El último episodio de Generación 98 estuvo marcado por una curiosa salida a comer entre el “Chico” Olmedo (Gabriel Cañas), Martita (Daniela Ramírez) y Robin (Gabriel Urzúa).
Todo comenzó como una invitación a cenar luego de una íntima yemotiva conversación entre los ex compañeros de curso. Sin embargo, la situación se descontroló y terminó con los tres ebrios en el departamento de la enfermera.
Ya durante la madrugada, el Chico Olmedo se separó del grupo para llamar a un auto que lo fuera a dejar hasta su casa. En ese momento los amigos se quedaron solos y fue allí cuando Robin le hizo una inesperada confesión a Martita.
“Cómo puede ser tan simpático el Chico, te juro que es todo mi estilo”, le reveló a su mejor amiga.
“Míralo es como Onur… te juro”, dijo el enfermero abriéndose la camisa causando el impacto de Martita.
A esto, la mujer le respondió rápidamente y haciéndolo callar: “¡Cálmate, córtala!”. Sin hacer caso a su amiga, Robin continuó diciendo: “Es rajado más encima, no como los otros cachureos que me ando comiendo que ni siquiera me invitan un completo, Martita”.
Allí se escuchó que el personaje de Gabriel Urzúa pegó un grito donde exclamó: “Estoy ardiendo”.
“¡Para de tomar! Mira se va a dar cuenta, se te nota”, afirmó Martita asegurando que podrían ser descubiertos por “Chico” Olmedo, quien en Generación 98 cree que Robin es Sammy, la pareja de su ex compañera de curso.
Uno de los principales desafíos es la dificultad de diseñar intervenciones que sean efectivas para todos los emprendedores. Y es que lo que funciona para un tipo de emprendedor puede no funcionar para otro.
"Porque el PS piensa en Chile, comprometemos nuestro apoyo leal y decidido a Carolina Tohá en las próximas primarias presidenciales", sentenció la tienda liderada por Paulina Vodanovic.
Junto con ello, Villalobos dejó en claro que "desde el minuto uno reconocí en la Fiscalía que le había pagado a dos funcionarios públicos por saltarme la fila".
"Cuidar a Chile y a Carabineros es saber que este tipo de personas no pueden ser parte de la institución. Lo que tú haces, es solo esparcir una ideología de odio", le dejó en claro la ex ministra del Trabajo.
Tan solo siete días antes de la muerte del Papa Francisco se cumplió una de sus últimas voluntades: suprimir definitivamente el Sodalicio de Vida Cristiana. Esta comunidad religiosa nacida en Perú en los años 70 y con presencia a nivel mundial-incluido Chile- fue considerada por Bergoglio como una institución sectaria, contradiciendo de esta forma la aprobación pontificia que les dio en julio del 97 el Papa Juan Pablo II.