Fármacos para el control del peso: ¿son efectivos y seguros?
En términos generales, la utilización de este grupo de medicamentos requerirá de una evaluación y prescripción médica. Aquí encontramos algunos que han presentado problemas de seguridad, como es el caso de la sibutramina o dietilpropion.
Desde la década de los 60s – 70s, Chile comenzó a experimentar una transición epidemiológica en donde la desnutrición era un grave problema de salud pública, cuestión que fue cambiando a partir de los 90s, pasando a una situación de sobre peso y obesidad en la población. Según datos de la Encuesta Nacional de Salud 2016 – 2017, las cifras de sobre peso; obesidad y obesidad mórbida son de 39.8%; 31.2% y 3.2%, respectivamente.
Frente a este escenario, un porcentaje importante de los pacientes que no logran control del peso con cambios en el estilo de vida, requerirán de terapias farmacológicas. Desafortunadamente, muchos de los medicamentos utilizados para este fin, se han vinculado con problemas de eficacia, seguridad y abusos. Esto ha llevado a que varios productos empleados con este fin hayan sido retirados del mercado, principalmente por efectos adversos graves, por ejemplo, a nivel cardiovascular.
Entre los fármacos utilizados, se encuentran aquellos que suprimen el apetito, interfiriendo con los sistemas que regulan la saciedad y el hambre, a nivel del sistema nervioso central. En términos generales, la utilización de este grupo de medicamentos requerirá de una evaluación y prescripción médica. Aquí encontramos algunos que han presentado problemas de seguridad, como es el caso de la sibutramina o dietilpropion.
Por otra parte, son múltiples los efectos adversos que se vinculan con este grupo, como, por ejemplo, nerviosismo, insomnio, sequedad bucal, entre múltiples otros. Uno de los inconvenientes fuertemente asociados al uso de inhibidores del apetito, es el denominado efecto rebote, que implica una ganancia de peso una vez que se suspende la utilización del medicamento, a veces incluso mayor al perdido.
Otro grupo actúa por un mecanismo distinto, es decir, no suprimiendo el apetito, sino disminuyendo la absorción de la grasa dietaria, actúan fármacos como orlistat, el cual se encuentra aprobado en Chile y debe ser expendido bajo receta médica. A pesar de ser utilizado desde hace muchos años, tiene una efectividad cuestionable en cuanto a la reducción de peso. Por otra parte, se asocia efectos adversos frecuentes y molestos para el usuario, como incontinencia fecal, heces grasas, diarrea, dolor abdominal y flatulencia. Asimismo, se vincula con una menor absorción de vitaminas liposolubles, e incluso efectos adversos de mayor gravedad como daño hepático.
Los suplementos también son empleados para bajar de peso y entre ellos se incluyen los denominados “quemadores de grasas”. Aquí encontramos la l-carnitina, chitosan, té verde, entre muchos otros. Desde el punto de vista de la efectividad, en algunos no existe evidencia contundente que avale su utilización y, en otros casos, de plano se ha comprobado que no son efectivos.
Finalmente, debemos tener en consideración que la obesidad es una enfermedad multifactorial, que puede llevarnos a desarrollar una multiplicidad de otras enfermedades. Bajo esta premisa, el abordaje del paciente con sobre peso y obesidad debe ser integral, idealmente por equipos multidisciplinarios especializados. Por otra parte, habrá pacientes que pudieran verse beneficiados con el empleo de ciertos fármacos, sin embargo, debemos quitarnos la idea de que existe una “pastilla mágica” que ayude con el control del peso.
Enrique Urra Castro
Académico Química y Farmacia, Universidad Andrés Bello