Entre la gloria y la distancia: el vínculo entre Johnny Herrera y la U que llegó a su fin
El arquero fue el emblema del equipo azul en la última década pese a sus períodos en otros clubes, donde vivió hechos que lo marcaron para siempre.
Fue el fin de una era. El vínculo entre Johnny Herrera y la Universidad de Chile llegó a su fin este 3 de diciembre, en el cierre de una etapa llena de triunfos y también polémicas que marcaron la carrera del portero de 38 años.
El oriundo de Angol se formó como jugador en el elenco universitario, debutando en Primera División cuando apenas había cumplido la mayoría de edad. Desde ahí, el golero inició un camino que lo llevaría a la consolidación, la gloria y finalmente a la distancia del club de sus amores.
Sus pasos fuera del elenco laico estuvieron marcados por la experiencia internacional y por un hecho trágico ocurrido fuera de la cancha, que sin dudas lo marcó para siempre y fue usado de manera constante por los hinchas de las barras rivales.
A partir de 2020 el multicampeón azul deberá buscar nuevos horizontes con la opción del retiro mucho más cerca.
La llegada y el reemplazo de Superman
Sergio Vargas, arquero de la U hasta 2003. (Foto: Agencia Uno)
Johnny Herrera comenzó su carrera en la U en agosto de 1999, cuando la expulsión de Sergio Bernabé Vargas y una lesión de Roberto “Tomatín” Rojas llevó a que el entrenador César Vaccia lo ubicara como titular en un partido ante Santiago Morning por el torneo nacional.
El joven portero mostró sus credenciales y argumentos para eventualmente reemplazar a “Superman”, quien era el ídolo del cuadro azul tras el bicampeonato de 1994 y 1995. El recambio definitivo llegó en 2003, cuando el trasandino finalmente dejó el arco a Herrera, en un relevo que no estuvo libre de polémicas.
“Sergio es un ídolo y lo va a seguir siendo, más aún por la manera en que se manejó su salida del club. No quiero que se piense que soy un enemigo de Vargas, lo que sucede es que nunca fue mi amigo, con Sergio sólo fuimos compañeros… Siempre admiré la personalidad de él. Nunca me gustó como atajaba. Siempre miré más afuera, a otros arqueros”, señaló Johnny por ese entonces.
Hace algunos meses, Vargas fue contratado como director deportivo del club. Algunos apuntan que la falta de fluidez entre él y el jugador habría sido uno de los factores del distanciamiento público de los últimos meses.
Títulos y el salto al exterior
En 2004, Herrera era el titular indiscutido del equipo. Su suplente era Miguel Pinto, quien tuvo que esperar un par de temporadas más para ser el primer arquero azul.
El primer gran momento de gloria lo vivió en el Torneo de Apertura de ese año, cuando se transformó en héroe en la tanda de penales que le dio el título al equipo ante Cobreloa.
Durante estos años el arquero mostró un fuerte carácter, especialmente cuando enfrentaba a Colo Colo, el clásico rival azul.
Uno de los hechos más recordados ocurrió en abril de 2005, cuando el portero, muy molesto, increpó a Jorge Valdivia por gritarle un gol en la cara. El incidente escaló a tal nivel que el árbitro tuvo que suspender a cinco jugadores, entre ellos los protagonistas directos de la pelea.
El buen nivel mostrado por el angolino con la U lo llevó a probar suerte en el extranjero. En 2006, Johnny Herrera dio un importante paso en su carrera al fichar por Corinthians de Brasil. Su período el elenco paulista fue breve y sin mucho brillo, lo que lo llevó a volver a Chile en 2007.
El drama en Audax
De regreso a nuestro país, Johnny Herrera firmó con Everton de Viña del Mar, equipo que luchaba por no descender.
Luego de cumplir el objetivo de la permanencia en Primera División, el arquero fue tomando un mayor protagonismo, aunque tenía una competencia directa con el arquero Gustavo Dalsasso. Una lesión del argentino en las fases finales del Torneo de Apertura 2008 le permitieron ser protagonista del histórico título “oro y cielo”.
En 2009, Herrera pasó a Audax Italiano, etapa que estuvo marcada por un trágico suceso extrafubolístico que le pesó por varios años. En el mes de diciembre, el entonces jugador itálico atropelló y dio muerte a la joven Macarena Cassasus. Por este hecho fue condenado a 41 días de pena remitida.
Los fantasmas del accidente volvieron en 2013, cuando ya vivía su segunda etapa en la U. Herrera fue detenido en Maitencillo tras ser sorprendido conduciendo en evidente estado de ebriedad en la salida de las ramadas de la localidad.
Más allá de esto el tema fue parte de las burlas de los hinchas y jugadores de equipos rivales. Años después, el jugador se mostró profundamente arrepentido de todo lo que ocurrió con el atropello fatal.
El regreso glorioso y los días finales
Herrera levantando la Copa Sudamericana de 2011. (Foto: Agencia Uno)
Con 29 años, Johnny Herrera volvió a la U en un retorno que parecía ser el definitivo y que le daría la consolidación total en su carrera.
En 2011 ganó la histórica Copa Sudamericana y obtuvo cuatro campeonatos nacionales. También obtuvo tres Copa Chile y una Supercopa.
Los años fueron pasando y el estatus de ídolo del arquero aumentaba. A medida que el plantel que integró el brillante equipo de 2011 se iba retirando, el portero asomaba como un verdadero sobreviviente, siendo indiscutido pese a los irregulares resultados obtenidos por el equipo en los últimos años.
El vínculo de Herrera con el equipo de sus amores llegó a su final durante la temporada 2019. El cuadro laico completó una de sus peores campañas en casi tres décadas, donde los pequeños pero trascendentales errores del arquero fueron condicionantes para dejar escapar puntos valiosos.
El capitán del equipo comenzó siendo titular en la era del DT Frank Darío Kudelka, siendo postergado por Alfredo Arias. Tras la llegada de Hernán Caputto se confirmó que la portería tenía un solo dueño: el joven Fernando de Paul.
Herrera no aceptaba retirarse de la actividad, aunque aquello implicara su salida de la Universidad de Chile, por lo que su última opción era dejar el Centro Deportivo Azul (CDA) para buscar nuevos rumbos. Aquello se concretó con una inesperada salida desde el portón del recinto, la que estuvo lejos del adiós protocolar que esperaban algunos para el referente.
