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Ennio Carota vivió su minuto de furia en El Discípulo del Chef: “Váyanse a la chu…”

Que el equipo verde pase directamente a la etapa de eliminación al preparar pastas fue más de lo que pudo soportar.

El chef italiano Ennio Carota perdió el control y tuvo un momento de furia durante el capítulo de este jueves de El Discípulo del Chef, con una acción que descolocó a todos quienes estaban en el estudio en ese momento.

El líder del equipo verde se molestó a tal extremo, que decidió abandonar el set donde se estaba realizando el estelar culinario de Chilevisión.

Todo partió mal para Ennio, pues aunque en la primera prueba se trabajaba con pastas, sin duda un tema sensible para el cocinero italiano, su equipo fue enviado directamente a la segunda prueba, la de eliminación, simplemente porque el equipo verde no alcanzó a poner a tiempo la pasta que prepararon en los respectivos platos.

Y fue luego de que por lo mismo Emilia Daiber anunciara que “se ha llegado a la determinación de que el equipo verde de Ennio no va a poder presentar sus preparaciones“, cuando el chef descargó toda su molestia y frustración.

La furia de Ennio

Así, ante la mirada atónita del resto de participantes en El Discípulo del Chef, Carota lanzó al piso tanto la olla con la pasta en su interior, como los platos donde debían servirla.

Hecho lo anterior, encaminó sus pasos a la salida del estudio, mientras los demás en el set intentaban comprender lo ocurrido.

Una de ellas fue la integrante del equipo Verde, Daniela Castro, quien indicó que Ennio Carota, “quería montarlos cuando se fuera a servir la pasta, porque así se sirve originalmente. Y se le pedía que estuviera montado, pero él lo quería montar cuando se fuera a servir. Por eso hubo un atraso“, explicó.

Su explicación

Ya más calmado, el chef italiano aseguró que “nunca perdí el control“, algo que contrastó claramente con lo visto en pantalla.

Explicó entonces lo que se vivió antes en la cocina: “Me molestó, porque para mí es falta de empatía“, planteó.

“Todos, absolutamente todos han pasado por diferentes situaciones, pero yo nunca he dicho nada, nunca he levantado la mano frente o contra alguien. Y llegó un momento en que dije, ¿saben qué? ¡Váyanse a la chu…!“, cerró.

 


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Aunque esperamos que los acuerdos sean siempre vinculantes, en la práctica, cuando volvemos al mundo real, a menudo la realidad impide que estos compromisos se cumplan en su totalidad o con la ambición con la que fueron definidos en la nave espacial. Al mismo tiempo, ese espacio ofrece la única instancia donde todas las naciones (grandes y pequeñas) tienen la oportunidad de exponer sus realidades y exigir soluciones a problemas que trascienden las fronteras.

{title} Gonzalo Muñoz Abogabir