Presidente de la comunidad chilena en Israel: “Hay gran frustración por el rol que ha tomado el presidente Boric”
En conversación con EL DÍNAMO, Gabriel Colodro reveló que alrededor de 10 mil compatriotas viven en ese país y dijo que su viaje a Chile fue para darles voz ante lo que han vivido el último mes.
Informar sobre lo que ocurre con los chilenos a raíz de la guerra entre Israel y el grupo Hamás en la Franja de Gaza es la razón que motivó el viaje a Chile de Gabriel Colodro, presidente de la comunidad chilena en ese país del Medio Oriente.
En diálogo con EL DÍNAMO, Colodro no duda en cuestionar la posición del presidente Gabriel Boric ante el conflicto y reconoce su preocupación porque, a su juicio, “se ha decidido tomar una posición que aleja Chile de los países que comparten los valores democráticos y liberales“.
Asimismo, apunta que el foco principal de Israel es ganar la guerra y “eliminar del poder” al grupo Hamás con la menor cantidad de pérdidas civiles.
“Decidí venir a Chile para dar testimonio de la realidad que han vivido los chilenos en Israel y las familias de quienes han sido asesinados desde el sábado 7 de octubre“, revela de entrada el líder de la comunidad chilena en territorio judío.
“Hoy día tenemos cinco chilenos asesinados por Hamás en sus casas y, en mi rol de presidente de la comunidad chilena, tomé de forma muy personal el tema, dialogando con las familias de los asesinados y escuchando sus historias. Entonces, darle voz a los chilenos que han estado sufriendo el último mes, era necesario“, recalca Colodro.
—¿Cuántos chilenos conforman la comunidad en Israel?
—Estamos hablando de más de 10.000 compatriotas, entre primera y tercera generación, porque desde 2017 Chile reconoce a los hijos y nietos de chilenos como chilenos sin hacer el trámite previo. Es una comunidad relevante, que históricamente ha sido parte de la sociedad israelí. Fundamos la organización el año 2018, precisamente tras un atentado del grupo terrorista Hamás en Jerusalén y donde resultó herida de gravedad una chilena.
—¿En qué situación se encuentran los chilenos que aún están en Israel?
—Hay una doble sensación. Si bien los chilenos, como todos los residentes de Israel, estamos muy afectados por el dolor y hay una sensación de depresión, casi de culpa por sonreír en las calles, entre los ciudadanos chilenos hay una frustración gigantesca por el rol que ha tomado el presidente (Gabriel) Boric respecto a esta guerra. Nos sorprendió mucho la decisión del presidente de llamar a consulta al embajador de Chile en Israel.
Por otra parte, hoy en día tenemos chilenos que están desplazados tanto del norte como del sur de Israel. Están viviendo en hoteles y nosotros estamos tratando de ayudar en todo lo que podemos. Por ejemplo, tenemos un programa de ayuda psicológica para los niños, que no están acostumbrados a vivir situaciones de bombardeos, en un ambiente de guerra.
—¿Cómo vive usted este conflicto, más como chileno o como ciudadano israelí?
—Esta es una guerra que se vive como ser humano, en el sentido de que obviamente hay un tema de identidad judía, pero la comunidad chilena en Israel no es una entidad religiosa. Tenemos miembros que son cristianos, bahai y de otras religiones. Lamentablemente todavía no tenemos miembros musulmanes.
Entonces, es muy difícil dividir cómo se vive la guerra en cuanto a una identidad. Pero sí, obviamente hay una percepción de que el ataque del 7 de octubre fue un ataque contra, uno, el pueblo judío y, dos, la sociedad occidental, que también es parte de la identidad chilena.
“Hay síntomas de antisemitismo”
—¿Cómo percibió a la distancia la reacción del Gobierno chileno con el embajador de Israel en Chile?
—La postura del presidente Boric no es nueva para nosotros. Personalmente, lo conocí en 2019, cuando era diputado, en una visita que hice al Congreso Nacional. En lugar de ser empático, en mi cara me acusó de genocida y tuvimos una discusión bastante encendida en su momento. La postura del presidente es muy visceral.
Uno de los ejemplos es el tema de la recepción del embajador de Israel. Y ahora el llamado a consulta del embajador Jorge Carvajal es algo que nos preocupa mucho, porque se ha decidido tomar una posición que aleja Chile del eje de países como Estados Unidos, Canadá, Francia, Gran Bretaña, Alemania y los países que comparten los valores democráticos y liberales.
Como chilenos, nosotros participamos en los plebiscitos, en las elecciones presidenciales, y el presidente Boric recibió votos desde Israel. Ese sentido, creo que en muchos aspectos ha primado su postura personal por sobre el interés de Chile.
—¿Considera que ha habido antisemitismo?
—Creo que cuando se realiza una fijación sobre Israel, frente a otros conflictos alrededor del mundo, podríamos calificarlo como síntomas de antisemitismo. No me atrevería a decir antisemitismo puro, pero sí son síntomas. Por ejemplo, cuando no se ponen en duda las cifras que entrega el Ministerio de Salud controlado por Hamás en Gaza, pero sí se duda de la situación de ciudadanos chilenos secuestrados o desaparecidos.
—¿Siente que eso tiene que ver con la gran comunidad palestina que vive en Chile?
—Más bien creo que tiene que ver con la influencia política de la comunidad palestina en el país, no con la capacidad numérica.
No hay una línea que siga la comunidad palestina que sea en beneficio de Chile, sino que es en beneficio del control del poder local.
El mismo alcalde Daniel Jadue admite que el año 99 empezaron un plan de enviar a sus jóvenes a campamentos de refugiados en Cisjordania, a “ser entrenados” para luego ubicarlos en partidos políticos de derecha e izquierda. Entonces, hay un plan de control del poder local que no tiene que ver con ayudar a la causa palestina.
—En estos momentos (15 de noviembre de 2023) se están desarrollando ataques del ejercito israelí en el hospital de Al Shifa de Gaza, ¿cómo responde a las críticas por los ataques a centros humanitarios?
—Si todos lo sabemos es porque no es una operación secreta. Desde el inicio de la guerra el Ejército de Israel dio más de 10 días para movilizarse por los corredores humanitarios para minimizar las bajas civiles. Hubo comunicación directa con los médicos hospital de Al Shifa y se entregaron incubadoras y otros elementos para resguardar a los bebés, a los niños y realizar la operación. Eso, porque hay evidencia contundente de que bajo ese hospital están los centros de operaciones del grupo terrorista Hamás. También hay evidencia de armamento pesado dentro del hospital. En el estacionamiento de ese mismo hospital, la semana pasada, proyectaron un video de Hamás mostrando sus “logros militares contra el ejército israelí” y la gente aplaudía y grababa con su celular.
Ningún ejército del mundo da el tiempo que ha dado Israel antes de atacar, ni avisa los lugares donde va a realizar operaciones para evitar las bajas civiles.
Israel lo hace porque sabe que hay una mirada especial, que hay un lente especial con el que se mide Israel a la hora de defenderse frente a los ataques de un grupo terrorista.
Eliminar del poder a Hamás
—¿Descarta que el ejercito israelí haya cometido violaciones a las leyes humanitarias de la guerra por la cantidad de civiles muertos?
—Creo que Israel ha demostrado que ha hecho el esfuerzo máximo para minimizar las bajas civiles, porque no son el objetivo. Eso, pese a que el presidente Boric dijo en un tuit que los civiles y los niños eran prácticamente el principal objetivo.
Hay una caricaturización del ejército israelí. Si hay abuso o algún error en cuanto al actuar del ejército israelí, no tengo ninguna duda que no se hace de manera intencional, porque el Estado de Israel no gana nada haciendo eso. Sin embargo, estamos hablando de una guerra y lamentablemente en las guerras muere gente de todos los bandos.
Lo que el ejército israelí busca es eliminar el control de Hamás sobre la Franja de Gaza, porque de lo contrario no va a haber ningún futuro para los palestinos que viven allí, con una dictadura en la que no hay elecciones hace más de 16 años.
—¿Es posible separar a los terroristas de Hamás del pueblo palestino?
—Es difícil asumir como verdadera la separación entre civiles y terroristas que entrega el mismo movimiento Hamás. Porque Hamás decide quién va a ser el funcionario del Ministerio de Salud, quién va a ser el que va a dar la información. Y controla a los periodistas que están dentro, porque antes de que entreguen el material a sus agencia, pasa una revisión por parte de ellos. Y tenemos evidencia, no solamente actual, sino que de todos los conflictos anteriores, que Hamás instruye a sus miembros de usar vestimentas civiles.
—¿Qué opina de las declaraciones del Secretario General de la ONU, António Guterres, cuando afirmó que “el pueblo palestino lleva 56 años sometido a una ocupación asfixiante”?
—En Israel no se recibieron bien, evidentemente, porque hay una tendencia a obviar episodios importantes de la historia del conflicto palestino israelí. De todas las ofertas de paz, para llegar a una solución con dos Estados independientes, todas han sido rechazadas por el liderazgo palestino. Hay una tendencia a no aceptar la posibilidad de que exista el Estado de Israel y, por eso, plantear que Israel no tiene intención de solucionar el conflicto con dos estados independientes es mentir. Y obviarlo tiene una connotación intencional.
Colodro apunta a la vez que “la situación hoy es compleja, porque el terrorismo ha ganado terreno no solamente en Gaza, sino que también en Cisjordania, y esto afecta también a la Autoridad Nacional Palestina, ya que la presencia de grupos terroristas islámicos yihadistas es una amenaza para su gobierno”.
—¿Considera que el gobierno de Netanhayu ha conducido de manera correcta este conflicto?
Pertenezco a un partido de oposición en Israel. Sin embargo, a la hora de defender al Estado, de realizar una guerra por el futuro, en Israel se acabó la derecha y la izquierda. Personalmente no comparto los ideales políticos del primer ministro Netanhayu. Pero sí comparto la necesidad de plantearnos frente a esta situación que nos afecta a todos. Y devolverle la seguridad a nuestros hijos, la calma a nuestra familia. En ese sentido, no da lugar una crítica política, sino el trabajar en conjunto. Y, dentro del desastre, eso es lo bello, que no existe la izquierda y la derecha en Israel.
Tanto los partidos de extrema izquierda como los de extrema derecha están apuntando hacia un centro, donde el foco es ganar esta guerra y eliminar del poder al grupo Hamás con la menor cantidad de pérdidas civiles.