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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Mentes Ocupadas: Niños y fuego real

Yaqub se preparaba para un partido de fútbol con sus amigos, cerca del colegio. Allí también se habían apostado cuatro o cinco soldados. Algunos niños empezaron a tirarles piedras. Los soldados respondieron disparando. Con fuego real.

Por Médicos Sin Fronteras
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Médicos Sin Fronteras es Organización humanitaria internacional de acción médica que asiste a poblaciones en situación precaria, a víctimas de catástrofes de origen natural o humano, de pandemias y epidemias y de conflictos armados, sin discriminación por raza, religión o ideología política.

Yaqub tiene 17 años. Vive con su familia en Al Fawwar, un campo de refugiados cerca de Hebrón que fue creado en 1950 después de lo que es conocido para los palestinos como Al Nakba (la catástrofe) de 1948. Allí huyeron habitantes de pueblos como Iraq Al-Manshiyyah, Beit Jibreen, Tal As-Safi, Samu’el, Falujah… El campo de refugiados consta ahora de 7.000 personas y es conocido por ser un “punto caliente” de enfrentamientos con las fuerzas de seguridad israelíes. Justo al lado del campo, a tan sólo dos kilómetros, han erigido un base militar. La torre de vigilancia, visible desde todas partes es un recuerdo constante de la presencia militar en el territorio. Aunque es difícil de olvidar, porque la población del campo está sujeta a continuos controles de carretera. A tan sólo cuatro kilómetros se encuentra el asentamiento de colonos de Hagai, que ocupa 400 km2.

Pero éstos hechos no suponían preocupación alguna para Yaqub el 9 de enero de hace cuatro años.  El estaba, básicamente, aliviado porque justo había acabado un examen de árabe y se preparaba para un partido de fútbol con sus amigos, en un terreno cerca del colegio. También cerca del colegio, casi en la valla, se habían apostado cuatro o cinco soldados. Algunos niños empezaron a tirarles piedras. Los soldados respondieron disparando. Con fuego real.

Yaqub no recuerda mucho más, porque perdió el conocimiento. Se despertó en el hospital. Una bala le atravesó el abdomen y se alojó en su espalda. Le afectó la columna.

No iba a caminar nunca más. Aunque eso nadie se lo dijo. No al principio. Los médicos sólo le dijeron que su condición era crítica y que tenía que ser transferido a Jordania para más tratamientos. Estuvo en un hospital en el país vecino durante 75 días.

Fue sólo a su vuelta a casa. Fue su madre la que se encargó de comunicarle la noticia. Yaqub necesitaría una silla de ruedas para moverse. Yaqub no lo encajó bien. No lo aceptó de ninguna manera, no lo quería aceptar. Su ira se dirigió hacia su madre,  la insultaba, se enfurecía con el mundo, rompía cosas en la casa. No dormía, gritaba y lloraba a menudo, cada día, muchos días.

En Junio, la madre de Yaqub decidió pedir consejo a los especialistas de MSF, “recuerdo a la psicóloga y a la traductora que me vinieron a ver. Me ayudaron con la furia que sentía”, dice ahora Yaqub, al que también le visitó durante un tiempo un médico.

Ahora el chico pasa mucho tiempo en el garaje de su tío, viendo cómo él y sus primos arreglan coches. Cuando MSF dio por acabado su tratamiento, Yaqub encontró una nueva ocupación, una vocación que espera que pueda convertirse en una profesión: cuida pájaros. Ahora tiene dos pájaros heridos en una jaula, con los que pasa mucho tiempo mientras se reponen. Habla con ellos. “A veces creo que soy como los pájaros de la jaula, que no pueden volar. Pero entonces recuerdo que tal vez pronto tendré una silla de ruedas eléctrica que me permitirá volar, volar sin alas por todos los territorios ocupados“.

(La serie “Mentes Ocupadas” aborda historias de pacientes de Médicos Sin Fronteras afectados por el conflicto Palestino-Israelí que reciben atención por parte de los equipos de salud mental en Hebrón y Jerusalén Este.)

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