Superar las contradicciones que desafían el camino hacia la dignidad
Las candidaturas deberán responder a los errores y aciertos de sus sectores políticos, pero principalmente a la necesidad de soñar un nuevo país. Por ello, es fundamental establecerlos apoyos de cara a la segunda vuelta, transformando estas fragmentaciones y contradicciones coyunturales en un proyecto de unidad que se requiere para caminar hacia la dignidad de la patria.
Hernán García y José Orellana es Expertos en Ciencias Políticas
Dada la cantidad de acontecimientos y su importancia en los últimos años, se puede afirmar que se es testigo de hechos que marcarán la historia del país. Solo en el ámbito electoral, se concretaron: a.- primarias de gobernadores; b.- elecciones de constituyentes, c.- gobernadores regionales 1ª y 2ª vuelta, d.- alcaldes/as, concejala/es, e.- primarias presidenciales reguladas por el Servel, f.- una consulta ciudadana y prontamente elecciones presidenciales 1ª y 2ª vuelta, senatoriales, diputados y consejerías regionales. Es decir, un año con una enorme cantidad de deliberaciones.
Es en ese marco que se observó una situación contradictoria, a propósito de las elecciones primarias presidenciales reguladas por el Servel recientemente celebradas, donde la falta de visión estratégica del centro político y una parte de la izquierda, entregó, otra vez, a la derecha e izquierda representada por el Partido Comunista y el Frente amplio, el espacio electoral para convocar a más de tres millones de personas, con todo el soporte que ello implicó (franja electoral, transporte gratuito, vocales pagados, padrones actualizados, donación de privados y publicidad en vía pública). Así, este centro y esta parte de la izquierda chilena, ambos alejados de las primarias reguladas por el Servel, constató duramente en sus resultados de gestión una menguada participación en la consulta ciudadana organizada por Unidad Constituyente (UC) (alrededor de 150.000 participaciones), permitiéndose, de todos modos, que la demócrata cristiana Yasna Provoste ganase inapelablemente con más de un 60% de los votos emitidos.
Esta cartografía política asimétrica en participación y en proceso político-electoral (densidad), confirmó la necesidad de una estrategia político electoral clara y pública (¡qué novedad!), que impidiese los resultados conocidos materialmente (pocos votos) y los simbólicos (cuestionado mecanismo y su valoración), más cuando este segmento del sistema político y culturas políticas contenidas en los partidos que articulan UC, son una realidad territorial y electoral. Contradictoriamente, otra vez, una menguada y criticada consulta ciudadana fue necesaria para completar el arco del sistema político vigente, por lo menos en los ordenamientos partidistas con proyección cultural y territorial física-virtual.
De ahí se colegiría que quizás, más de alguien, podría reevaluar las valoraciones de la noche del 19 de mayo, cuando se frustró una alianza distinta, avanzada a la luz de la improvisación o de cálculos específicos, teniendo como antesala, la misma respuesta que dio origen a las primarias de gobernadores, en noviembre del 2020.
Por lo anterior, vale recordar cómo el Partido Comunista de Chile y sus aliados de momento, no optaron por un acuerdo de primarias de gobernadores amplio e inclusivo (noviembre 2020), restándose, además, a la construcción de una lista única para constituyentes (abril 2021). Por ende, la noche del 19 de mayo ya estaba resuelta para un sector, evidenciando el mal cálculo para lograr un proyecto colectivo más amplio, en síntesis, existía evidencia empírica para no recorrer el camino del 19 de mayo. Entre sus efectos se encuentra la menguada consulta ciudadana ya comentada. A ello, por otra parte, hay que agregar la candidatura de Marco Enrique-Ominami, lo que viene a sumar otra contradicción, a propósito del año 2017, favoreciendo, en ese momento, la candidatura del anterior Sebastián.
Con lo descrito, y sólo en términos de análisis, existe otra contradicción profunda (¡qué raro!) en el evidente error estratégico de UC (sus partidos), en el entendido que promovió y/o ayudó a crear el sistema de primarias reguladas por el Servel, no participando por segunda vez de ellas, autoimponiéndose esfuerzos humanos y financieros escasos, en un escenario aún pandémico, tensionando sus orgánicas y militancias, luego de varias elecciones previas (sólo usada por los partidos, aquí involucrados, cuando se seleccionó a Michelle Bachelet como la abanderada del sector para su segunda elección).
Así, sabiendo que existe arraigo territorial en las culturas políticas de los partidos políticos de UC (antes ex Nueva Mayoría y ex Concertación) a lo largo y ancho del país, a propósito de los mandatarios y votos concretados, no se actuó en consecuencia con los mismos instrumentos políticos electorales creados, ayudando al fortalecimiento de otros sectores, en específico a la derecha, para proyectarse re-alineadamente y de forma exitosa el año 2017 y, en esta ocasión, permitiendo el crecimiento explosivo de la candidatura del Partido comunista de Chile y Frente amplio.
Sin perjuicio de lo anterior, Yasna Provoste y Unidad Constituyente (sobre todo Yasna), a diferencia de lo que plantean diversa/os analistas y actores de la política práctica, tienen un amplio margen de maniobra para situarse adecuadamente en la oferta electoral de cara a noviembre, donde la elegibilidad del bloque en el Congreso, así como entre las consejerías regionales, sumado a lo que ya ocurrió en la elección de gobernadores regionales e integrantes de la Convención Constitucional, podrían ser facilitadores de una factible y material esperanza de éxito, a diferencia de lo ocurrido el 2017, en su cobertura presidencial.
En el ámbito congresal, esta vez todos tendrán más competencia y los potencialmente más afectados serán gran parte de los 21 congresistas que escogió el Frente Amplio, no solo por la competencia fragmentada de todas las listas ya inscritas, sino por sus propias debilidades evidenciadas, por ejemplo, en el caso del Diputado del distrito 17 o en la ausencia de Giorgio Jackson, lo desafiante será para ellos, el partido comunista y la lista del pueblo o lo que quede de ellos.
Lo positivo del ejercicio de la Consulta Ciudadana de julio 18 (más que el número y estridencia de la consulta), es que hubo oportunidad de iniciar un relato, una mística y una épica que debería sintetizarse en un programa de gobierno integrado por las fuerzas de UC, propiciando un nuevo horizonte (a contrapelo de los 30 años), que sea una alternativa a los proyectos que ya presentó el PC de Chile junto con El Frente Amplio y la derecha; lo anterior en la materialidad de la existencia de las culturas políticas territorialmente arraigadas en la patria, que sin lugar a dudas, tienen una traducción física y virtual como ya se ha consignado.
El próximo gobierno, enfrentará una misión nada fácil. Los mínimos comunes son parte del desafío para maximizarlos como gobernante y como pacto (UC) que, en el evento de pasar a segunda vuelta, deberá sumar -sin duda- visiones, emociones, esperanzas y proyectos de aquel electorado demandante de más democracia y dignidad. Ahí está la necesidad de operativizar con sentido de urgencia, el idóneo equipo de campaña territorializado (siempre un desafío dar en el clavo). Provoste, ya entregó la primera señal, al consignar desde Vallenar la importancia de la descentralización (que no es igual a lejanía de su partido y sector, es sólo hacer carne parte de su identidad territorial, ciudadana y política).
Lo anterior, ineludiblemente, tiene que estar alineado simbólicamente con lo que permitió el Estallido Social, con su geografía de la multitud, dando importancia al territorio (la cuadra, el barrio, la esquina, la comuna y región… y de ahí la nación), ya que es desde ese espacio donde se encuentra la legitimidad social y política de la ciudadanía que requiere del Estado Social de Derecho ante el aumento de la delincuencia, la necesidad de una gobernanza responsable de la pandemia, la activación segura de la economía, un modelo se seguridad social y de pensiones de respeto y dignidad (entre varias otras). Que se asocie al principio del no abuso, tan asertivamente, visibilizado desde octubre 2019.
Lo anterior, sin perjuicio de lo adelantado, por lo que ya fue el ciclo de reformas políticas gestionadas en el segundo gobierno de Michelle Bachelet (políticas, sociales, educacionales, ambientales, entre otras), con consulta ciudadana constituyente mediante, donde gran parte de lo exteriorizado en cuanto a reivindicaciones sociales en octubre 2019, estaba ya sistematizado y consolidado en los resultados de dicha consulta e inclusive en lo que representó el icónico informe Engel, a propósito del financiamiento ilegal de la política. Vale también el informe sobre descentralización del año 2014, entre otros.
Tendremos en este recorrido presidencial el proceso de Convención Constitucional vigente, que buscará mostrar su propio sello por medio de actores constituyentes que querrán estar en la palestra presidencial. Los que cual acto inaugural, más allá de los errores que el Gobierno cometió, saldrán a las calles, esta vez, en apoyo de quienes consideren la mejor opción, donde junto a sus luces y sombras (contradicciones de todo tipo); se esperarán de ellas definiciones políticas y programáticas de cara a la ciudadanía, más diligente y demandante de claridades en proyectos país (gran desafío).
Estas candidaturas deberán responder a los errores y aciertos de sus sectores políticos, pero principalmente a la necesidad de soñar un nuevo país. Por ello, es fundamental establecer nítidamente los apoyos de cara a la segunda vuelta, para no reeditar tibiezas como las del 2017, transformando estas fragmentaciones y contradicciones coyunturales en un proyecto de unidad que se requiere para caminar hacia la dignidad de la patria toda.