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Defensora de la teoría conspirativa QAnon obtiene cargo en el Congreso de Estados Unidos

Donald Trump la llamó una “futura estrella republicana”, mientras que la senadora estadounidense de Georgia, Kelly Loeffler, promocionó su respaldo en eventos de campaña.

QAnon cámara de representantes

Marjorie Taylor Greene, una empresaria del partido republicano, conocida por defender la teoría conspirativa QAnon, ganó el martes un escaño en la Cámara de Representantes por el estado de Georgia.

El triunfo de Greene en un estado fuertemente conservador y de tradición republicana, lleva a los pasillos del Congreso un movimiento inspirado en la violencia, en las conspiraciones y que, además, ha sido calificado como una potencial amenaza de terrorismo local por el FBI.

A pesar de ello, Marjorie Taylor Greene ganó la nominación en agosto por el Partido Republicano.

Donald Trump la llamó una “futura estrella republicana”, mientras que la senadora estadounidense de Georgia, Kelly Loeffler, promocionó su respaldo en eventos de campaña.

Según CNN, Marjorie Taylor Greene dijo que los negros “son esclavos del Partido Demócrata”, mientras que los hombres blancos son “el grupo de personas más maltratado en los Estados Unidos hoy”.

Mientras que The New York Times asegura que los simpatizantes de QAnon también intentaron vincularse a movimientos anticuarentena, en medio de la pandemia del coronavirus, en un esfuerzo por hacer crecer sus adherentes.

Desde sus inicios, QAnon reclama, de manera falsa, que el mundo está gobernado “pedófilos adoradores de Satán” que están conspirando en contra de Trump y al mismo tiempo operan una red global de tráfico sexual de menores de edad, entre los que señalan a Hillary Clinton, Barack Obama y George Soros, además de Oprah Winfrey, Tom Hanks, Ellen DeGeneres, y figuras religiosas como el Papa Francisco y el Dalai Lama como pervertidos adictos a la pedofilia.






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Si seguimos pisándonos los talones entre nosotros, no existirá matiz, reglas flexibles, democracia diferente ni discursos de amor que nos liberen. Y ese es el verdadero riesgo: que, al final, todos terminemos —perdónenme lo estúpido— con recursos naturales nacionalizados, discurso único, terrenos expropiados y, pero claro, con iPhones propios.

{title} Williams Valenzuela