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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Por qué me siento a punto de quemar mi pasaporte israelí

No puedo ser una mera espectadora mientras políticos Israelíes como Ayelet Shakad condonan la muerte de mujeres y niños Palestinos inocentes.

Por Mira Bar Hillel
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Mira Bar Hillel es Escritora (nacida en Israel), Corresponsal de Evening Standard, Independent, UK. En twitter @mirabarhillel

Ella es joven. Es bella. Se graduó de la universidad como ingeniera computacional. Ella es una Parlamentaria Israelí –y el motivo por el cual llego a sentirme a punto de quemar mi pasaporte Israelí. Tras sus ojos inmensos y su rostro inocente, acecha el Ángel de la Muerte.

Ayelet Shaked representa a la extrema derecha del partido The Jewish Home o la Casa Judía (Hebreo: הַבַּיִת הַיְהוּדִי, HaBayit HaYehudi) en el Parlamento. Su postura es aún más derechista que la de Benyamin Netanyahu, por difícil que resulte creer que algo así fuera posible.

El lunes [Shaked] citó en su página de Facebook: “Detrás de cada terrorista se encuentran docenas de hombres y mujeres sin los cuales él no podría involucrarse en el terrorismo. Todos ellos son combatientes enemigos y ciertamente deben morir. Esto incluye, también, a las madres de los mártires que envían a sus hijos al infierno entre flores y besos. Los hijos de los hijos deberían seguir; nada sería más justo. Deben desaparecer, como asimismo los hogares donde se cría a las serpientes. De no ser así, muchas más serpientes pequeñas serán criadas”.

Una semana atrás, justo antes de que Mohammed Abu Khudair, de 17 años, fuera secuestrado y quemado vivo, Shaked escribió: “Ésta no es una guerra contra el terror, ni contra los extremistas y ni siquiera contra la Autoridad Palestina. La única realidad es que esta guerra es entre dos pueblos. ¿Quién es el enemigo? El pueblo de Palestina. ¿Por qué? Pregúntenles a ellos: ellos comenzaron”.

Antes de que ese niño palestino muriera de la forma más horrible, [Shaked] ya lo había declarado un enemigo, y más tarde, sin ningún indicio de culpa o remordimiento, estaba llamando a la muerte de mujeres inocentes y sus hijos aún no nacidos.

Me hizo pensar en la hermana de mi madre, Klara, y sus tres niños pequeños que vivían en Cracovia en 1939, cuando los invasores alemanes decidieron que los Judíos –todos los Judíos- eran el enemigo y debían ser eliminados, sin eximir a las mujeres ni a las “pequeñas serpientes” que estaban criando. “¿Por qué? Pregúntenles a ellos: ellos comenzaron”, podrían haber respondido los Nazis a la misma pregunta.

Nunca conocí a Klara ni a sus niños que murieron durante 1942. Sí conocí a mi tío Romek quien sobrevivió trabajando en la fábrica de Oskar Schindler, y a su esposa Yetti que también pudo hacerlo gracias a que dominaba el alemán y simuló ser una distinguida señora germana -que había expulsado de su hogar a un marido polaco y judío-, en tanto intentaba sonreír educadamente a cada Nazi con quien cruzara camino.

El hermano de mi padre Shmuel y su joven familia fallecieron antes de que yo naciera –escaparon de Berlín a Holanda, donde fueron capturados-, en el mismo campo de concentración donde murió Anne Frank.

Sé lo que significa haber sido víctimas indefensas, viviendo y muriendo bajo las botas de opresores racistas, y sé que los Israelitas de estos días no son las víctimas sino los perpetradores, en la actual crisis. Sí, los hombres de Hamas son asesinos terribles y llenos de odio y pobre de Israel si ellos dispusieran de los medios necesarios para cumplir su cometido. Pero es un hecho que actualmente Israel dispone de los tanques, bombarderos, artillería, ojivas nucleares y misiles de defensa dignos de Goliath, en tanto la gente de Gaza, una semana atrás, no tenía nada y menos tiene hoy, cuando hasta sus hospitales y escuelas han sido bombardeados.

[Ayelet] Shaked ha logrado lo que quería. El número de víctimas fatales en Gaza ya asciende a las cien, y una de cada cuatro de ellas es un niño o una niña. Centenares de personas han sufrido heridas graves en un territorio donde los hospitales son atacados y los insumos médicos ya se agotan.

En Israel, pese a toda la voluntad de Hamas, [hasta aquí] no ha sido registrada una muerte ni heridos graves aunque un festejo de matrimonio fue interrumpido, según informaron los noticieros de televisión.

Y mientras las bombas caen sobre Gaza, adolescentes israelitas han tuiteado sus sentimientos políticos junto a selfies donde aparecen muy ligeramente vestidos. En dos tuits que luego fueron eliminados, podía leerse “Muerte a todos los árabes, trans*** [comentario homofóbico]” y “Que ustedes árabes sean paralizados y mueran con inmenso sufrimiento”. Otros adolescentes tuitearon sus autorretratos con un breve “Muerte a estos f****** árabes”.

Mirando estas caras angelicales diseminando una retórica genocida, tomo mi pasaporte israelí y una caja de fósforos. “No en mi nombre, pueblo mío. No en mi nombre”.

 

Publicado originalmente en Independent, Viernes 11 de Julio 2014 http://www.independent.co.uk/voices/why-im-on-the-brink-of-burning-my-israeli-passport-9600165.html. Traducción realizada por Vinka Jackson y autorizada por la autora.

 

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