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Actualizado el 30 de Septiembre de 2021

Política y política

Pareciera que las limitaciones del lenguaje castellano, al llamarlas por el mismo nombre, confundieran también a los parlamentarios, los cuales han demostrado no ser capaces de reconocer la diferencia y han derribado buenas y necesarias políticas públicas por culpa de la otra política. Ejemplo de ello fue el lamentable rechazo al Kínder Obligatorio.

Por Borja Besa
El Kínder Obligatorio es algo transversalmente reconocido como necesario y fundamental desde distintos sectores. AGENCIA UNO/ARCHIVO
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Borja Besa

Borja Besa es Investigador legislativo de Acción Educar

Hace algún tiempo escribí acerca de la crisis parlamentaria que vive actualmente nuestro país y de algunas luces para superarla. En ese sentido, poner al centro la calidad de las políticas públicas requeridas para el adecuado desarrollo por sobre la política partidista debería ser el camino.

Profundizando en lo anterior, hoy por hoy es necesario establecer la distinción, que bien hacen ingleses y americanos, entre policies y politics. En el caso de las primeras, se refiere a la gestión de políticas públicas para el bien común basadas en evidencia acorde a las necesidades. Mientras que la segunda es lo que tienden a hacer los partidos políticos para atraer votos en los tiempos de campañas electorales, lo que conlleva -por supuesto- a estrategias contra los oponentes, precisamente para poder ostentar los cargos de poder y así definir y diseñar las políticas públicas.

Sin embargo, todo indica que algunos gustan más de este ejercicio, de constante desacreditación y lucha desde sus trincheras políticas e ideologías, más que de las tareas que están verdaderamente llamados a realizar, de resolver por medio de buenas medidas aquellos problemas reales del país.

Pareciera que las limitaciones del lenguaje castellano, al llamarlas por el mismo nombre, confundieran también a los parlamentarios, los cuales han demostrado no ser capaces de reconocer la diferencia y han derribado buenas y necesarias políticas públicas por culpa de la otra política. Ejemplo de ello fue el lamentable rechazo al Kínder Obligatorio, algo transversalmente reconocido como necesario y fundamental desde distintos sectores.

La información y los datos estaban arriba de la mesa: la tremenda y preocupante inasistencia crónica de los niños, el abandono del nivel, la disminución de la matrícula, las razones de los padres para decidir no enviar a sus hijos al Kínder por encontrarlo innecesario; pero la política chica pudo más. Incluso más que lo establecido en nuestra propia Constitución.

Todo lo anterior ha sido nuevamente confirmado. Los últimos datos del proceso de postulaciones del Sistema de Admisión Escolar 2021 para el año escolar 2022 -entregados por el Ministerio de Educación- muestran una clara baja en las postulaciones a la educación parvularia. Específicamente para el Kínder, al analizar el avance de postulaciones acumuladas por año se observa una disminución del 5,2% de las postulaciones en este nivel respecto del año 2020 y del 30,6% respecto del 2019.

Pese al pleno conocimiento de esta realidad y de la tremenda ayuda que significaría para miles de niños y niñas que sus padres efectivamente los mandaran a dicho nivel educativo, durante la tramitación del proyecto nos encontramos con frases de nuestros honorables parlamentarios tan insólitas como “voy a votar en contra, no sé ni lo que dice, no me interesa lo que dice” o “detrás de esta votación hay una crítica al ministerio”, que no se condicen de manera alguna con el cumplimiento del mandato que han recibido por parte de la ciudadanía para realizar una labor seria.

Es más, el diputado y candidato a la Presidencia del país, Gabriel Boric, luego de haber rechazado en el Congreso la obligatoriedad del Kínder en distintas instancias, afirmó públicamente que él y su grupo político, que por lo demás también lo rechazó en bloque, votaron a favor del Kínder Obligatorio. Lamentablemente para nuestros niños, al momento de ocuparse de la Política con mayúscula tuvo otro discurso.

Así, cuando logremos comprender esta distinción, y no entender a la política como un fin en sí mismo sino como un medio para las Políticas, en pos del bien común, estaremos un poco más cerca de superar esta crisis. Vienen desafíos importantes para Chile, esperemos estar a la altura.

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