La mayoría de estas pruebas no están exentas de una cuota de crueldad e incluso falta de sentido, elementos que no se condicen con sus objetivos que dicen perseguir y no se vinculan necesariamente con la ciencia. Conócelos:
1.- Ovejas en metanfetamina:
Una compañía que trabaja en la elaboración de armas de electroshock, usadas por la policía para inmovilizar a sospechosos, fue la responsable de probar el uso de estos aparatos en ovejas previamente dosificadas con crystal meth (metanfetamina). El estudio intentaba probar que los electroshocks no producen ataques cardíacos en personas que consumen crystal meth, como se sospecha de algunos arrestos que han tenido complicaciones médicas. Este cruel estudio además de violar toda consideración por los derechos de los animales, viola toda objetividad científica ya que fue financiado ni más ni menos que por Taser International, en un claro conflicto de intereses.

2.- El efecto de la cocaína en la sociedad de las abejas:
Los científicos de la Universidad Macquarie, en Australia, al aparecer no tenían mucho que hacer cuando se les ocurrió probar si la cocaína tiene los mismos efectos devastadores en una sociedad de abejas que en la sociedad humana. Algunas abejas fueron separadas de la población y dosificadas con cocaína para luego ser liberadas con el resto de la población en su búsqueda de ázucar. Aunque las adictas no dejaron de buscar y encontrar azúcar, la otra “ázucar” si les provocó que sobreinformaran a sus contrapartes en el panal, exagerando la danza oscilatoria con la que informan a las demás. No se equivocaron en la ubicación, pero sí en la cantidad.

3.- La NASA y las drogas psicoactivas en arañas:
La revista especializada American Arachnology, publicó un estudio que muestra como científicos del Masrhall Space Center probaron hace más de tres décadas distintas sustancias psiocactivas en arañas (cafeína, marihuana, LSD, etc.) para ver cómo “resistían a la toxicidad de estos químicos”. Al parecer la telaraña en LSD es la que conserva más sus patrones geométricos.

Araña que consumió marihuana

Araña que consumió cafeína

Araña que consumió LSD
[youtube]http://youtu.be/sHzdsFiBbFc[/youtube]
4.- El efecto del LSD en la pesca:
Fue a principios de la década de los sesenta, cuando el biólogo Howard Loeb tuvo una idea que en su momento fue considerada tanto genial como rídicula. Darles LSD a los peces para facilitar la pesca y limpiar el agua de peces indeseables. El LSD como una arma química para depurar los cuerpos lacustres y pescar las razas más limpias para el paladar humano. Loeb llevó a cabo su experimento con éxito en peces siameses de pelea: los peces flotaban por horas en estupor en la superficie acuática y luego regresaban a su conducta normal. Antes que Loeb pudiera convertirse en multimillonario viviendo de la bonanza de la pesca usando LSD de carnada para subvertir a los peces (y perturbar los ecosistemas), el uso experimental de esta sustancia fue detenido por su prohibición a mediados de los sesenta.
5.- Elefante consume dosis de LSD para 3.00o personas:
En el más brutal de los experimentos de esta lista, el inconsciente científico de la Universidad de Oklahoma Joylon West dosificó a un elefante con 297 mg de LSD, una dosis suficiente para que cerca de 3 mil personas sientan los efectos de este psicodélico, o ,lo que el investigador definió como “una marcada perturbación mental”.
Este psiquiatra investigaba la similitud entre los ataques de furor que experimentan algunas personas bajo ciertas drogas y los casos de algunos elefantes que entran en un estado de fuga sobrecogidos por una furia inexplicable. Había calculado que con las dosis correspondiente a un elefante de 14 años y 3.200 kilos, el animal solo padecería esta furia en una situación controlada. Sin embargo, el animal -llamado Tusko- cinco minutos después de tomar el LSD, colapsó, defecó y poco después murió.
Luego West tuvo el descaro de concluir que “al parece que los elefantes son altamente sensibles al LSD, algo que podría probar ser útil en África”, tal como consigna una nota de The Guardian, titulada adecuadamente como Una dosis de locura.

6.- El doctor Lilly le da LSD a delfines:
Pionero en la comunicación animal y en el estudio de “la biocomputadora humana” empleando psicodélicos para reprogramar el cerebro, John Lilly estudió a los largo de varios años a los delfines con la meta de comunicarse con estos inteligentes animales, algo que logró de manera telepática, según su percepción.
Según detalla Psymon Lilly reportó el caso de una delfín a la que no le gustaba tener contacto con los seres humanos, pero que tras consumir LSD-25, a través de un inyección de 100 mcg, se acercó nadando al Dr. Lilly, en un estado de inusitada tranquilidad, instalándose frente a él por 10 minutos. Lilly, quien desarrolló su propio lenguaje gestual con los delfines, concluyó que el LSD hace que estos cetáceos se vuelvan dóciles y regulen el ritmo de sus vocalizciones.

7.- Ratas en éxtasis:
Resulta difícil imaginar una hipótesis más volada que esta. Científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad italiana de Bari se encargaron de investigar los efectos de la cultura rave en el desempeño sexual de ratas que han consumido éxtasis (MDMA). Lo que obtuvieron es que el éxtasis afectó el desempeño sexual de las ratas de manera negativa, sin embargo, si estas ratas también eran dosificadas con música a alto volumen, “similar a la que escuchan en los raves”, se producía una rara sinergía en la que recobran su potencia sexual. En cambio la música sola no produjo una mejoría en el desempeño sexual de estos roedores. De esto podríamos inferir que el éxtasis es, si acaso, la droga del amor sólo mientras dura la música.
