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5 de Enero de 2021

La reinvención en plena pandemia del Festival Santiago a Mil

Este año, el festival que se desarrollará entre el 3 y el 24 de enero deberá cumplir con los protocolos sanitarios por la pandemia.

Por Rodrigo León
santiago a mil Carmen Romero, directora de la Fundación Teatro a Mil. Foto: Agencia Uno.
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Fue en enero de 1994, a meses de que el Gobierno de Patricio Aylwin culminara, cuando Carmen Romero y Evelyn Campbell, con la participación del actor Francisco Reyes y la colaboración de Alfredo Castro del Teatro La Memoria, Juan Carlos Zagal de la ex La Troppa y Mauricio Celedón del Teatro del Silencio, crearon el evento que hoy conocemos como Santiago a Mil.

El entonces Festival Teatro a Mil nació como un espacio que buscaba dar mayor visibilidad a las artes nacionales tras el fin de la dictadura. El evento se llevó a cabo en ese entonces en el Centro Cultural Estación Mapocho.

“Que el arte contemporáneo y las artes escénicas de excelencia de Chile y el mundo sean fundamentales en la vida del país y de sus ciudadanos y ciudadanas”, es la misión que consigna en su sitio web la Fundación Teatro a Mil, constituida en 2004 luego de diez años de su creación, el que terminó cambiando de nombre en 2006 a Festival Santiago a Mil para abarcar otras artes más allá del teatro.

Para mantener vigente su labor, la Fundación Teatro a Mil ha logrado generar un modelo de gestión y financiamiento basado en dos grandes pilares: el sistema de financiamiento mixto y el trabajo de cooperación en red.

Con respecto al primero, reciben una subvención anual por parte del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio a través de la Ley de Presupuesto para el funcionamiento institucional en sus distintas líneas de trabajo. A eso se suma que municipios y diversos organismos de cooperación internacional apoyan el financiamiento para poder llevar los proyectos tanto en distintas regiones como fuera del país.

Hasta el año 2018 recibieron financiamiento a través del Departamento de Subvenciones Presidenciales para aquellas iniciativas que buscan ampliar el acceso a la cultura en Santiago y en regiones, además de contribuir a aumentar el alcance de las artes escénicas. También recibieron subvención de la Dirección de Asuntos Culturales de la Cancillería (DIRAC) para apoyar las giras de distintas compañías.

A esto se suma que los privados también han logrado ser parte de las distintas iniciativas que promueve la Fundación Teatro a Mil, en específico respecto al Festival Internacional Santiago a Mil. Los aportes que hacen están acogidos a la Ley de Donaciones Culturales, lo que permite que las empresas obtengan una rebaja de hasta el 50% en el pago de sus impuestos.

Un ejemplo de esto es la alianza que han logrado con Escondida/BHP que apoya desde 1999 al Festival Internacional Santiago a Mil, y que desde 2010 ha presentado proyectos internacionales masivos en Santiago, Antofagasta e Iquique, los que han sido organizados por la Fundación Teatro a Mil y lo que permitió desde 2012 la creación de Antofagasta a Mil.

Respecto a la cooperación en red, como no cuentan con salas propias, la Fundación trabaja estrechamente con diversos espacios para vincular a las salas y centros culturales con las compañías, según explican en su página web.

El espectáculo más recordado

En 27 versiones, el Festival Internacional Santiago a Mil ha presentado más de 1.200 espectáculos nacionales y 550 espectáculos internacionales, en 40 comunas del país para más de 11 millones de personas. Pero, sin lugar a dudas, una de las más recordadas será La Pequeña Gigante, de la compañía Royal de Luxe.

Fue en 2007 cuando esta obra aterrizó por primera vez en nuestro país con la muestra El Rinoceronte Escondido, el animal metálico que escapó de África y apareció en las minas de cobre del norte y que terminó escapando hasta esconderse en las calles de la capital. Por lo mismo, las autoridades contaban con la ayuda de la Pequeña Gigante para atrapar al animal.

Tras esta aventura, en 2010 regresó al país, esta vez acompañada de su tío Escafandra, un hombre de madera de 11 metros con un traje de “cíclope” buceador. En ese entonces, la Pequeña Gigante estuvo en el Parque O’Higgins, paseó en barco, se duchó y recién el 30 de enero se encontró con su tío. Un día después, desfilaron por la Alameda para terminar frente al Palacio de La Moneda.

El desafío de 2021

Para este año, el Festival Santiago a Mil tiene un difícil escenario por la emergencia sanitaria desatada por la pandemia del coronavirus.

Por lo mismo, anunciaron semanas atrás, este año será un evento híbrido, ya que operarán con escenarios digitales por Teatroamil.tv y Zoom, espectáculos transmitidos por TV y radio, y formatos ofrecerán experiencias para un solo espectador y grupos pequeños en espacios que recorrerán la ciudad.

Serán un total de 150 espectáculos de 19 países los que forman parte de esta nueva edición que incluirá teatro, danza, performance, música, ópera, circo, radioteatros, instalaciones, audio recorridos, auto teatro y experiencias en espacios no convencionales.

En el lanzamiento de la programación, celebrado hace unas semanas, la directora de la Fundación Santiago a Mil, Carmen Romero, declaró que “más que un festival, Santiago a Mil ya forma parte de la vida de las personas. Es una responsabilidad y compromiso con las personas y los artistas hacerlo. En un año complejo, el sector cultural ha resistido creando e insistiendo que el arte es un bien esencial y un derecho fundamental que debemos defender. Por eso hemos trazado este Santiago a Mil distinto, más dinámico, híbrido y paso a paso, en función del contexto y la nueva realidad. Hoy más que nunca, la cultura es esencial y fundamental para la vida de las personas, y fortalecer la vida en comunidad”.

Como todos los años, Santiago a Mil comenzó este 3 de enero, en memoria de Andrés Pérez, con 25 espectáculos a través de su plataforma de streaming, radioteatro en Radio Biobío, actividades en Facebook y la transmisión de 31 minutos: Don Quijote a través de TVN. A eso de las 21:40 hrs. las torres de San Borja se iluminaron con la intervención argentina Les Revenants, de Luciana Acuña y Alejo Moguillansky, y el Espíritu del agua del reconocido colectivo Delight Lab.

En tanto, durante esta primera semana, la ribera del Río Mapocho será el escenario para el destacado artista chileno Iván Navarro y su obra Río de sangre, una estructura que cruzará sus aguas para crear “un espacio de meditación y tranquilidad, un memorial que gatille la reflexión y convierta al río como testigo de la violencia estatal. Un homenaje a los más de 16.500 personas fallecidas por el COVID -19 y el recuerdo de las vidas que fueron arrojadas al río antes y durante la dictadura cívico-militar”.

Durante este año, además, Santiago a Mil llegará a todas las regiones con el fin de reactivar el sector de las artes que se vio golpeado primero por el estallido social y luego por la pandemia. Esto se logrará gracias a “Territorios Creativos”, iniciativa que debuta este año para darle valor a la creación local a través de un espectáculo por cada región del país.

Además, Santiago a Mil reconocerá el trabajo de los creadores que han dedicado su vida al desarrollo de las artes escénicas en Chile. Este año la distinción recae en dos destacados artistas nacionales oriundos de Antofagasta: el actor, director y gestor cultural Ángel Lattus, y la directora y actriz de teatro, Teresa Ramos.

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