Este jueves se inició en la Audiencia Provincial de Viena (Austria) un juicio contra Facebook por supuesta vulneración de la privacidad, en medio de alegatos respecto a si esta corte es competente y en las acusaciones de interés económico contra el impulsor de la demanda, un austríaco al que se han sumado otras 25.000 personas.
La demanda colectiva, iniciada el pasado año por el licenciado en Derecho austríaco Max Schrems, acusa a la filial europea de Facebook, con sede en Dublín y que agrupa a todos los usuarios salvo los de EEUU y Canadá, de vulnerar las leyes de privacidad de la Unión Europea, ya que aplica la normativa estadounidense, más laxa.
La demanda colectiva acusa a la red social de colaborar con los programas de espionaje masivo de las autoridades de Estados Unidos y de hacer un seguimiento de los datos de los usuarios que se considera ilegal según la legislación europea.
Ésta acción legal es sólo la más reciente en la serie de críticas que ha recibido la red de Mark Zuckerberg en cuanto lo que realmente hace con la información que le proporcionan los millones de personas que tienen un perfil allí.
En junio de 2014 se reveló que Facebook entregó datos de sus usuarios para realizar un experimento psicológico, que pretendía dilucidar cómo reaccionaban las personas ante mensajes positivos o negativos, el que se realizó en secreto.
“Este episodio de recopilación de datos de usuarios por parte de la red social no fue el primero ni será único caso en que se viola la privacidad de los internautas sin su conocimiento” dijo en ese entonces el experto en informática Alan Woodward, al medio británico The Independent.
Otro ejemplo es el seguimiento que Facebook hacía de las publicaciones que los usuarios se arrepentían de postear en sus muros. “Para Facebook y para los anunciantes esos momentos pueden ser cruciales para entender cómo se presentan los usuarios en línea y por qué”, subrayaba Woodward.
El peor escándalo de publicidad de la red social ocurrió en octubre de 2010, cuando se supo que decenas de millones de usuarios tenían su “Facebook ID” comprometida mientras usaban aplicaciones de juegos, como el simulador de granja FarmVille, en el sitio.
Los juegos en cuestión habían dejado expuestos los nombres, direcciones, ocupaciones y fotos de los afectados (incluyendo aquellos con la configuración de privacidad más estricta), a disposición de docenas de agencias de publicidad.
