Secciones El Dínamo

cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad
Actualizado el 13 de Julio de 2021

“Jurel tipo salmón”

Esta denominación se me aparece al pensar en el funcionamiento de la Convención Constituyente, por el comportamiento de los convencionales. Un número no menor quieren ser y hacer lo que no son, autodefiniéndose como sin marco de referencia.

Primera sesión de la Convención Constitucional, realizada en Salón Plenario del ex Congreso Nacional. AGENCIA UNO/ARCHIVO
Compartir
Hugo Lavados

Hugo Lavados es Ex ministro de Economía. Profesor de Economía

Los dichos populares y las marcas autóctonas reflejan muchos aspectos del “carácter” predominante en un país. Como se dice, del ser chileno.

Entre esos decires siempre llama la atención el tarro de conserva que, sin achicarse, exhibe orgullosamente su contenido: “Jurel tipo salmón”. Las croquetas basadas en ese tarro son muy ricas, pero convengamos que son de jurel. El “tipo salmón” parece que es para que los fabricantes autoafirmen su valía, porque ambos pescados tienen muy poco que ver.

Otra denominación curiosa es la de “café -café”. Se repite para indicar que es auténtico, o bien se indica en referencia a “café de cafetera”. Esas denominaciones se me aparecen al pensar en el funcionamiento de la Convención Constituyente, por el comportamiento (¿carácter? ) de los convencionales.

Un número no menor quieren ser y hacer lo que no son, autodefiniéndose como sin marco de referencia. Es evidente que, al intentar nadar contra la corriente, no tendrán éxito; para eso se requiere ser salmón.

Si no invaden facultades que no tienen, si se apegan al mandato que les entregó el único y, por tanto, verdadero soberano, como es el pueblo expresado en una clara votación, serán el alimento nutritivo que todos esperamos.

No es fácil ser jurel (sin poner cara de pescado, eso sí), porque se necesita un carácter especial, firme, sin partir de un absurdo en blanco, dialogante, sin creerse poseedores de la verdad revelada, sin engolamientos que rozan el ridículo.

Deberían pensar que la recompensa vale la pena: colaborar para tener un país mejor, con equidad y progreso social, con bienestar material y desarrollo de las múltiples culturas que coexisten en paz. Si algo de eso se logra, merecen un café- café.

Léenos en Google News

Notas relacionadas

Deja tu comentario

Lo más reciente

Más noticias de Opinión