Historias de pretemporada: pesadilla azul en Miami
"La ola de frío que afecta a Estados Unidos llega incluso a la cálida costa atlántica. Los jugadores azules no entienden qué pasa".
Apenas sacó su pesado bolso Diadora de la cinta, Marcelo Salas se dio cuenta de que la estadía en Florida no sería fácil. Junto a su gran amigo Esteban Valencia, el Matador caminó a la salida del Aeropuerto Internacional de Miami y el frío le dio la primera decepción del viaje.
Es de madrugada en Wilcox Field y el plantel de la U sufre con los dos grados bajo cero.
No era lo que esperaban.
La ola de frío que afecta a Estados Unidos llega incluso a la cálida costa atlántica. Los jugadores azules no entienden qué pasa.
“La U se va a Miami”, fue el titular que acompañó los días previos al vuelo estudiantil. Sería una pretemporada inédita para el bicampeón del fútbol chileno.
Sin embargo, nada es como parece.
Los futbolistas se suben a un bus y viajan durante más de tres horas. Ya no están en Miami, por cierto.
Ya es de día cuando llegan a la ciudad de Bradenton. Fueron casi 400 kilómetros los recorridos.
Al ingresar al complejo, muchos se sorprenden con un marco que tiene bajo el vidrio una raqueta. La descripción del cuadro está en inglés. Luego se enteran de que se trata del arma ganadora de Wimbledon 1992.
La raqueta con la que Andre Agassi le ganó en Londres al croata Goran Ivanisevic es parte de un lugar exclusivo. Es el Rancho de Nick Bollettieri, ahí donde Marcelo Ríos le sacó provecho competitivo a su talento.
Jorge Socías eligió este centro de formación de tenistas para concentrar a sus pupilos pensando en el tricampeonato y en la Copa Libertadores 1996.Y les dijo que no habría días libres para ir de compras.
Decepción total para un grupo de jugadores que pensaban en ir a los famosos oulets del sur de Florida a comprar regalos para sus familias.
No era lo que esperaban.
Llegaron un martes y el miércoles siguiente jugarían su primer amistoso frente a Rayados de Monterrey de México de Arturo Salah. Pero la planificación se rompe abruptamente el sábado.
Aquel 13 de enero de 1996, Socías abandona la concentración luego de un llamado desde Chile. Antonio Mahana le da el recado de René Orozco, presidente del club.
-El club decidió contratar a Fabián Fernández, delantero de Vélez Sarsfield…
-Pero yo no lo conozco…
-Lo siento, pero no hay vuelta atrás…
“Le mandé a decir que alguien tiene que cortar el queque”, contaría después y sin pudores el dirigente y nefrólogo
El Lulo Socías aterriza el domingo en Santiago acompañado por el médico del plantel, Alejandro Orizola.
-Me vine por un problema de salud. Vine a hacerme unos exámenes.
Descaradamente, el entrenador miente a los periodistas en Pudahuel mientras los jugadores se reúnen en el campo de entrenamiento de Bradenton. No saben qué pasa. Luis Rodoni, el preparador físico, asume la conducción del plantel y luego, como interino, Hugo Carballo.
El viaje a Miami (que no es a Miami) definitivamente no es lo que esperaban los jugadores de la U.
René Orozco despidió a Jorge Socías por notable abandono de deberes y concretó el pago de 200 mil dólares por Fabián Fernández, quien tropezaría días más tarde con el balón en un amistoso frente a Ferrocarril Oeste. La caricatura se instaló de inmediato y las burlas contra el “Pícaro” se multiplicaron.
El plantel azul siguió desconcertado por un par de días en Bradenton, mientras los dirigentes desembolsaban 112 dólares, unos 45 mil pesos chilenos de la época, por noche por cada integrante de la delegación.
Marcelo Salas y compañía regresaron a Chile luego de un viaje muy extraño. Aterrizaron a Miami con Jorge Socías y a su regreso a Santiago ya era su ex entrenador.
Mientras eso pasaba, el dirigente Pedro Cárdenas negociaba con César Luis Menotti en Buenos Aires. Finalmente, Miguel Ángel Russo fue el elegido, mientras el despedido técnico partía de vacaciones a Vichuquén.
El viaje a Miami se transformó en un mal recuerdo de pretemporada para la U.