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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

El Censo fue triste en Peñaflor

En esos momentos pensaba ¿dónde quedó el Chile OCDE? Ese que tiene altas tasas de cobertura educacional, un PIB per cápita importante, autopistas concesionadas, la mayor cantidad de metros cuadrados por persona de centros comerciales, el de la torre  más alta de América Latina. ¿Dónde quedo? Por aquí nunca pasó.

Por Danilo Olivares
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Danilo Olivares es Investigador de Política Educativa de Educación 2020. Cientista Político y Magíster en Política Educativa de la U. Alberto Hurtado. Representante 2020 en diversas iniciativas de participación ciudadana como “En Pañales” y “El Plan Maestro”.

Llegué a las 8:00 am como cualquier censista y me contré con un caos tremendo. Todos corriendo, nadie entregaba información y algunas personas incluso se retiraban ya que nadie decía nada.

Me pidieron ser supervisor porque los funcionarios públicos que debían serlo no llegaron (aquí recordé la cara de Nelly Díaz). Armamos una cuadrilla de 8 persona que finalmente se convirtió en una verdadera patrulla Scout (movimiento del que soy parte) y censamos “La Nueva Peñaflor”, población catalogada como conflictiva por la venta de droga y comercio sexual.

Gran parte de la cuadrilla eran estudiantes de IV Medio de EL liceo que tiene Peñaflor. Mi tristeza comenzó cuando conocí  las condiciones en la que estudiaban estos cabros, ¿han visto imágenes de la penitenciaria con rejas en las escaleras? Esto era lo mismo pero con un letrero que decía LICEO.

Empezamos. La gente nos abrió las puertas de sus casas amablemente, nos ofreció café y galletas y se aseguraron de que toda la familia fuera censada.

La diferencia entre un hogar y vivienda fue quizás lo más dificultoso. En Peñaflor existen sitios grandes donde hay 3, 4 o 5 casas en cada uno, donde vive la mamá, el papá, los hermanos, las tías, los abuelos, los hijos de los hijos, etc. Algunos comparten presupuestos, otros no… ¡un caos habitacional!

A eso del medio día una carroza fúnebre llegó a la población. La pregunta que causaba risa en la capacitación, “¿Y qué pasa si hay un velorio? ¿Cómo los censo?” se hizo realidad. Tuvimos que censar en un velorio, incluso al difunto ya que había fallecido posterior a las 00:00 hrs del día 19. Pese a todo, la gente quería ser censada y así fue.

Luego nos tocó una casa donde se ejercía el comercio sexual (imaginarán ustedes la cantidad de gente que ahí habitaba) si en promedio cada cuestionario duraba entre 10 a 12 minutos imagine usted lo que es censar a 9 personas en un solo lugar.

Pasaban las horas y ya podíamos sacar una fotografía del lugar. El 80% de las personas encuestadas no había terminado su enseñanza básica, quienes acreditaban trabajo lo hacían de manera irregular,  estacionando y limpiando autos, coleros de feria, etc.

A eso de las 17:00 hrs vemos pasar raudas dos patrullas de Carabineros (esos autos de película en los que yo sueño que me lleven detenido para poder subir a uno de ellos). Escuchamos disparos y gritos mientras Carabineros nos pide que dejemos de censar. Estábamos en presencia de una quitada de droga.

En esos momentos pensaba ¿dónde quedó el Chile OCDE? Ese que tiene altas tasas de cobertura educacional, un PIB per cápita importante, autopistas concesionadas, la mayor cantidad de metros cuadrados por persona de centros comerciales, el de la torre  más alta de América Latina. ¿Dónde quedo? Por aquí nunca pasó.

Participar del CENSO fue un golpe contra la realidad de Chile y de mi comuna.

Sentí tristeza, porque Peñaflor está totalmente abandonada por el gobierno central y el municipio, es una comuna que no ofrece oportunidades, lo que contrasta con sus lindos paisajes y hermosas alamedas que rodean sus avenidas principales.

Rabia, por esa falta de empatía de algunos funcionarios púbicos que ponen cara de cordero degollado por trabajar un día feriado y por la falta de censitas voluntarios que dan cuenta de la individualidad en la que vivimos, donde no nos importa qué pasa con nuestros vecinos, con nuestro entorno, nada.

Al mismo tiempo esperanza, ya que al comenzar la jornada la gran mayoría de los cuadrilleros me afirmaban que estaban aquí por la nota al libro de clases o el pago, sin embargo, al final fueron capaces de entender el sentido que tiene un censo para un país y para la realidad de su comuna. ¡Juntos volvimos a censar otra manzana a pura iniciativa!

Yo vivo en el Peñaflor de los condominios, ese Peñaflor donde los vecinos se pelean por donde estacionar el segundo auto, donde se los citófonos no funcionan, donde niños y niñas utilizan la plaza como su patio, donde la gente poco se saluda y sólo se llega a dormir. Me acabo de pegar un portonazo con una realidad que está a 5 cuadras de la mía y que parecía tan distinta y tan distante.

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