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14 de Junio de 2018

Museo de Bellas Artes rescata dimensión local de Roberto Matta en nueva exposición

La muestra compuesta por 8 obras empieza el 15 de junio y termina el 7 de octubre.

Por Consuelo Olguín
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Cuando Roberto Matta asistió al cambio de mando de 1970, invitado por el propio Salvador Allende, aprovechó de alargar su estadía en Chile. En esa oportunidad el entonces director del Museo de Bellas Artes, el artista Nemesio Antúnez, amigo de Matta, le contó que se estaban haciendo arreglos en el subterráneo del edificio y que ese nuevo salón llevaría su nombre.

Pese a que no estaba muy convencido de la idea, el artista quiso retribuir ese homenaje. Mezcló tierra, paja, barro y cal y creó, en el mismo museo, 12 arpilleras con figuras antropomorfas, donde el tema que las une es la celebración. Esa celebración es el triunfo de la Allende y la Unidad Popular, proyecto político al que adhirió.

Con cuatro de esas arpilleras y otros cuatro cuadros de gran formato, el Bellas Artes realiza una nueva exposición llamada “Los Matta de todos”, a partir del 15 de junio hasta el 7 de octubre.

Esta vez, la idea se centra en rescatar la dimensión local del artista, así como también de enfatizar en el carácter patrimonial que tienen dichas obras que pertenecen a todos los chilenos, todas hechas entre 1942 y 1972.

En un salón están ubicadas las obras que pertenecen a la década del 60, en las que el pintor crea espacios psicológicos en constante germinación de pensamientos, inserto en una estética de las máquinas. Aquí se encuentra, entre otras, la obra “Fango original. Ojo con los desarrolladores”. Mientras, en la segunda sala, se  instalaron las cuatro mencionadas arpilleras, una de ellas titulada la “La revolución debe ser roja y sabrosa como una frutilla”.

Entre un salón y otro se expondrán los recortes de la prensa chilena de la época. Precisamente ese es el elemento que intenta mostrar la filiación de Matta con Chile, una unión que quizás no fue tan evidente para muchos pero que de todas formas sí existía para el artista, quien se radicó en Europa cuando tenía apenas 18 años.

Famoso por ser parte de las vanguardias artísticas, Matta empezó a tomar protagonismo en los medios nacionales cuando se involucró explícitamente con la UP. Prueba de eso fue el mural que hizo en La Granja con la Brigada Ramona Parra, titulado “El primer gol del pueblo chileno”.

En septiembre de 1970, en una entrevista con el diario El Sur, el pintor respondió sobre su relación con Chile: “Primero tendríamos que saber con qué parte me radico en Chile. ¿Con mis ideas? ¿Con mi cuerpo? ¿Con mis pies? Porque si es con el alma, hace tiempo que ella está aquí”.

Un año después, en 1971, Matta decía: “Yo casi puedo decir que me arranqué de Chile, un poco para arrancarme de una clase. Viví en Europa casi seis años solo, absolutamente desconocido, tratado como esos perros de la calle. Eso me hizo bien a mí para identificarme con todos los perros del mundo”.

Paula Honorato, curadora de la muestra, dice que “la invitación es a reconstruir una historia, más allá del mito de Matta del artista que emigró al primer mundo, si no que del artista que logró acortar esa distancia. Se invita a encontrar al Matta de Chile, que es un Matta de paradojas, muy chileno y muy extranjero a la vez” y agrega que la gente “constantemente quieren ver estos cuadros. Si los vamos a exponer es para volver a revisar a Matta”.

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