Izkia en llamas
Sea cual sea la razón de sus declaraciones, Siches ha logrado algo que cualquier político ha envidiado siempre, aquí y en cualquier parte: estar por días en el centro del debate público.
Jorge Gillies es Académico de la Facultad de Humanidades y Tecnología de Comunicación Social de la UTEM
Es una especulación bastante ociosa tratar de determinar las razones de las polémicas declaraciones de Izkia Siches en el podcast La Cosa Nostra. Si acaso fue un arranque de infantilismo, un desliz o error que merece una disculpa o bien una táctica claramente estudiada, es irrelevante frente a las consecuencias de sus dichos.
Si analizamos el fenómeno desde la teoría de la comunicación, hay tres factores determinantes, considerando además que en todo fenómeno comunicacional, y especialmente en el ámbito político, es claramente el receptor del mensaje quien tiene la última palabra en lo que respecta a su comprensión.
El contenido: lo señalado por la presidenta del Colegio Médico, refrendado luego por su organización, es un reflejo de descontento con la política de salud gubernamental y su nivel de aceptación o rechazo debería coincidir a grandes rasgos con la visión de partidarios y opositores al Gobierno, respectivamente.
La forma o código: sin duda el factor más polémico, el que mereció el repudio de todo el estamento político, desde la UDI a Jadue, y por cierto de las autoridades de Gobierno. En las redes sociales, sin embargo, la recepción ha sido mayoritariamente distinta, destacándose como un mérito la franqueza y falta de corrección política demostradas por la líder gremial.
Y, finalmente, un factor insuficientemente considerado: el contexto. El hecho que las declaraciones de Izkia hayan sido formuladas no en un medio de comunicación tradicional, ni en el clásico formato de un debate político, sino desde un podcast como La Cosa Nostra, le dan un carácter novedoso y distinto, que pone de relieve la creciente horizontalidad de las comunicaciones y la crisis de los medios tradicionales.
En todo caso, sea cual sea la razón de sus declaraciones, Siches ha logrado algo que cualquier político ha envidiado siempre, aquí y en cualquier parte: estar por días en el centro del debate público. Ello explica quizás la furia causada en todos los sectores partidarios tradicionales, sobre todo considerando el débil nivel de liderazgos reales prevaleciente en Chile en un año electoral.