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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Este gobierno es muy rasca

"Es increíble cómo el relato de los 'tiempos mejores' -sin tomar en cuenta el crimen social del ministro de Salud al cambiar el protocolo del aborto de tres causales- se ha caído a pedazos sin que nadie lo haya botado".

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Francisco Méndez es Periodista, columnista.

Este gobierno es realmente un espanto. Todos los problemas que ha debido enfrentar los últimos meses han sido producto de su poco manejo político, sumado a un discurso demasiado grandilocuente de campaña con el que no ha podido lidiar.

Sí, porque en La Moneda se han cavado su propia tumba. Inventaron, nuevamente, un relato lleno de perfección y tecnicismo demasiado grande y pesado para los integrantes del Ejecutivo. Trataron de desviar la atención de problemas estructurales, centrándose en temas meramente estéticos que hoy los tiene siendo cuestionados incluso por los medios de comunicación que concuerdan ideológicamente con ellos.

Primero fue el nepotismo. Sebastián Piñera basó gran parte de su propaganda presidencial en este asunto, sin tomar en cuenta el hecho de que su sector es una gran familia. Habló y habló de los familiares de miembros de la Nueva Mayoría, olvidando que Chile Vamos es principalmente un conglomerado de clase, en el que todos son primos de todos, debido a que aún no pueden separar sus ideas del origen social que tienen.

Luego fue la austeridad. Para evitar decir fuertemente que querían recortar ciertos programas sociales, el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, apareció en todos los lugares imaginables hablando de lo importante que era disminuir gastos. Incluso, como gobierno, publicitaron por todos lados cuando retiraron la orden de compra de unos automóviles presidenciales para así dar una demostración a la ciudadanía.

Como sabemos, todo ese discursito se derrumbó cuando se supo de un viaje de Larraín a Harvard, donde iba a una reunión de ex compañeros y terminó publicitando un libro que había escrito. ¿Cuál era el problema? Que había ido con recursos públicos; es decir: que había ido a un viaje personal con dinero del Estado, luego de pasearse por la prensa hablando de lo importante que era ahorrar hasta el último peso debido a una situación fiscal que, según repetía, no era para nada auspiciosa.

A esto se sumó una vulgar polémica que cuenta que en Cerro Castillo compraron un televisor de ocho millones de pesos. ¿Cómo lo van a justificar si ya todo lo que han intentado hacer para desviar la atención de estos hechos no les ha resultado? ¿Cómo van a decir que es algo menor si ellos mismos se dedicaron a hacer de los temas menores un gran escándalo cuando estaban en la otra vereda? Son buenas preguntas para pensar. O para reír.

Es que admito que llega a ser divertido. Es increíble cómo el relato de los “tiempos mejores” -sin tomar en cuenta el crimen social del ministro de Salud al cambiar el protocolo del aborto de tres causales- se ha caído a pedazos sin que nadie lo haya botado. Sin tener una oposición articulada ni con un mínimo propósito en común, esta administración le ha hecho el trabajo de una manera envidiable a cualquier conglomerado opositor a lo largo de la historia, porque no ha sabido gobernar sin meterse un autogol tras otro.

¿La razón? Insisto: creo que es el exceso de palabras fáciles. Ahí siempre Piñera cae derrumbado porque no es capaz de cumplir ni siquiera con ellas. Se empeñaron en decir que todo lo que había hecho mal el gobierno de Bachelet, ellos lo harían mil veces mejor. Una vez más comenzó a dar clases de cómo se construía un buen gobierno sin saber él cómo se hacía. Es decir, aunque se sacaron las parcas rojas, estas seguían tatuadas en su cabeza.

Por esto es que realmente este nuevo período de la derecha ha sido demasiado rasca. Es muchas luces, mucho efecto, pero nada de contenido. Parece esas tortas pomposamente adornadas que no tiene nada adentro, y que al primer mordisco se derrumban enteras. Detrás de sus infatigables ganas de mostrarse como los mejores en todo, está la realidad de un grupo de personas que, al tener tanto desprecio por el Estado, no tienen idea cómo funciona la política. Repito: todo es muy rasca.

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