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1 de Abril de 2013

¿Maldición o venganza?: Sólo dos de los 25 marines que mataron a Bin Laden siguen vivos

Este viernes uno de los integrantes de los Navy SEALs que mataron al líder de Al Qaeda hace dos años, murió en un accidente. Otros 22 fallecieron en agosto de 2011 en un ataque de insurgentes talibanes al helicóptero en el que viajaban en Afganistán.

Por Redacción
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Pese a que Estados Unidos son considerados como héroes por haber eliminado ni más ni menos que al enemigo Nº1 de la nación, una suerte de maldición parece haber caído sobre los 25 efectivos de la unidad de élite del Ejército de EE.UU, los  Navy SEALs,  que llevaron a cabo a cabo esta difícil misión. Y es que a dos años de la Operación Gerónimo’, sólo dos de esos soldados están vivos.

Sin ir más lejos el viernes último se dio a conocer la muerte de Brett D. Shadle, quien perdió la vida mientras realizaba maniobras de paracaidismo nocturno cerca de la localidad de Marana, en el estado de Arizona, según publica el diario italiano Corriere della Sera.

Una muerte en la que, aparentemente, nada tuvieron que ver los vengadores de Bin Laden, quienes sí fueron los responsables del asesinato de los otros 22 Navy SEALs fallecidos. El 6 de agosto de 2011, insurgentes talibanes atacaron el helicóptero en el que viajaban 31 soldados estadounidenses, 22 de ellos miembros del cuerpo de élite que acabó con el líder de Al Qaeda.

El aparato se estrelló en el transcurso de una operación en la provincia de Wardack (Afganistán). Además de los soldados de EEUU, murieron siete soldados del Ejército afgano y un traductor.

El Gobierno estadounidense nunca confirmó ni desmintió que en el helicóptero viajara casi al completo el equipo que acabó con Bin Laden.

La película y las heridas de los marines 

Pero este no es el único misterio que envuelve a la muerte del líder de Al Qaeda. La película La noche más oscura (Zero Dark Thirty), ya reveló algunos de los detalles de la misión, levantando de paso más de una ampollas en el Pentágono.

De hecho, el presidente de la Comisión de Seguridad Interna de la Cámara de Representantes, el republicano Peter King, no ocultó su preocupación frente al hecho de que la directora del filme, Kathryn Bigelow y su colaborador Mark Bhoal, quienes se reunieron con altos funcionarios de Defensa, hubieran tenido acceso a información clasificada.

Asimismo tres importantes senadores estadounidenses escribieron al director interino de la CIA, Michael Morrel, para que facilitara al Congreso los detalles de su cooperación con la cineasta Bigelow.

Hasta el estreno de la película, se desconocía la tecnología empleada para la captura del jefe de Al Qaeda, así como otros datos relaciones con su asesinato. Buena parte de la información quedó en secreto. En el largometraje se muestran las supuestas torturas cometidas por agentes de la CIA para conseguir información sobre el paradero de Bin Laden.

Previamente en febrero, uno de los marines que participó en la operación, el que disparó al terrorista en el ojo izquierdo y acabó con su vida, acusó al Pentágono de “maltratar a los veteranos”. Este soldado de las fuerzas especiales, que dejó el Ejército en septiembre de 2012,  señaló que tras 16 años sirviendo al país, el Pentágono no le cubría ningún seguro médico ni se hacía cargo de su pensión.

En diálogo con la revista Esquire,  el hombre identificado como el tirador de 35 años, denunció que el Gobierno sólo ofrece un seguro médico durante 180 días para quien deja el Pentágono y sólo si acepta mantenerse como reservista.

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