La política exterior de Estados Unidos ha dado un giro radical la última semana: bombardeó a Siria y pocos días después a Afganistán, evento en el que murieron 36 soldados del Estado Islámico según informaron autoridades de dicho país.
Ahora, el presidente Donald Trump indicó que también se harían cargo de Corea del Norte, debido al desarrollo de armas nucleares.
En una declaración publicada por KCNA, la agencia de prensa oficial, el ejército norcoreano asegura que las bases estadounidenses en Corea del Sur “igual que los cuarteles generales del Mal”, en referencia entre otras a la presidencia surcoreana, serían “pulverizadas en pocos minutos” en caso de guerra.
En esa línea, el Gobierno de Kim Jong-un señaló que ante al envío “insensato” del grupo aeronaval está dispuesto a “ir a la guerra”.
Otras potencias, como Rusia y China ven con recelo los pasos de Estados Unidos. Las autoridades de Moscú pidieron “moderación” a todas las partes para evitar “cualquier acción que pueda ser interpretada como una provocación”, declaró el portavoz del Kremlin Dmitri Peskov.
