
Cada domingo, entre los Trending Topics de Chile, aparecía algo o alguien relacionado con la cuarta temporada de Masterchef Chile, de Canal 13. La competencia llegó a su cierre el fin de semana con dos ganadoras: la concursante Camila Ruiz e, indiscutiblemente, la chef Fernanda Fuentes, quien formó parte del jurado junto a Christopher Carpentier y Jorge Rausch.
La cocinera de 36 años se ganó al público con su personalidad directa y una experiencia reconocida por el circuito internacional, ya que es la única chef chilena en recibir una estrella Michelin por su trabajo en Nub, el restaurant que tiene en Tenerife junto a su marido, el también cocinero Andrea Bernardi.
Así, cruzó la intimidad de una cocina y se puso frente a la cámara para convertirse en la primera mujer en desempeñarse como jurado de Masterchef Chile. Y fue un hit. Humor, rigurosidad, look y sentido del espectáculo televisivo la distinguieron y transformaron en favorita de la fanaticada.
¿Cómo fue la experiencia de ser jurado?
Fue una experiencia maravillosa, realmente diferente a lo que es mi vida en la cocina. Una etapa absolutamente enriquecedora en la cual descubrí el mundo de la TV y disfruté mucho.
¿Te costó ese rol?
No me puede costar realizar un ‘rol’ porque no lo fue. Fui bastante espontánea, muy real e intenté transmitir un poco de lo que soy en mi cocina. Obviamente hay situaciones en las que se debe ser más dura de lo normal, porque buscamos excelencia.
¿Qué te pasó con la respuesta de la gente?
La verdad estoy muy sorprendida con el recibimiento del público chileno, me encanta que me llenen de mensajes y que les haya gustado verme en pantalla.
¿Te habría gustado participar en una competencia de este tipo cuando estabas empezando tu carrera?
Sinceramente no, porque claramente al empezar no estás preparado para realizar este tipo de programas. El tiempo te da la experiencia y a mí igualmente me falta seguir aprendiendo. De eso se trata la cocina, del día a día para aprender.
El aprendizaje ha sido largo para la chef Fuentes. La oriunda de Quilpué encontró su pasión por la gastronomía a los 19 años, cuando se tomó un año sabático. Se graduó de Administración y Producción Gastronómica en Inacap y realizó una práctica en España. De vuelta en Chile trabajo en el ahora desaparecido restaurant Rai, de Raimundo Tagle, y en 2011 armó nuevamente sus maletas para volver a Europa donde trabajaría con su actual marido y socio, Andrea Bernardi. Esta vez, era un viaje sin retorno. Pero eso aún puede cambiar: “Chile siempre será mi casa y abrir un restaurant en mi país es mi sueño pendiente”, asegura.
¿Cómo ves la gastronomía chilena? ¿Qué es lo bueno y lo malo?
Como vivo afuera, sólo puedo hablar de lo que veo cada vez que vuelvo. Me emociona ver como crece, como día a día abren propuestas gastronómicas interesantes que apuestan por lo local, que tienen un compromiso social y que es una gastronomía más consciente.
¿Cambió tu vida después de la estrella Michelin?
Ya ves, estoy haciendo Masterchef, de lo contrario, no me habrían llamado. Tengo gente que respeta mi trabajo, pasamos a tener visibilidad porque claramente esta cocina que hacemos con Andrea la realizamos desde hace muchos años, pero no nos veían. También existe ahora esta preocupación extra y esa responsabilidad de no bajar los brazos, de hacer lo mejor para nuestros clientes.