El 20 de diciembre Enrique Iglesias fue a tocar a Sri Lanka y la emoción de las chiquillas, que se hiperventilaron al nivel de ejecutar la tradicional-aunque-parecía-extinta maniobra de arrojarle sus sostenes al cantante, realmente enfureció al presidente Maithripala Sirisena.
Lo sacó de sus casillas. “Ese comportamiento incivilizado va en contra de nuestra cultura”, dijo a la BBC. Y agregó el mejor insulto-amenaza jamás expresado: “Los organizadores deberían ser azotados con colas de mantarrayas venenosas”. Y aseguró que en su opinión “esa clase de conciertos indecentes no debieran volver a recibir autorización en Sri Lanka”.
Los productores del evento por su parte, a través de un comunicado expresaron sus disculpas por el retraso en la hora del show y los problemas de seguridad que provocaron que un montón de gente se colara a los sectores VIP del público. Sobre las palabras del presidente, no dijeron nada.
Por su lado, Enrique Iglesias no se refirió a la polémica, sino que solamente agradeció a sus fans y publicó en sun Instagram que le habían dado un millón de razones para querer regresar.