¿Cambio digital o manito de gato?
Sólo cuando la mente de los operadores vuela más allá de los límites de los nuevos equipos y sistemas tecnológicos, es cuando la transformación digital se aleja del riesgo de convertirse en una manito de gato latinoamericana.
Sergio Slipczuk es Socio Fundación Ingeniería Social
Buena parte de las organizaciones en Latinoamérica están atendiendo la brecha digital, no tanto por una decisión estratégica y planificada, sino por las urgencias operacionales que ha provocado el COVID-19.También en la educación las demoras en enfrentar la brecha digital de los docentes recibieron un impensable acelerador en la pandemia.
Esta activación forzada de lo postergado ha facilitado que emerjan potentes mitos como, por ejemplo, definir que la transformación digital y la educación a distancia son subproductos de las tecnologías informáticas, lo que por decirlo en un lenguaje folclórico, coloca al carro delante del caballo.
La transformación digital es un cambio en la cultura organizacional utilizando dispositivos tecnológicos. Cambio cultural más dispositivos tecnológicos, y nunca al revés.
La informática es un avance deseable para la educación, pero no es un recurso imprescindible; la educación a distancia existe desde 1728, según explica Carolina Román.
Por otra parte, Gabriel Rosa Bernáez afirma que existen dos brechas digitales: la brecha de acceso y la brecha de simbolización, entendiendo que el mundo de internet es básicamente un universo simbólico, donde se establecen vínculos, procesos e intercambios virtuales mediados por símbolos.
Pero, ¿qué es exactamente la capacidad simbólica de las personas? Dicho en palabras simples; es la habilidad de imaginarse situaciones no tangibles a simple vista, que pueden ser del pasado, considerando el contexto presente o bien creando imágenes sobre el futuro.
La capacidad simbólica, -un rasgo distintivo de la especie humana-, es el insumo básico de la disposición al aprendizaje en el ámbito escolar o académico, también en el desempeño laboral y por cierto en la vida cotidiana.
En los diferentes grados de TEA (Trastornos de Espectro Autista), en el Déficit Atencional y en los trastornos de ansiedad, suelen encontrarse procesos de simbolización limitados que originan dificultades de aprendizaje en niños, en jóvenes y en adultos.
El ejecutivo o el docente que se empeña en demostrar lo que ya sabe en lugar de abrirse a las oportunidades de aprender nuevas habilidades y enfoques, es un buen ejemplo de persona con una capacidad simbólica de bajo vuelo o escasa imaginación.
Establecer relaciones simbólicas es independiente de la edad, ya que no es necesariamente una habilidad más aceitada en la juventud ni se oxida con los años, no es fija ni definitiva porque depende en cierto grado de la cultura inmediata.
Alguien valorado, reconocido y sobre todo estimulado en su trabajo, imaginará relaciones abstractas más complejas vinculadas a los dinámicos escenarios virtuales de su trabajo. Y alguien con temor a la sanción de un error, buscará minimizar el riesgo aterrizando su imaginación en el terreno de la normativa, que es tan seguro como improductivo.
Una persona con una simbolización estrecha podría confundir una metáfora con un significado textual, tal vez le cueste encontrar matices entre posiciones extremas, probablemente muestre una autoestima débil y en muchos casos interpretará los debates de ideas como ataques personales. Actuará normalmente, pero en niveles muy simples.
Sólo cuando la mente de los operadores vuela más allá de los límites de los nuevos equipos y sistemas tecnológicos, es cuando la transformación digital se aleja del riesgo de convertirse en una manito de gato latinoamericana o lo que es peor, en el Gato de Schrödinger, que puede estar vivo y muerto al mismo tiempo.