Maturana eterno
Se fue Humberto Maturana, un chileno de los más grandes. Un prócer a la hora de honrar la vida. Quizás ahora, el común de los chilenos pueda conocer y homenajear a quien, con su pensamiento superior, intentó hacernos entender lo relevante para poder convivir con paz y bienestar.
Guillermo Bilancio es Consultor en Alta Dirección
Honrar la vida. Desde mi humilde y sesgada opinión, esa es la síntesis de lo que para mi significó el gran maestro. Se fue el científico, pero también se fue el hombre que nos hizo pensar más allá de lo evidente. Queda su inmensa obra.
Seguramente tenía algún detractor, siempre los genios son discutidos y aún más en un país que no resiste tener indiscutidos, que confunde la fama y el éxito con la gloria. Y Maturana alcanzó la gloria.
Como alguno de los lectores sabe, soy argentino y me surge la profunda tristeza de pensar que Chile pierde una figura de reconocimiento internacional en un espacio donde Chile necesita revivir: la ciencia.
Me causa mucho dolor que en mis clases, los alumnos y profesionales mayoritariamente no conozcan ni al maestro y menos a su obra. Me pone de muy mal humor que un jugador de fútbol nos represente más que un científico, o que un mediocre presentador de matinales tenga más liderazgo de opinión que la que tuvo el maestro.
Debemos mirarnos y criticar nuestra falta de profundidad y nuestro vacío a la hora de pensar la manera en la que vivimos, algo que Maturana nunca dejó de investigar.
Debemos mirarnos y criticar nuestra hipocresía cuando hablamos de empatía, de emocionarnos e interesarnos por el otro, cuando “tratamos de imponer la objetividad como una forma de obligar”, algo que obsesionaba al maestro en su perspectiva sobre la percepción de la realidad.
¡Cuánto nos hará falta en los tiempos por venir! Porque en estos momentos de atrofia neuronal colectiva, la ausencia del maestro se va a hacer más notoria.
Sin intentar hacer una biografía; fue el científico que excedió los límites de la biología para transformarse en un pensador integral, un pensador sobre lo que más necesitamos darnos cuenta: la vida, el amor, el propósito a partir de integrar la biología, la neurología y hasta el budismo en su máxima expresión.
En momentos de difícil convivencia social, Maturana aportaba su mirada para que podamosser mejores a partir de sentir, de hacer y de relacionarnos. Porque los seres sensibles como el planteaba, son seres basados en lo sensorial, lo operacional y lo relacional. Casi todo lo que nos falta por estos tiempos.
Quizás ahora, el común de los chilenos pueda conocer y homenajear a quien, con su pensamiento superior, intentó hacernos entender lo relevante para poder convivir con paz y bienestar.
Se fue Humberto Maturana, un chileno de los más grandes. Un prócer a la hora de honrar la vida. Quizás se encuentre con Pancho Varela para seguir discutiendo ciencia en algún lugar del paraíso.