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Actualizado el 4 de Mayo de 2023

Educación asistida con animales: una técnica para mejorar el aprendizaje en la primera infancia

El Colegio Balmaceda de Renca ha implementado esta metodología para reforzar la lectoescritura que se vio mermada con las clases online durante la pandemia, y además ha ayudado a desarrollar otras habilidades sociales.

Por Camila Luengo
Una vez en la sala con los conejos, los niños les leen y escriben cuentos a los animales.
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No es lo mismo decirle a un niño que debe ir a reforzamiento, que decirle que fue seleccionado para ir a jugar con los conejos del colegio. En el primer caso, se predispone al estudiante a un escenario negativo, donde debe compensar su mal rendimiento. En el segundo, el alumno se siente especial, animado y motivado. De eso se trata la Educación asistida con animales.

Esta técnica ha sido aplicada en el Colegio Balmaceda de Renca desde octubre de 2022 para reforzar la habilidad de lectoescritura en estudiantes de segundo básico.

“Lamentablemente por la pandemia, y muchos factores que se han dado últimamente en nuestra sociedad, ha habido un retraso en la lectoescritura de los niños, así como en el aspecto emocional y social, que también son ámbitos importantes en el desarrollo natural de los estudiantes”, declaró a EL DÍNAMO Marisol Valdés, terapeuta de asistencia con animales del Colegio Balmaceda de Renca.

¿Cómo funciona?

El proceso de educación asistida con animales comienza cuando la profesora le comunica al terapeuta qué estudiantes tienen dificultades para aprender a leer o escribir y qué es lo que necesita. “A veces se trata de problemas emocionales o de conducta que generan que le cueste concentrarse. Y los animales, en este caso los conejos, funcionan como un motivador para poder llegar al logro del objetivo que es el aprendizaje a través del juego”, detalló Valdés.

Una vez en la sala con los conejos, los niños les leen y escriben cuentos a los animales. Allí, al estar al lado de un animal, los estudiantes actúan de manera distinta, tal vez el que es más retraído llega a ser el que dirige al equipo de trabajo y se intercambian los roles, porque para los niños es un taller de juegos.

“En ese escenario, los alumnos ya no sienten vergüenza de estar delante de una sala llena de compañeros y la profesora, sino que le están hablando a los conejos y es increíble la energía que se genera, la sonrisa inmediata que aparece en la cara de los niños”, agregó.

La terapeuta comentó además que graba en audio a los estudiantes para luego comparar sus avances en la lectura, y así ha podido evidenciar mejoras en la lectoescritura. A su vez, cuando los niños escuchan sus grabaciones, se emocionan y motivan al ver su progreso. Otro aspecto que ha mejorado son sus habilidades sociales gracias a las dinámicas dentro de la terapia.

“Los estudiantes primero conocen a los conejos y aprenden a manipularlos. Luego en cada clase, los saludan, les leen y escriben sus cuentos. Al finalizar, se organizan para guardarlos y se despiden. Con esto también aprenden de responsabilidad, bajan su ansiedad, controlan sus emociones, reflexionan, mejoran la impulsividad, la empatía y se comunican de mejor manera porque van desarrollando el lenguaje”, indicó.

Terapia asistida con animales

La terapia asistida con animales data de la antigua Grecia, pero la expresión fue acuñada en 1953 por el siquiatra Boris M. Levinson, la que nació de un día que uno de sus pacientes llegó más temprano a la cita y se encontró con su perro. Se trataba de un niño que mostraba signos de retraimiento y que, en lugar de alterarse, comenzó a acariciar a la mascota y pidió jugar con él.

Así el profesional comprobó que la presencia de su perro en las sesiones de terapia ayudaba al paciente a tranquilizarse y a expresar sus emociones, y comenzó así sus investigaciones.

En el caso del trabajo de animales para la educación, la especialista del Colegio Balmaceda de Renca contó que lo principal es la motivación. “El que ellos se sientan capaces de poder realizar la tarea, porque a veces dicen ‘no soy capaz’, ‘soy tonto’ o les da vergüenza. En cambio, cuando están con animales y se dedican a hablarle y enseñarle al animal, y se genera una positividad en el ambiente porque es una educación donde no se recalca lo negativo, sino que se ven estimulados desde un lado positivo”, concluyó Valdés.

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