Camila Moreno: “Todos somos machistas y hemos permitido que esta sociedad patriarcal exista”
La cantante dará un concierto en vivo en el Teatro Caupolicán el próximo 25 de mayo. Desde día tomará un receso para dedicarse a terminar su obra y a la maternidad.
El 25 de mayo va a ser un día significativo para Camila Moreno: por primera vez tocará en el Teatro Caupolicán, pero también ese mismo día se despedirá de su público. Con la idea de dedicarse a su maternidad y a terminar su último proyecto, la cantante decidió tomar un receso de los conciertos en vivo. Pangea es una obra ambiciosa. Compuesto por un libro, un corto, un documental, un cómic y un disco doble, el proyecto multidisciplinario profundiza en el imaginario personal de Moreno.
En medio de los ensayos, la cantante reflexiona sobre las demandas de las mujeres y el frágil escenario en el que se desenvuelven ante la presencia insistente y transversal de machismo. “Todos somos machistas y que hemos permitido que esta sociedad patriarcal exista. La avalamos, de una manera u otra”, dice en entrevista con El Dínamo. Pero hace una diferencia; las mujeres cumplieron con hacer su propia revisión, mientras que los hombres aún están al debe. “Creo que los hombres son los que tienen que ser feministas”, afirma.
-Este concierto es el primero que vas a dar en Caupolicán, pero también el último antes de tomarte un receso. ¿Qué expectativas tienes?
-Me encantaría que se replete y tengo la expectativa que salga todo perfecto. Aunque eso es difícil porque siempre estamos abiertos al error y lo homenajeamos mucho. Entonces, ¿cómo lo podemos hacer para que salga todo perfecto? Para eso tendría que haber algún tipo de error. Espero que podamos cantar con la gente, hacer catarsis y pasarlo bien.
-Pangea es un conjunto de cosas. Es un corto, un documental, un libro, un cómic, un disco doble. ¿Cuál es el mensaje que se entrega con la unión de esos formatos?
-Pangea es un concepto, un proyecto multidisciplinario. Están todas las cosas conectadas, una alimenta a la otra. En el colegio nos enseñaron que todo está separado, lo que me parece una estupidez. Mi intención es aunar todas las cosas que me interesan y sobre todo poner en evidencia que este proyecto es un colectivo, que se retroalimenta con el imaginario que viene de mi infancia que está retratado en el cortometraje Pangea, que es el corto de animación que estamos haciendo, y que también está retratado en el documento y en la puesta en escena en vivo, donde mostramos las canciones y cómo venimos tocando como banda. Yo no quiero ponerme límites. Mi intención es difundir lo que se está haciendo hasta el infinito, hay que cruzar puertas y también experimentar y equivocarse.
-Cuando se te ha calificado de vanguardista has dicho que no estás haciendo nada de eso. ¿Por qué crees que no es así?
-Es complicado porque mi sensación de la vanguardia es cuando una está haciendo cosas nuevas. Mi impresión es que no estamos haciendo nada que no se haya hecho antes. No sé si hoy, en el 2018, es posible hacer algo completamente nuevo. Esa es una reflexión que tiene que ver con el arte, si va a poder generar nuevas vanguardias como fueron en su momento el surrealismo, el expresionismo, el dadaísmo. Para mí es desafiante y es vanguardista con respecto a mí misma porque estoy entrando a experimentar terrenos que nunca antes había tocado, como el libro, el cómic, cosas que siempre han interesado pero ahora estoy intentando crear.
-En enero te bajaste de la Cumbre del Rock, por un desacuerdo en el horario de presentación. ¿No te importa restarte de eventos de ese tipo?
-Ellos no nos dieron las condiciones necesarias para tener la seguridad que íbamos a tener un buen show. Pasaron una serie de cosas que tienen que ver con malos tratos hacia nosotros porque no tenemos sellos ni agencias. Entonces nos dejan para el final, en el sentido del cuidado y el mínimo de respeto para poder trabajar con dignidad y ofrecerle a mi equipo una seguridad laboral en términos técnicos y artísticos. Cuando finalmente una termina cediendo ante esos espacios, no se puede hacer buenos shows y se termina lamentando haber tocado ahí. No me importa restarme de eventos de este tipo porque ¿son importantes hasta qué punto? ¿para qué tipo de imaginario? No sé, te lo digo como reflexión. Yo sí quería estar, pero no en las condiciones paupérrimas que me estaban dando.
-El año pasado hiciste público una serie de experiencias de vejaciones, de acoso y actitudes que normalizaban esos hechos. ¿Qué gatilló para que lo contaras?
-Hace tiempo que quería manifestar mi sentir y mi experiencia al respecto. La gota que rebalsó el vaso fue el tema de una serie de abusos que salió a la luz, entre ellas la del músico Tea Time y cómo se cuestionó a la mujer afectada, a Valentina. Necesitaba poner en evidencia sobre todo a hombres, hablarles a los hombres con los que yo me relaciono, que son inteligentes y conscientes, que realmente vivimos en sociedades diferentes y que a todas las mujeres, solamente por el hecho de ser mujer, tenemos que vernos enfrentadas a todo tipo de abusos, humillaciones, con mayor o menor impacto, con mayor o menor violencia, pero siempre es una violencia cotidiana: en el metro, en la publicidad, en las relaciones, en cómo hemos ordenado la sociedad, incluso en la familia.
-¿En qué lo ves?
-El machismo y los privilegios que tienen los hombres está en todas partes, de tal manera que está normalizado y no lo vemos. No podemos hacernos conscientes de esto porque es parte de nuestro ADN. Si hay tantos abusos, tantas violaciones que están saliendo a la luz de mujeres, de niñas, esto siempre ha pasado, pero ahora que se sabe ¿cuál es nuestra postura ante esta desigualdad? ¿Vamos a refugiarnos en el facilismo y la ignorancia del feminazi o vamos hacernos cargo de este problema?
En redes sociales siempre veo a mujeres hablando del feminismo, o ahora último hablando de lo que pasó en España sobre La Manada, veo a muy pocos hombres manifestándose. Entonces, si nosotras las mujeres somos feministas, bien, pero los hombres qué, los hombres que son conscientes, sanos, ¿adónde están? No podemos avanzar si no sanamos este problema tremendo que tenemos de desigualdad, injusticia, si no nos hacemos cargo de los casos de femicidio, de violación, de abuso.
-Hace unos días, siete actrices denunciaron al director de teleseries Herval Abreu por acoso y abuso sexual. Una de ellas acusó ser violada. ¿Pasa o ha pasado algo de esa naturaleza en el mundo de la música?
-Claro que sí. Todos los casos que han salido de hombres músicos que abusan de sus seguidoras, hay un abuso de poder. Entonces finalmente sí, está todo el rato eso, de una forma grotesca o de una forma más sutil. Está todo el tiempo presente.
-¿Se dan situaciones de abuso de poder por parte de un hombre en desmedro de una mujer en la industria musical?
-Te diría que sí. Personalmente me tocó trabajar en una agencia donde hubo violencia de género directamente por mi estado de embarazo. Me dijeron que yo estaba demasiado hormonal como para hablar civilizadamente. Me dijeron que cuando tuviera a mi hijo pudiese comunicarme con ellos porque antes no se podía hablar, no podía ser sensata. Ese tipo de cosas se dan todo el tiempo.
-¿Cómo se derriba la estructura machista?
-La única manera es que todos nos hagamos conscientes que todos somos machistas y que hemos permitido que esta sociedad patriarcal exista. La avalamos, de una manera u otra. Las mujeres hicimos la pega de autosanarnos y estamos todo el tiempo en esa dinámica de reflexión. Las mujeres cuando se juntan siempre están ahondando en la vida, en su propio proceso, en la humanidad. Creo que los hombres son los que tienen que ser feministas. Si somos nosotras las mujeres las feministas esto permanece en una trinchera, pareciera que se fuera una rivalidad o que estamos en contra de los hombres, cuando en realidad se está pidiendo igualdad, justicia. Se está pidiendo derechos humanos básicos: no nos maten, no nos violen. Si tenemos valores más femeninos, que no tienen que ver estrictamente con el género si no más bien con la energía femenina que le pertenece a la naturaleza, si tenemos esos valores creo que podemos empezar a mirarnos con más empatía.