Las burocracias que deben cumplir los directores de colegios en Chile

En educación, Chile es un país burocrático. Ese fue el diagnóstico que reveló un reciente estudio, el que estableció que los directores destinan entre un 40% a un 80% de su tiempo en cumplir exigencias, a veces, absurdas.

El informe, realizado por Educación 2020, se basó en una encuesta no probabilística a través de una convocatoria difundida en redes sociales y bases de datos. La muestra final abarcó a 229 directores y directoras, con el 55% proveniente de escuelas públicas y el 42% de colegios particulares subvencionados.

Entre los principales resultados se detectaron ineficacias en el uso de la plataforma de información de las escuelas o Sistema de Información General de Estudiantes (SIGE) y otras descoordinaciones entre las instituciones del Sistema de Aseguramiento de la Calidad, la que, según la ONG, redundan en multiplicación de tareas y, por ende, más trabajo administrativo.

“Tampoco son pocas las exigencias que devienen en conductas absurdas, que poco tienen que ver con el liderazgo pedagógico ni apuntan a un funcionamiento eficiente del establecimiento“, recalca Educación2020, revelando algunos testimonios de los mismos sostenedores, la mayoría con problemas respecto al proceso de fiscalización de rendición de recursos.

“Tuve que interrumpir mi trabajo para salir a comprar una cuerda larga y cortarla en cuerdas más cortas, con el fin de justificar frente a un fiscalizador la existencia de unas cuerdas compradas hace mucho tiempo”.

“Nos solicitaron tres cotizaciones por la copia de seis llaves, que tenían un costo de 5.000 pesos”.

“Hubo que guardar un cartucho de tóner sin tinta para cuando nos vinieran a fiscalizar las compras”.

“En una de las rendiciones por la Subvención Escolar Preferencial -para comprobar que la actividad navideña existió- tuvimos que traer a la persona que hizo del Viejito Pascuero”.

“El año pasado (2017) llegó Contraloría para fiscalizar compras que se realizaron el 2013”.