, un concepto desarrollado por el chileno Rolando Toro y que pretende hacer que las personas se vuelvan a encontrar entre ellas. Esta “poética del encuentro humano” es impartido por Grace Molina.
“La vida en general nos mantiene separados y distantes, donde perdemos la sensibilidad y el contacto. La biodanza es volver a mirarse los unos con los otros, conectarse y danzar. En eso uno también va encontrando el movimiento propio, ya que no se trata de seguir una coreografía, sino que sentir la música y que ella genere movimiento en el cuerpo. Es un proceso hermoso porque vas conociéndote a ti misma a la vez que te acercas a otras personas y generas vínculos”, compartió.
Otro taller entregado en la ciudadanía es “Canto y exploración vocal”, dado por Natalia Cortés, quien entrega herramientas técnicas para liberar la voz. “Este taller es liberador porque nos han hecho creer que hay voces lindas y voces feas, gente que puede cantar y otras que no y eso no existe. Todos cantamos. Yo siento que ese taller te empodera, porque tu voz es parte de tu identidad y el abrazarla te da más seguridad. Es increíble el cambio, yo lo he visto en mí misma”, confidenció.
Además, imparten Sesiones de Sonoterapia a través baños de gong entregado por Mario Silva donde la gente llega con su mat y una frazada y se acuesta a recibir las vibraciones de los instrumentos. Otra terapia alternativa del lugar son las Constelaciones familiares moderadas por Catherine Saravia.
“Las constelaciones familiares son una herramienta que permite ampliar la consciencia sobre uno mismo y nuestro presente en relación con las herencias que hemos tomado de nuestras familias, que sin saberlo estamos repitiendo en nuestras vidas”, explicó Catherine.
¿Cómo funcionan? En las constelaciones familiares una persona expone un tema que le inquieta y dentro de los participantes elige a alguien que la representen a ella y a sus familiares. “A través de la representación uno puede externalizar situaciones que ha asumido como normales y verlas desde otro lugar”, agregó la doctora en medicina, a lo que Úrsula acotó que “se genera una dinámica donde va surgiendo información relevante de autoconocimiento y se van liberando heridas de los antepasados para romper con ese patrón”.
Comunidad sustentable
Reciclar y hacer compostaje es parte de las acciones que implementan en la comunidad, a las cuales esperan en un futuro agregar paneles solares para la energía de la casa y huertas verticales. “Nos inspira ser un punto verde y de buenas prácticas que puedan nutrir el barrio y la ciudad. Queremos ser un aporte mostrando nuevas formas de vivir y que los cambios son posibles”.
Próximamente se abrirán dos cupos para vivir en la comunidad. Las interesadas pueden contactarse al Instagram de @toesca1845.
“Que la comunidad sea vegana no implica que la gente que llega a vivir acá tenga que ser vegana, pero sí la comida que entra y se consume en la casa es vegana. Esto es para respetarnos entre todas y además por la energía sutil que se genera”, concluyó.