Qué es la dexametasona y cómo ayuda a los pacientes con coronavirus
Reino Unido probó con éxito la aplicación de este fármaco, el que es usado como antiinflamatorio para enfermedades autoinmunes.
La Universidad de Oxford, en Reino Unido, reveló durante este martes un importante avance en el tratamiento de pacientes graves con coronavirus, el que tiene a la dexametasona como gran protagonista.
Los especialistas señalaron que el fármaco, que está presente desde hace más de 50 años en el sistema sanitario internacional, podía mejorar considerablemente el estado de salud de las personas con síntomas graves del COVID-19.
Los análisis aplicados a 2.000 pacientes en estado grave señalaron que su aplicación bajó en 35% el riesgo de muerte en personas que estaban conectadas a ventilación mecánica, mientras que bajan en un quinto en quienes usaban oxígeno.
El gobierno británico avaló estos resultados y está dispuesto a distribuir el medicamento, el que se usa frecuentemente y que no implicaría un mayor costo.
Qué es la dexametasona
La dexametasona es un glucocorticoide ocupado principalmente como antiinflamatorio. Se ocupa tanto en la medicina humana como en la veterinaria y se aplica en pacientes con enfermedades autoinmunes y en cáncer.
También es útil para tratar algunas reacciones alérgicas, artritis, edemas, trastornos de la piel, alteraciones en la sangre, el riñón, los ojos, la tiroides y los intestinos.
Según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, su administración podría generar algunos efectos secundarios, como malestar estomacal, irritación del estómago, vómitos, cefalea (dolor de cabeza), mareos, insomnio, agitación, depresión, ansiedad, acné, aumento del crecimiento del pelo, facilidad para desarrollar moretones y menstruaciones irregulares o ausentes.
Uso para el COVID-19
La investigación de la dexametasona en pacientes con coronavirus se desarrolló en el marco de un ensayo británico llamado Recovery, el que descubrió algunos de sus beneficios, los que estarían enfocados principalmente en los enfermos graves.
“En las personas que necesitaban oxígeno o ventilación, claramente funciona, y los beneficios son mayores para quienes usan ventiladores. Para las personas en el hospital con COVID que no requieren oxígeno, por lo que sus pulmones funcionan moderadamente bien, en realidad no hay ningún beneficio”, expresó Martin Landray, investigador jefe adjunto del juicio y profesor de la Universidad de Oxford.
En lo concreto, las propiedades antiinflamatorias del fármaco son capaces de detener una reacción relacionada al daño que sufre el sistema inmune mientras combate el virus, la que es conocida como la “tormenta de citoquinas”. Aquella inflamación sería clave para el empeoramiento en el estado de la salud de las personas, debido a que comienzan a perder la capacidad pulmonar además de dañar otros órganos.