Ley de Medios: el proyecto de la Pepa Hoffmann
"Aunque siempre he manifestado mi crítica a quienes torpedean desde el anonimato, prefiero mil veces pagar el costo de soportar a un grupo de trolls que permitir una censura directa y evidente a la red".
La diputada de la UDI, María José Hoffmann, es una de las autoras del proyecto que modifica la Ley 19.733 sobre libertades de opinión e información y ejercicio del periodismo, con el objeto de consagrar expresamente a los diarios electrónicos como medios de comunicación social.
Dicho en fácil, la “Pepa” Hoffmann es una de las cabezas detrás de la “Ley de Medios”, como se le conoce por estos días en redes sociales. A riesgo de caer en una falacia ad hominem (algo así como dar por sentada la falsedad de una afirmación tomando como argumento quién es el emisor de ésta), me parece urgente juntar un par de piezas de este rompecabezas.
Fíjense en esta declaración de Hoffmann: “La idea clara es no restringir la libertad de expresión, sino que por el contrario reconocer a los medios de comunicación digitales como un medio más, de manera tal que se haga responsable de lo que se publica. Se trata que exista libertad, pero no libertinaje ni abuso”.
Eso lo dice la diputada en la discusión que aparece en el Informe de la Comisión de Ciencias y Tecnología acerca de este proyecto de ley. Agreguemos que, además de ella, hay otros cuatro congresales de la UDI entre los diez autores de esta idea. O sea, cinco de diez. Si pensamos en la actual cobertura del caso Penta, en la cual medios como El Mercurio o los noticiarios de varios canales grandes se las han arreglado para entregar la mínima información posible, no hay que tener ni un dedo de frente para inferir que harto desamparados estaríamos en términos informativos si no fuera por el trabajo de importantes medios digitales.
Ahora sumemos UDI + Penta + Ley de Medios + frases como “se trata que exista libertad, pero no libertinaje ni abuso”. Y ojo, que lo de Penta es sólo un ejemplo de las muchas aristas donde ese partido político se siente incómodo con la cobertura noticiosa independiente.
“Todas estas absurdas cargas legales buscan, entre otras cosas, impedir el anonimato en la red, un asunto de gran conveniencia para autoridades públicas cuando Internet se ha transformado en una plataforma de crítica, sátira e información de los usuarios hacia el resto de la población respecto a su labor”, dice el sitio de la ONG Derechos Digitales.
Agrega que “estos proyectos de ley carecen de antecedentes de hecho suficientes, de una racionalidad y objetivos claros; hacen aplicable una Ley que nunca consideró a Internet como una realidad; afectan a millones de formas de expresión en Internet en Chile; sobrerregulan el mercado de medios digitales; son muy difícil de aplicar en la práctica; y perturban arbitrariamente el derecho fundamental de libertad de expresión”. No puedo estar más de acuerdo.
Aunque siempre he manifestado mi crítica a quienes torpedean desde el anonimato, prefiero mil veces pagar el costo de soportar a un grupo de trolls que permitir una censura directa y evidente a la red. Cuando se trata de regular el uso de Internet, hay dos frases claves. “Menos es más” es una. “Definir es restringir” es la otra. Todo lo contrario de lo que intenta la diputada Hoffmann y sus nueve camaradas.